Uruguay mantuvo firme su postura, y no cedió a la baja del arancel externo común (AEC). Este escenario pone al gobierno uruguayo en las antípodas de Brasil, Argentina y Paraguay, recrudeciendo las relaciones entre los países del bloque.
La decisión se basa en la convicción del gobierno uruguayo de que estos cambios deben realizarse en el marco de una flexibilización, que implique modificaciones en diversos niveles.
El órgano ejecutivo del Mercosur, denominado Grupo Mercado Común, se reunió en forma extraordinaria días atrás. El motivo de dicho concilio fue, principalmente, definir el futuro del arancel externo, tema que ha puesto en jaque las relaciones entre los países y a través del cual se han manifestado los intereses de las distintas naciones.
La delegación perteneciente al Uruguay manifestó en la ocasión que se mostrarían contrarios a la reducción de dicho arancel. Opinión que, si bien se había explicitado antes, sorprendió a ciertos sectores del Mercosur.
La pretensión de la baja de este se manifestó en principio por el gobierno brasilero, quien considera la medida como un eslabón fundamental para el combate de la inflación en esta nación.
A su vez, meses atrás, Brasil implementó la medida de manera unilateral, generando roces entre los países pertenecientes al bloque.
Al día de hoy, Argentina y Paraguay apoyan expresamente la iniciativa de la reducción de este arancel a nivel del Mercosur.
La negativa uruguaya parece estar fundamentada en que desde el gobierno se entiende que implementar modificaciones de este tipo de manera particular no es eficiente, sino que consideran que debe llevarse a cabo una serie de cambios más amplios, apuntando a la flexibilización de este bloque.
Desde la posición contraria fundamentan que esta es una estrategia del país para tener vía libre a nivel del comercio internacional.
Es por esto que entienden que la postura tiene sus raíces en el Tratado de Libre Comercio que el país proyecta entablar con China. En esta línea, Uruguay propone que los estados tengan la posibilidad de abordar negociaciones con otras naciones, sin el requisito de contar con la habilitación de los países del Mercosur.
Mientras que desde los países vecinos se intenta convencer a Lacalle Pou, y armonizar las opiniones en la región, las disidencias entre Bolsonaro y Fernández -aunque ahora en segundo plano-, se sitúan como otro tema delicado a tratar.
La reciente confirmación de que la reunión será de carácter virtual despertó rumores en este sentido, ya que evita que ambos mandatarios se crucen luego de la invitación de Fernández al expresidente Lula, en el marco del acto por los 32 años de democracia de la nación.
En este escenario, el intendente de Canelones, Yamandú Orsi, se reunió con el jerarca argentino, alegando que para que la relación con el vecino país sea buena “todos tenemos que ayudar”.
En este contexto, la cumbre de presidentes será un momento clave para la definición del futuro del bloque en relación al AEC y a las condiciones de las negociaciones unilaterales de los miembros.