La educación dual implica un aprendizaje paralelo entre un centro educativo y una empresa, donde se pone en práctica lo aprendido en el aula. El director del sector empresarial del Inefop en representación de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU), Gerardo Garbarino, dialogó con CRÓNICAS acerca de las ventajas que este esquema de aprendizaje implicaría para el desarrollo del sector privado y, en particular, de la industria nacional.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
Los primeros acercamientos a la formación dual en Uruguay se dieron sobre finales de los 90, a partir del apoyo de la Sociedad Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ por su sigla en alemán), que brindó máquinas y un espacio físico para llevar adelante las tareas, según recordó el ejecutivo. En ese entonces llegó a haber incluso un Sistema Nacional de Formación Dual.
Sin embargo, esa primera iniciativa fracasó porque la GIZ pretendió implementar aquí ese modelo de la misma forma que se hacía en Alemania, pero no funcionó, “dadas las diferencias entre ambos países”. Durante muchos años, no se volvió a desarrollar este esquema de enseñanza. En Alemania, en tanto, la mayoría de los ciudadanos reciben formación dual en su etapa educativa.
Más tarde, en 2017, la Cámara de Comercio e Industria Uruguayo-Alemana, junto con el Poder Ejecutivo, empezaron a hacer las conexiones con Alemania para ver de qué manera se podía retomar ese camino que se había dejado atrás. Ahí fue cuando el Inefop se empezó a involucrar en el tema y lo tomó como una “herramienta con potencial”, contó el delegado de la CIU.
Guillermo Dutra, director del Inefop en representación del Ministerio de Educación, dijo semanas atrás a CRÓNICAS que “la formación dual facilita el conocimiento que el país requiere en términos de competitividad y empleo”. Consultado al respecto, Garbarino coincidió con esas declaraciones y agregó que ese tipo de modelo educativo es de una calidad tal que puede “generar el conocimiento necesario para fortalecer al sector empresarial y contribuir a la competitividad y a la productividad del país”.
De hecho, el instituto tomó con gran interés la educación dual, por lo que este año hizo un llamado con el fin de que se presentaran diseños de capacitaciones en esa modalidad. Fueron 10 las propuestas recabadas tras la convocatoria, de las cuales se aprobaron ocho.
“Este es un instrumento que tanto el Inefop como la CIU quieren fomentar, a partir de un vínculo cercano con las instituciones de capacitación y con las empresas que se interesen por este esquema de aprendizaje, para poder generar ejemplos valiosos de modo que más empresas puedan entender la fortaleza que tiene la formación dual”, sentenció.
En este sentido, dijo que las compañías se beneficiarían al poder incorporar perfiles muy especializados que tienen a favor el haber transitado por este sistema dentro de su organización, lo que facilitaría el reclutamiento al saber cómo esa persona desarrolla la tarea en un área determinada.
Un impacto positivo para la industria
Este camino que la CIU y el Inefop procuran transitar, y puntualmente las iniciativas que el instituto ha impulsado, tienen por objetivo potenciar la educación dual y, de esa manera, generar un impacto importante dentro de la industria. Esto ayudaría a sortear algunos desafíos que las empresas tienen por delante, de acuerdo con Garbarino, en relación a la digitalización, los cambios en los procesos, la organización del trabajo y de las tareas, entre otras cosas.
“Si nosotros trabajamos todo eso en conjunto con los ámbitos educativos y con las compañías, eso podría traer muchísimas posibilidades de desarrollo para la industria”, aseguró el jerarca.
En el caso de las propuestas aprobadas, el Inefop debe trabajar con las instituciones educativas y las empresas para fortalecer el vínculo y garantizar que haya un proceso adecuado de desarrollo de las capacitaciones en ambos lugares.
A su vez, en cada iniciativa hay un tutor de la empresa, a quien se le brinda una formación especial, dado que es el referente dentro de la compañía como ámbito educativo, que se vincula directamente con el centro de enseñanza para llevar adelante las horas de formación que el alumno tiene en la empresa. “Ese es uno de los desafíos que desde el Inefop estamos intentando abordar para que estas experiencias tengan una buena trayectoria”, destacó.
Otro de los propósitos en esta línea es contar con aliados estratégicos como la UTU, la UTEC y otras instituciones tanto públicas como privadas, que pueden oficiar de vínculo para llevar a cabo este tipo de iniciativas.
Entre la educación y el trabajo
“Ojalá que la formación dual haya venido para quedarse”, auguró Garbarino. Asimismo, celebró la concientización que existe en el Consejo Directivo de Inefop en cuanto a la relevancia que tiene ese mecanismo de aprendizaje, que es uno de los lineamientos fundamentales que se ha planteado el organismo para este quinquenio.
“Esto es algo que ya se venía desarrollando desde hace dos años, incluso con algún apoyo del Instituto de Formación Profesional de Alemania, pero en este momento estamos procesando algunos cambios que consideramos que van a ir en línea con lo que pretendemos impulsar. Aspiramos a lograr esas alianzas trascendentales entre el mundo de la educación y el mundo del trabajo, con el fin de que las empresas y la sociedad en su conjunto se vean beneficiadas”, concluyó.