DIEGO O’NEILL, PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE LA CONSTRUCCIÓN (CCU)
El presidente de la gremial empresarial aseveró que apuesta a que haya “más trabajo y mejores empresas”. En este marco, resaltó la transformación de los puestos de trabajo vinculados al sector y la constante inversión de las empresas en tecnología.
Tradicionalmente, la industria de la construcción ha sido de los sectores más relevantes de la economía e incluso de aquellos que mayor derrame tiene. ¿Cómo vislumbra los próximos 40 años del sector?
Es un sector siempre dinámico y las que componen el sector son empresas de punta que invierten, que buscan mejorar la tecnología y los procesos, que se adaptan a nuevas condiciones y circunstancias.
Por ejemplo, hoy muchas empresas están involucradas en los programas de Participación Pública Privada (PPP), que era algo que no existía, y las empresas se adecuaron y participaron en esa modalidad, que implica un financiamiento privado.
Es un sector dinámico que va a seguir siendo de punta en la actividad económica del país y que va a continuar generando muchos puestos de trabajo de calidad.
También es importante cómo la construcción ha ido transformando sus puestos de trabajo, y el esfuerzo físico ha dejado de ser una parte esencial. Son puestos donde se utiliza maquinaria y equipamiento, se ha jerarquizado el trabajo y tiene una remuneración por encima de la media de la economía. Va a seguir siendo un segmento pujante y con mucho derrame en el resto de la economía, como ha sido en los 40 años anteriores.
¿Cuáles son las principales líneas de acción en las que trabaja la CCU para propiciar el crecimiento del sector?
Nosotros decimos que la Cámara debe buscar que haya más trabajo y mejores empresas, y mejores empresas es desarrollar el sector, que estas generen capacidades para estar al día con los desafíos de la industria.
En ese sentido, nosotros trabajamos en las nuevas tendencias, en la innovación, como quedó de manifiesto en la CAF Innovation Week, donde trabajamos para generar un ecosistema innovador en la construcción.
Trabajamos en el desarrollo VIM, que es una plataforma colaborativa de trabajo en construcción muy importante para los años que se vienen por delante. Asimismo, nos ocupamos permanentemente de la seguridad y salud en el trabajo, que también es fundamental.
Tenemos, a su vez, los fondos de capacitación para el personal de la industria y los empresarios, que son gestionados entre los sindicatos y las cámaras empresariales.
¿Cómo se encuentra Uruguay en lo que respecta a la incorporación de tecnología en la construcción?
A nivel de equipamiento para la construcción estamos en un muy buen nivel. La construcción tiene una inversión en maquinaria que está por encima de la media de la economía; representa alrededor del 12% del total de la inversión de la economía, un número bastante por encima que lo que representa la construcción en el PIB. Esto muestra que es un sector que invierte.
Además, en esa inversión en maquinaria y equipo hay una parte muy importante que es inversión en tecnología de cuarta generación, donde hay equipamiento sofisticado con incorporación de inteligencia para un montón de actividades.
Hay una transferencia tecnológica importante. Asimismo, obras como la planta de celulosa de UPM también es un incentivo porque utilizan tecnología de punta y a veces las empresas las adoptan, hay un proceso virtuoso en todo esto.
Varía mucho según el tamaño de las empresas porque hay mucha diversidad y disparidad, pero en el sector formal que la Cámara representa es muy importante la inversión y la actualización, y ante ese contexto, hay un esfuerzo por seguir las tendencias de punta en el mundo.
“Hay que ver si hay sistemas alternativos al tradicional que puedan ser financiables a 25 años”.
¿Se han adoptado nuevos sistemas constructivos alternativos al tradicional?
Se van incorporando muchas cosas. Hay sistemas completamente industrializados, pero no han tenido un desarrollo a gran escala. También ha cobrado fuerza la madera, que es una tecnología muy importante que se está utilizando en el mundo, pero no todos los sistemas tienen las mismas prestaciones ni la misma confiabilidad ni durabilidad. Hay que ver si hay sistemas alternativos al tradicional que puedan ser financiables a 25 años; son cosas que están sobre la mesa pero sí hay buenos sistemas que se pueden utilizar.