Por: Ec. Diego Varela (*)
“Radares” o “cámaras” de fiscalización forman a menudo parte de la discusión en materia de seguridad vial. En efecto, en los últimos meses han regresado a la agenda pública en Uruguay, solo resta ver la reciente inauguración de los cuatro radares sobre la rambla de Ciudad de la Costa, la futura incorporación de nuevos equipos por parte de la Intendencia de Montevideo (IM) en el marco de la implementación de la fase lll del Centro de Gestión de Movilidad, o el anuncio por parte del Ministerio de Transporte y Obras Públicas de licitar 100 radares para su instalación en todo el país.
Por su carácter fiscalizador, y por su impacto en la vida diaria de los usuarios de las vías de tránsito, la instalación de radares se encuentra bajo cuestionamiento, sometiendo a discusión si la razón detrás de su instalación tiene como objetivo reducir la siniestralidad o persigue un fin recaudatorio. No obstante, de acuerdo con algunas encuestas realizadas, gozan de un amplio respaldo por parte de la población montevideana.
Experiencia internacional y resultados claves
Los siniestros de tránsito son una de las causas de muerte más comunes en muchos países y generan lesiones graves entre los implicados, infligiendo costos económicos y sociales significativos en la población. En concreto, por esta causa fallecen aproximadamente 1.35 millones de personas en el mundo, siendo uno de los principales motivos de muerte para la población más joven de 15 a 29 años; situación que no es ajena a nuestro país.
Aunque son muchos los factores que influyen en la siniestralidad (fallas mecánicas, consumo de alcohol y drogas, clima, fatiga, uso de teléfono móvil, entre otros), existe una amplia evidencia que identifica al exceso de velocidad como una de las causas principales de los siniestros de tránsito, sobre todo en aquellos con mayor gravedad.
Se estima que la probabilidad de morir en un accidente a una velocidad de impacto de 80 km/h es 20 veces más grande que en un accidente a 30 km/h, de igual manera si un vehículo se desplaza a 60 km/h y se produce un siniestro con un peatón involucrado, existe un 95% de probabilidad de que fallezca en el suceso. De hecho, reducir la velocidad promedio en 1 km/h implica una baja del 3% en la probabilidad de colisión según diversos estudios.
Son distintas las medidas llevadas a cabo para reducir la siniestralidad, siendo el control de la velocidad una de las estrategias de mayor uso y relevancia en los últimos años. Dentro de las tecnologías exitosas que permiten llevar a cabo un control efectivo se encuentran los equipos de fiscalización electrónica de la velocidad. Estos, forman parte de las herramientas con mayor efectividad para la sanción y el cumplimiento de los límites de velocidad.
En términos generales, existe un consenso entre los expertos en seguridad vial sobre los equipos de fiscalización como una medida exitosa para la reducción del número de siniestros. Se encuentran dentro de las herramientas más efectivas y desde hace varias décadas que son objeto de estudio para evaluar y cuantificar su efecto sobre los siniestros de tránsito.
Estudios aplicados en diversos países, sobre todo aquellos de altos ingresos (Australia, Gran Bretaña, Estados Unidos, entre otros) muestran una reducción de la siniestralidad debido a su implementación. Sin embargo, la magnitud del efecto depende significativamente del contexto (ruta nacional o calle urbana), si los equipos son móviles o si se encuentran al descubierto o no a la población, entre otros.
Tomando como referencia algunas sistematizaciones de estudios sobre la temática, se registran un rango de valores amplio, desde una reducción del 5% de los siniestros totales hasta un 69%. A su vez, considerando los siniestros de mayor gravedad los valores son aún más elevados. En el contexto latinoamericano, los estudios son más escasos, aunque los resultados van en línea con la literatura internacional.
Siniestralidad y fiscalización electrónica de la velocidad en Montevideo
En Montevideo, desde el año 2016 que se comenzaron a instalar los dispositivos y se han realizado cambios a lo largo del tiempo, llevándose a cabo reubicaciones y expandiendo la cantidad de puntos de control. En la actualidad existen 46 puntos con 28 equipos efectivos que se van rotando entre cada ubicación.
Si bien no se identifica un estudio riguroso que permita evaluar y concluir que la instalación de los equipos forma parte de una política exitosa de seguridad vial, evaluaciones preliminares sugieren una reducción significativa de la siniestralidad una vez instalados los equipos de fiscalización electrónica.
Según los últimos informes de seguridad vial realizados por la IM, se observó una baja significativa del número de siniestros, lesionados y fallecidos. Esto se puede observar en la Gráfica 1 y Tabla 1, donde se presenta la evolución para las tres categorías en los últimos años.
Gráfica 1: Evolución de siniestros de tránsito
Gráfica 2: Evolución de lesionados por gravedad y fallecidos por siniestros de tránsito
Categoría | 2015 | 2016 | 2017 | 2018 | 2019 | 2020 |
Fallecidos | 143 | 124 | 116 | 115 | 101 | 84 |
Heridos graves | 1.413 | 1.211 | 1.242 | 906 | 909 | 739 |
Heridos leves | 8.752 | 7.985 | 8.010 | 7.384 | 7.376 | 5.854 |
Total lesionados | 10.308 | 9.320 | 9.368 | 8.405 | 8.386 | 6.677 |
Fuente: Informe de siniestralidad vial de la IM.
Se registra una baja del 17% del total de siniestros entre los años 2015 y 2019. Del total de lesionados, 101 fallecieron en 2019 (29% menos que en 2015), 909 resultaron heridos graves (36% menos que en 2015) y 5.854 resultaron heridos leves (16% menos que en 2015). Si se toma en cuenta el año 2020, los resultados aún son mejores, aunque debe considerarse que los valores fueron afectados por la menor movilidad como consecuencia de la pandemia.
En síntesis, no hay dudas de que en los últimos años se registró una reducción en la siniestralidad y en las muertes en Montevideo. Los números marcan una tendencia a la baja sostenida en el tiempo, lo que permite afirmar que las políticas efectuadas en materia de seguridad vial en Montevideo han alcanzado su objetivo principal.
Comentarios finales
Está claro que la velocidad es un factor determinante en la probabilidad y letalidad de los siniestros. Asimismo, las evaluaciones preliminares llevadas a cabo sugieren que los equipos de fiscalización electrónica han generado un impacto positivo en la reducción de la siniestralidad, sin embargo, no está claro la magnitud del efecto generado por la instalación de éstas.
En el descenso observado influyen otros factores tales como otras intervenciones puntuales realizadas por la IM, mayor fiscalización por otros medios, a cambios de conducta de los usuarios, y/o a un proceso de reducción tendencial de la siniestralidad que ya se venía observando previo a la instalación (vinculados a otros factores no identificados). Por tal motivo, resulta pertinente cuantificar y aislar el efecto puntual de la instalación de estos dispositivos, siendo clave un análisis riguroso de la efectividad como herramientas para reducir la siniestralidad, sobre todo por el monto de recursos públicos destinados para la compra, mantenimiento y procedimiento de fiscalización asociado.
Cabe subrayar que la necesidad de evaluar aplica tanto para esta medida como para cualquier otra intervención pública relevante. En este sentido, se debe bregar por un mayor uso de la evidencia empírica como elemento para la conformación y posterior evaluación de las políticas públicas realizadas.
(*) Economista de AIC Economía & Finanzas