José Pereyra de Brun, presidente de la Cámara Empresarial de Maldonado
El dirigente gremial y candidato a representante de los empresarios en el BPS aspira a generar un cambio cultural en la institución en caso de ser electo, en el entendido de que los organismos como este “desestimulan” a la empresa, que generalmente se siente “derrotada”. En diálogo con CRÓNICAS, se refirió también al aporte que el Estado le brindó al sector empresarial durante la pandemia, que considera “insatisfactorio” para una coyuntura como esta.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-¿Qué cambios le gustaría impulsar en caso de ganar las elecciones?
-Que se genere un cambio cultural dentro del BPS, donde la empresa no sienta el peso de la permanente derrota a través de leyes y el trato por parte del organismo y del Estado en general.
-¿Por qué lo dice?
-La empresa generalmente siente la derrota, es decir, los organismos como el BPS la desestimulan. El empresario está solo en las buenas, y en las malas está más solo aún, porque no tiene estímulos de las normas. Me refiero a las moras, multas y recargos; ni la financiera más osada tiene la usura que tiene el BPS sobre el atraso de un pago. Cuando el micro, pequeño y mediano empresario está por fundirse, el golpe final lo da el BPS.
Uno de los mayores desestímulos de las grandes empresas es cómo se protege y se favorece al mal trabajador, por ejemplo, dentro del organismo, con los certificados médicos. Hace poco visitamos una empresa grande en un pueblito y, de 174 trabajadores, ese día habían faltado 30, el día anterior 45, y habían perdido producción. Eso te desestimula, te da la sensación de que no hay nadie que te defienda. El rol del representante de los empresarios tiene que cambiar e ir en ese sentido.
-¿Cómo es la situación actual del sector empresarial, con las secuelas que ha generado la pandemia?
-La imagen de la empresa ha salido fortalecida tras la pandemia. El Estado le ha pedido un esfuerzo; en algunos casos, incluso, que cierre un 100%, pero a fin de mes le ha solicitado que siga pagando los impuestos porque hay que bancar a la sociedad, al Estado, el funcionamiento del país. Nosotros tenemos sobrevivientes y grandes héroes que han logrado mantener la empresa en funcionamiento y a sus trabajadores. También hemos perdido muchas otras, que debieron cerrar y va a ser difícil recuperarlas.
Hay varios sectores muy golpeados, entre ellos, el turismo. La empresa generalmente proyecta en base a certidumbres, pero hemos tenido un período de incertidumbre enorme que todavía no se ha despejado. Uno cree que vienen épocas muy buenas, pero no sabe cuándo van a empezar.
-Por lo que dice, las ayudas que ha brindado el gobierno al sector empresarial no han sido suficientes. ¿Es así?
-Toda ayuda es bienvenida, pero la empresa no abre sus puertas ni trabaja en base a colaboraciones. En muchos casos el Estado ha brindado un aporte, pero para una coyuntura como esta, claramente ha sido insatisfactorio. Por el contrario, tendría que haber hecho un esfuerzo en la misma proporción que lo hizo la empresa.
En un momento les pidió a los gastronómicos que trabajaran un 60%, pero no les bajó en un 40% los impuestos. Cuando les pidió a los gimnasios o salones de eventos que cerraran un 100%, a fin de mes les siguió exigiendo los impuestos y les pedía por favor que mantuvieran en lo posible al personal, entonces, el esfuerzo acá lo hizo la empresa y no hubo nadie más comprometido que ella con la pandemia.
-¿Cuál es la realidad actual de Maldonado, que se ha visto afectado por la crisis del turismo?
-Muchas empresas se endeudaron para pagar el peso del Estado –lo vinculado a los impuestos y las tarifas, entre otras cosas-, y otras directamente quedaron por el camino. Ha habido un esfuerzo, sobre todo de empresas que tienen una estructura muy grande, porque el turismo vive de la profesionalidad de sus trabajadores. Los que se dedican al turismo extranjero están pasando la peor situación de la historia.
-¿Cuáles son los mayores reclamos del sector empresarial?
-Mayor flexibilidad a la hora de desarrollarse, lo que implica menos costos del Estado, y que este sea más eficiente y eficaz. Cuanta menos intermediación tenga en la actividad privada, mejor país vamos a tener.
“Si no cambiamos la cultura del trabajo, va a haber desempleo estructural por mucho tiempo”.
-¿Cómo evalúa la situación del empleo?
-Por cada trabajador que hoy está jugando deslealmente con la certificación, las empresas podrían estar contratando tres o cuatro personas. Se ha estimulado que el empresario y el trabajador tengan diferencias. Si no cambiamos la cultura, donde cada uno haga su parte para colaborar en el desarrollo de este país, va a haber desempleo estructural por mucho tiempo. Los países que se desarrollan no tienen conflictos dentro de las empresas.
-El gobierno anterior buscó generar cambios en términos de la cultura del trabajo. ¿No dieron sus frutos?
-La cultura del trabajo no tenía una vinculación directa con las normas. Un empresario de Soriano me decía que hay mil formas de denunciar a una empresa. Él tuvo que contratar un detective privado para demostrar que tenía cinco funcionarios a los que les estaba pagando, pero no iban a trabajar. Entonces, el título es muy lindo, pero en la práctica no había ningún esfuerzo para generarlo, todo lo contrario. ¿Cuál es el estímulo para ese empresario? ¿Para qué va a contratar más gente, si está haciendo un esfuerzo, pero no tiene ningún tipo de cooperación por parte del Estado? El Estado le pide, pero cuando tiene algún problema, no hay nadie que lo defienda.
-¿El gobierno está yendo en el camino correcto para bajar el costo país?
-Ha tratado de ser más eficiente, marcar una diferencia con el gobierno anterior en los respetos del gasto, pero en términos de gasto real, en comparación con la administración pasada, el paso todavía no se ha dado, porque de ser así, el costo país tendría que ser más barato para nosotros. Hay una necesidad de eficiencia, pero no de eficacia, por lo menos por ahora.
-¿La pandemia pudo haber enlentecido ese proceso?
-Sí, claro, este gobierno todavía tiene un poco más de margen, el tema es que va a tener que elaborar una política para la reactivación, porque estamos viviendo muchos problemas de trabajo y de incertidumbre.