Por: Ec. Romina Stawsky
Economista especializada en infraestructura en AIC Economía & Finanzas
La planificación de la movilidad urbana ha experimentado un cambio significativo de enfoque en los últimos años. Por lo general, la resolución de problemas de transporte se basaba anteriormente en el aumento de la infraestructura con el fin de satisfacer la demanda de vehículos, la capacidad de flujo y la velocidad del tráfico. En la actualidad, con la incorporación de objetivos de desarrollo sostenible en la planificación de la movilidad, el enfoque comenzó a orientarse hacia las personas, con el objetivo de incrementar la accesibilidad, calidad de vida, sostenibilidad, viabilidad económica y equidad social.
En este contexto, el transporte juega un rol determinante en la calidad de vida de las personas, así como en la productividad y competitividad de las ciudades, impulsando el desarrollo, conectando a personas y comunidades, creando mercados y facilitando el comercio. Sin embargo, como tantas otras actividades humanas en la sociedad, el transporte genera una serie de impactos negativos en las ciudades. Impactos que han ido en aumento en las últimas décadas en las grandes ciudades de la región y del mundo, producto de una acelerada urbanización y aumento en la movilidad. Esto conlleva a una inminente necesidad de contar con herramientas de planificación que permitan hacer frente a los desafíos de la movilidad.
El camino hacia nuevos enfoques
Como se ha mencionado previamente, las medidas para mitigar los impactos de la movilidad históricamente se basaban en proveer mayor infraestructura. Sin embargo, esto no ha hecho más que atraer más tráfico y generar mayores impactos negativos sobre las ciudades y sus habitantes. En línea con la incorporación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en la agenda internacional, la planificación de la movilidad ha llevado su foco a la calidad de vida de las personas.
Un enfoque que se ha impuesto en la planificación de la movilidad es el concepto de «Evitar-Cambiar-Mejorar». Estos tres elementos refieren a: evitar viajes o el uso de medios de transporte ineficientes o innecesarios, cuando corresponda, por ejemplo mediante una planificación urbana mixta e integrada, gestión de la demanda de transporte, cadenas logísticas menos complejas y extendidas y opciones de comunicación electrónica (trabajo remoto, compras online); cambiar el modo de transporte por un modo más sostenible, pero también cambiar el viaje en sí mismo, como por ejemplo no viajar en hora pico; y por último, mejorar los sistemas de transporte a través de mejoras tecnológicas, operacionales, regulatorias o de precios e infraestructura que promuevan una movilidad sostenible.
Figura 1: Instrumentos del enfoque evitar, cambiar, mejorar
Fuente: Elaboración propia en base a Iniciativa Movilidad Urbana Transformativa (TUMI)
A veces, la adopción de medidas de «Evitar» o «Cambiar» (Avoid y Shift) puede no ser suficiente para lograr los resultados deseados. En este contexto, existen otras medidas de «mejora» que pueden ayudar a lograr la reducción de emisiones y resultados de eficiencia energética.
Entre las estrategias que potencialmente pueden reducir las emisiones atribuidas al sector del transporte, se destaca el reemplazo de la mayoría de las flotas de vehículos que funcionan con motores de combustión. Donde, los vehículos que funcionan con electricidad representan una alternativa que combina altas tasas de movilidad con bajos niveles de emisiones de gases contaminantes. Sin embargo, cabe destacar que los desafíos para la implementación masiva de la electromovilidad en el mundo también son significativos y dependen en gran medida de la coordinación con agentes del sector industrial, que son responsables de la compleja y globalizada cadena de inversiones, producción y ventas de modos de transporte.
Esta transformación hacia nuevos enfoques representa un cambio de paradigma en la planificación de la movilidad urbana que cada vez está siendo más adoptado por los planificadores de transporte en diferentes ciudades del mundo. Además, la concentración de población en ciudades es una tendencia global de la cual Uruguay no es ajena. Estas tendencias traen aparejadas necesidades de provisión de servicios e infraestructura para sus ciudadanos, que no siempre se adaptan al ritmo de la demanda.
La situación de Uruguay
En Uruguay se encuentra una tendencia a nivel país del crecimiento en el parque automotriz (vehículos motorizados privados por hogar), producto de un período de crecimiento económico experimentado en los últimos años. Esto se puede observar en la gráfica 1 donde se presenta la evolución del parque automotor, según las principales categorías de vehículos en los últimos años.
Gráfica 1: Evolución del parque automotor en Uruguay
Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Transporte y Obras Públicas
Si bien esta evolución constituye un aspecto positivo en términos del acceso a bienes por parte de los hogares, también representa un aspecto negativo sobre la movilidad. Específicamente, el problema radica en mayores externalidades negativas producto de una mayor cantidad de vehículos circulando por las vías de transporte (congestión, emisiones de gases contaminantes, ruido, accidentalidad, ocupación del espacio público).
La promoción de la movilidad sostenible, y en particular la promoción de la movilidad eléctrica, ha tomado un importante impulso en los últimos años. Esto ha derivado en un conjunto de iniciativas y medidas impulsadas por el estado en el marco de programas y proyectos desde una lógica multidisciplinaria enfocadas en la promoción de la movilidad sostenible y eléctrica. Como son, por ejemplo, la creación de subsidios para que las empresas de transporte público puedan incorporar unidades eléctricas en sus flotas. Además, en este marco, el Poder Ejecutivo ha definido hace unos días que, a partir de enero de 2022 los vehículos eléctricos en Uruguay dejarán de pagar Imesi (Impuesto específico interno).
Particularmente, la movilidad eléctrica es uno de los elementos que se ha destacado como impulsor de la movilidad sostenible. Esto tiene sentido ya que es para donde gran parte de la discusión sobre movilidad sostenible se está dirigiendo a nivel internacional. Sin embargo, es de gran importancia identificar el hecho de que el transporte sostenible no es sinónimo de transporte eléctrico. La movilidad sostenible abarca un espectro más amplio de acciones. Hablar de movilidad sostenible implica pensar en movilidad activa, en transporte público eficiente y atractivo para los usuarios, en planificar la ciudad para fomentar la reducción de viajes. Pero, aun así, aunque se desarrolle una mejor infraestructura para fomentar el transporte activo (bicicletas y caminatas) y se promueva la disminución de viajes o la realización de viajes más cortos, una importante cantidad de personas seguirá dependiendo de vehículos (ya sea privados o públicos) que las transporte de un lugar a otro. Por este motivo, es fundamental poner el foco en que los vehículos tengan el menor impacto posible en por ejemplo las emisiones que generan.
Para evaluar con mayor detalle la situación de la movilidad urbana en Uruguay se pueden analizar algunos resultados obtenidos en la encuesta de movilidad realizada para Montevideo y Área Metropolitana por la Intendencia de Montevideo en el año 2016. Allí se encuentra que el principal medio de transporte utilizado en esta área es el vehículo propio (auto y moto), seguido por la caminata (principalmente para viajes de distancia corta) y luego por los ómnibus. Adicionalmente, se destaca un muy bajo nivel de uso de la bicicleta, pese al desarrollo reciente de la red de ciclovías y bicisendas en Montevideo.
Otro dato fundamental para caracterizar la movilidad de la región es la duración de los viajes. Es decir, cuál es el tiempo entre que inicia el traslado hasta que finaliza. En este sentido, se observa que para el total de viajes existe mayor variabilidad con una gran cantidad de casos de viajes de 10 o menos minutos, los cuales se encuentran influenciados en mayor medida por los viajes a pie, que se corresponden fundamentalmente con distancias cortas. Por su parte, al observar la misma variable (tiempo de viaje), pero para viajes en transporte público, se observa que la cantidad de viajes con el extremo superior de la escala de tiempo es mayor; a diferencia de los viajes en vehículos privados donde la mayoría no supera los 30 minutos.
Para observar la tendencia de comportamiento en los últimos años se puede comparar los resultados obtenidos en el año 2016 con la misma encuesta realizada en 2009, donde se encuentra:
- Aumento de transporte motorizado privado, pasando de 45,4% en 2009 a 51,6% en 2016. Esto se condice con el aumento de la variable autos en el hogar, donde en 2009 era 0,43, convirtiéndose en 0,53 en 2016.
- La tasa de uso del ómnibus disminuyó, siendo 39,1% en 2009 y 35,7% en 2016.
- Se encuentra una leve disminución de los modos de transporte activos con un descenso en el porcentaje de viajes principales realizados a pie de 36,2% a 33,5% y de los viajes principales realizados en bicicleta de 2,7% a 2,6%.
Se encuentra entonces que, a pesar de que en Uruguay se están tomando acciones que promueven la movilidad sustentable y la incorporación de vehículos eléctricos, aún hay mucho camino por recorrer.
Es importante continuar invirtiendo tiempo y esfuerzo en planificar una transición rápida y fluida hacia una movilidad sostenible y la incorporación de vehículos eléctricos, los cuales son parte esencial de la solución hacia un cambio en el futuro. Y recordar que las recomendaciones hacia el futuro apuntan a abordar el enfoque de “Evitar, Cambiar y Mejorar” principalmente para desincentivar el uso del automóvil como medio de transporte diario.
No hay duda que, en combinación con otros cambios como el trabajo remoto impulsado hoy -más aún como un efecto colateral de la pandemia de covid-19-, la movilidad activa, el transporte público y los vehículos eléctricos serán más utilizados en las ciudades y contribuirán a crear entornos más verdes y agradables para vivir y trabajar. Pero, cabe destacar, que el impulso hacia una mayor incorporación de vehículos eléctricos requiere de acciones específicas por parte del Estado que la fomenten.
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