En medio de un escenario de incertidumbre y de inestabilidad de los mercados a nivel mundial, el agro uruguayo aparece como el motor de la economía. En este contexto, el director de la Facultad de Ciencias Agrarias de UDE, ingeniero agrónomo, master en agronegocios e integrante del Consejo Editorial de Empresas & Negocios, Claudio Williman, realiza un agudo análisis del sector y ofrece sus proyecciones para el próximo año.
Por Claudio Williman | @26cgwf76
Es difícil poder hacer un balance general para un sector tan amplio como el agropecuario, en la medida que está integrado por varios rubros muy disímiles como la ganadería, la lechería, la forestación, la horticultura o la agricultura de secano o bajo riego.
En todos los rubros podemos encontrar aspectos positivos y algunas luces amarillas que pueden condicionar los resultados del futuro.
Uruguay, país agroexportador por excelencia, depende mayoritariamente de la demanda internacional, donde China se ha transformado en los últimos años en nuestro principal comprador. Por lo tanto lo que pase con esta potencia tiene gran incidencia en lo que suceda con el sector agropecuario en general.
A pesar de que los problemas de la pandemia no han terminado, porque claramente seguimos en pandemia, el mundo se está acostumbrando a olas que se van dando entre periodos de relativa calma.
En ese contexto, las exportaciones de Uruguay se han incrementado y los precios de la mayoría de los commodities ha aumentado o sostenido a lo largo de este año.
En términos generales vemos dos problemas, uno de corto plazo, pero no por eso menos importante, me refiero al clima.
Por segundo año consecutivo vivimos una primavera con pocas lluvias y perspectivas poco alentadoras. Se viene consolidando una “seca” que va a marcar escasez de forraje y problemas para el ganado vacuno, ovino en menor medida y agricultura de verano.
Por otra parte, el sector agropecuario, al igual que otros sectores de la economía, está viviendo un incremento constante de los costos de producción que atenta contra la rentabilidad de las empresas.
Recientemente, la Federación Uruguaya de Grupos Crea publicó los resultados del último ejercicio (1º de julio 2020 al 30 de junio de 2021) mostrando como los aumentos de producción y precios han mejorado el Ingreso Bruto, pero por otro lado, los costos se han incrementado, siendo una preocupación de los productores de los diferentes rubros.
El ingeniero agrónomo Gonzalo Ducós, Coordinador Ganadero de Fucrea informó que el ingreso de capital de las empresas CREA ganaderas se ubicó en promedio, en 105 US$/ha (expresado en US$ del ejercicio). Tras analizar los resultados de 194 carpetas que incluyen sistemas de cría, ciclo incompleto, ciclo completo e invernada, hay un leve descenso en el resultado medido en moneda constante.
El ingreso de capital promedio del año pasado fue de US$ 110 por hectárea, equivalente a los US$ 105 de este último ejercicio.
En línea con esto, Ducós acota que desde el año 2017 el Producto o Ingreso Bruto de las empresas viene aumentando, pero también se están dando incrementos sostenidos de los costos de producción, que prácticamente anulan la mejora del Producto Bruto de las empresas.
Si además consideramos los costos financieros de las deudas contraídas por los productores y el pago de Renta en caso de predios arrendados parcial o totalmente, vemos que en este ejercicio (2020-2021), solamente el 36% de las empresas logra retribuir la tierra, el capital y el trabajo, mientras que en 2019-2020, lo había logrado el 46% de las empresas CREA ganaderas.
Comparto lo que dice Ducós, que si bien en el mediano plazo, la incidencia de la pandemia seguirá marcando una baja en la demanda y en consecuencia una baja en las exportaciones y dificultades para el sector, en el largo plazo es esperable una recuperación, dado que los stocks mundiales han bajado y las necesidades de alimentos seguirán creciendo al influjo del aumento de la población y la recuperación de los mercados y el poder adquisitivo de la población.
Los desafíos en tiempos de pandemia
Hasta que no se generalice la vacunación a nivel mundial, acompañado de una mayor inmunidad grupal (mal llamada de rebaño), tendremos dificultades, tanto por la baja de demanda externa, como por la disminución de turistas, que son importantes consumidores de nuestras carnes y lácteos.
A nivel nacional, a pesar de la pandemia, es necesario seguir abriendo mercados, basados en el prestigio y la seriedad de nuestro país, a nivel micro, el desafío está en gestionar las empresas como en época de crisis, bajando costos, tratando de ser eficientes e innovadores.
La producción primaria, a cielo abierto, con facilidades para el distanciamiento social han permitido que la máquina productiva de carne, lana, leche y granos se haya mantenido en funcionamiento sin contratiempos.
En contrapartida, la principal amenaza está en la prolongación de esta situación que obliga al confinamiento, porque esto atenta contra el consumo de productos con alto valor agregado, como el que se da en restaurantes, hoteles y cruceros. Es decir, una baja de la demanda de los productos que vende Uruguay.
Estamos en tiempos difíciles, con mucha incertidumbre, pero las perspectivas para el año 2022 son buenas, en la medida que se mantenga la demanda, la seca no se extienda muchos meses y se logren bajar los costos.