Eduardo Savio: “Una gran apertura hacia el exterior va a conducir al fracaso de una estrategia hasta ahora exitosa”

Eduardo Savio, infectólogo y docente


El especialista en Medicina Interna y en Enfermedades Infecciosas y coordinador del Comité de Inmunizaciones de la Asociación Panamericana de Infectología dialogó con CRÓNICAS acerca de la situación actual de la pandemia y analizó los posibles escenarios a futuro. Una amenaza latente es el posible ingreso de la variante Delta, advirtió, que originaría más transmisibilidad y contagios. De todas maneras, el Dr. elogió el manejo de la pandemia por parte del gobierno, al que calificó como exitoso.

Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo

-¿La pandemia está bajo control?

-No. De momento en Uruguay la pandemia no está bajo control. Los indicadores son muy buenos, pero para que la pandemia se considere bajo un control parcial, de acuerdo a criterios de la OMS, debe mantenerse una tasa de positividad de 5% o menos durante por lo menos siete días, y eso aún no sucede.

El pasado lunes, por ejemplo, tuvimos 5,27%, o sea, nos estamos encaminando hacia el control, lo cual es bueno. Eso está muy vinculado a la vacunación que el país está desarrollando, pero todavía tenemos claras amenazas, como la posible llegada de la cepa Delta, que sin duda va a originar más transmisibilidad, más contagios, y por lo tanto los números ya no serán tan buenos.

-¿A qué adjudica la notoria baja de los contagios?

-Es la consecuencia del proceso de vacunación que el país inició el 1º de marzo. Los datos nacionales que tenemos de los estudios de vigilancia de vacunas muestran claramente que, a mitad de junio, en el preciso momento en que se consiguió dar por lo menos una dosis al 50% de la población objetivo, comenzaron a mejorar los indicadores –ingresos a CTI, hospitalización y contagios-. Significa que lo que estamos viviendo hoy está estrechamente ligado a la vacunación.

-¿Cómo ha visto el proceso de vacunación en Uruguay?

-Se hizo rápido, bien y sin interrupciones. Cuando uno mira el panorama mundial, tenemos en primer lugar con dos dosis de vacunas a Israel, le sigue Chile, venimos nosotros y luego el Reino Unido, por lo que estamos en un excelente escenario. Además, nos ampliamos, porque la población objetivo al inicio era determinada, luego se agregaron los jóvenes de 12 a 17 años y ahora se añadió la estrategia de vacunar con Pfizer a los inmunodeprimidos severos.

-¿Qué valoración hace de la gestión de la pandemia hasta el momento por parte del gobierno?

-Ya está demostrado que la pandemia se ha gestionado de la mejor forma. Desde el punto de vista sanitario se logró contener, aun en el peor momento de presión asistencial, los casos que había. La vacunación, como decía, fue más que exitosa. A su vez, no se detuvo totalmente el país; sí fueron fuertemente golpeados algunos sectores, pero la gente sigue haciendo cosas.

El manejo global de la pandemia ha sido bueno y tiene que seguir siéndolo. Hay que tener la lucidez de saber hasta dónde podemos llegar y en qué momento deberíamos detenernos, si es que tenemos que hacerlo próximamente, por un aumento del número de casos como ya le mencionaba.

-¿Cómo cree que se ha manejado el equilibrio entre la situación sanitaria y la económica?

-Lo principal era salvar la salud, porque si no hay gente sana, no hay gente que trabaje ni que consuma, o sea que ese equilibrio se ha logrado. Hubo sectores muy golpeados como el turismo, la hotelería, la gastronomía, entre otros, y que se vienen reinventando. Estamos viviendo un proceso extremadamente dinámico entre la apertura económica y la prudencia desde la perspectiva de la salud pública.

-¿Fue oportuno el regreso a la presencialidad de la educación, que se hará en forma gradual este mes?

-Sí, definitivamente es necesario porque ya se llevan muchos meses perdidos de presencialidad y eso repercute en los estudiantes, no tanto en los niños como en los adolescentes. Una ventaja que tenemos es que buena parte de los adolescentes están llegando a sus centros educativos con al menos una dosis de la vacuna, y sobre fin de mes ya van a estar con dos, lo cual va a disminuir los riesgos del contagio en esos ámbitos.

Muchos adolescentes no se han vacunado porque no lo desearon o porque sus padres lo prefirieron así, lo que es un problema, porque el virus siempre sigue circulando y a los que más va a infectar y a enfermar va a ser justamente a los no vacunados.

-¿Qué piensa de que el gobierno haya recurrido a la ciencia para asesorarse?

-Eso fue lo que realmente hizo que estuviéramos en el camino de control que tenemos hoy. Muchos países tomaron decisiones exclusivamente políticas, o desoyeron o no convocaron a sus científicos, y acá se hizo lo que había que hacer: nutrirse de la ciencia y articular las decisiones entre lo científico-técnico y lo político. El accionar del GACH (Grupo Asesor Científico Honorario) fue extremadamente importante.

“Lo principal era salvar la salud, porque si no hay gente sana, no hay gente que trabaje ni que consuma”.

-¿Cuál es su opinión acerca del desenlace que tuvo el GACH?

-Tuvo un desenlace amable, porque siempre se dijo que era un grupo creado en forma transitoria, voluntario, honorario. Dedicaron muchísimos meses de trabajo, recargando su enorme trabajo habitual, y también habían anunciado que cuando las cosas tendieran un poco a encaminarse con un proceso de vacunación en marcha, iban a ir dejando de actuar.

De todas maneras, muchos de sus integrantes no están desentendidos en absoluto del asunto, sino que siguen recolectando datos, interpretando, comunicando, se continúa haciendo secuenciación genómica. Por lo tanto, el GACH no existe como tal hoy, pero tuvo una gran contribución y sus miembros siguen colaborando con el país.

-¿Qué se puede esperar para los próximos meses?

-Si las tendencias que hoy estamos viviendo son buenas, vamos a seguir mejorando. El coronavirus no va a desaparecer, pero se podría volver a tener algo completamente manejable, como cuando teníamos 200 casos diarios. Ahí era muy fácil testear a las personas, rastrear a los contactos y mantenerlos en cuarentena.

Si todo sigue como hoy, quizás en unos meses podamos volver a una situación de bastante tranquilidad. Uruguay culminó su primera ola y nadie puede asegurar que no habrá una segunda, pero es probable que, si la hay, el impacto sea mucho menor, porque buena parte de la población está inmunizada.

Hay amenazas, como el ingreso y dispersión de variantes de preocupación, lo que puede favorecer no solamente la transmisibilidad, sino el aumento de hospitalizaciones, como está pasando en todo el mundo.

-¿Cuál es el nivel de afectación que puede llegar a tener la variante Delta sobre el transcurso de la pandemia?

-Donde Delta ya es dominante, el impacto ha sido muy alto: Reino Unido, gran parte de Estados Unidos y otros países europeos. Allí se ha disparado enormemente la tasa de contagios, específicamente, entre adolescentes y jóvenes adultos, que son los que en el mundo suelen no estar vacunados. En consecuencia, eso nos puede pasar a nosotros también.

Es por ello que tenemos que estar atentos a la variante Delta, no solo a su entrada y detección, sino a su dispersión. No deberíamos permitirnos agregarnos nuevos problemas como contar con una cepa que se transmite mucho y que genera hospitalización. Esto implicaría una presión de nuevo sobre el sistema de salud, que ya se había resuelto en las últimas semanas.

-¿Esta posibilidad hace que no se pueda estimar el fin de la pandemia?

-Estamos a años luz del fin de la pandemia. Hablo a nivel internacional, porque muchos países están cursando hasta su quinta ola con números inauditos, muchos ni siquiera comenzaron a vacunar o lo hacen en forma virtual. Por lo tanto, la circulación mundial del virus continúa siendo alta y eso hace que uno no vea que la pandemia esté cercana a terminarse.

La situación en nuestro país puede ser distinta y más favorable en la medida que no tengamos grandes aperturas hacia el exterior o que no volvamos a la normalidad plena –es decir, lo que todos vivimos antes del 2020-, porque eso sin dudas va a conducir al fracaso de una estrategia hasta ahora exitosa.

-¿La situación en los CTI puede volver a complicarse o ya no hay riesgo de que eso suceda?

-Creo que no, porque al tener un país fuertemente blindado por la vacunación, una de las cosas que esta logra es evitar la enfermedad grave, el ingreso al CTI y la mortalidad. Entonces, de aquí en más y tal como estamos hoy, venga lo que venga, uno tiende a pensar que no va a ser tan grave como lo fue anteriormente, es decir, que no va a haber tantas muertes, ingresos al CTI u hospitalizaciones.

-¿Cuáles cree que serán las mayores secuelas provocadas por la pandemia en el futuro?

-Son múltiples. Desde el punto de vista médico ya se está conociendo y hablando mucho del síndrome poscovid, o sea, las secuelas que la enfermedad deja en muchas personas. Algunos se curan completamente, pero por bastante tiempo se sienten invalidados por falta de aire, dolor torácico, pérdida del gusto, entre otras cosas.

Luego están todas las consecuencias que las economías de los países sufrieron, como la pobreza que quedó, que ya existía antes, pero la pandemia la agravó. Va a haber que reconstruir estructuras sanitarias, economías, educación y distribución de los ingresos.