Seguros Sura realizó su foro anual de comercio exterior. En esta oportunidad, la temática fue «Uruguay de cara al Pacífico», y convocó a disertantes de diversos sectores a debatir e intercambiar sobre las nuevas oportunidades de negocio con China. ¿Uruguay necesita un TLC con la potencia asiática? ¿Se debe negociar desde el Mercosur? fueron algunos de los principales puntos de debate.
Por Federica Chiarino | @Fedechiarino
Previo a las mesas de discusión, Juan Artagaveytia, director comercial de Seguros Sura, dio unas palabras de bienvenida, acompañadas de un breve balance de lo que fue el 2016 para la compañía aseguradora. Un año crucial, que marcó un hito en su historia por el cambio de marca de RSA a Sura Seguros, tras la adquisición de la compañía por parte de Suramericana, filial del grupo Sura, un holding de negocios en varios rubros.
El moderador, Gerardo Sotelo, dio paso a Gabriel Papa, asesor del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Papa aseguró que está en la agenda la aprobación de tratados plurilaterales entre algunas de las principales potencias del mundo. Dijo que el rumbo es claro, pero restan definir estrategias.
El representante del MEF dijo no estar de acuerdo con la concepción generalizada que existe acerca de una «primarización” del aparato productivo. «Entendemos que la producción así llamada primaria tiene una serie de componentes en materia de valor agregado, tecnología, etc. que la caracterización como primaria no califica», dijo. Sin embargo, advirtió que Uruguay se encuentra por fuera de acuerdos comerciales que pueden tomar distintas formas. Esto implica, según Papa, «estar afuera también de las posibilidades de comunicación e inserción». Para concluir, opinó que el país debe seguir agregando valor a su producción y multiplicar, «en forma consciente e inteligente», los acuerdos comerciales.
Bajo la consigna «El Pacífico como oportunidad de nuevos negocios», Ignacio Bartesaghi, director del Departamento de Negocios Internacionales e Integración de la Universidad Católica, disertó sobre las Nuevas Tendencias de Comercio Mundial, Estrategias de Inserción, Relaciones entre América Latina y Asia, y el camino que debería tomar Uruguay en este escenario.
Bartesaghi comenzó por resaltar algunas tendencias que se están dando a nivel de comercio internacional. «Las cadenas globales de valor ya están cambiando», dijo, y agregó que en esta transición el papel de los servicios es importante. América Latina, en general, tiene más competitividad en servicios que en bienes, y Uruguay tiene un rol importante que cumplir en este sentido.
China negocia según diferentes niveles. Considera socios cooperativos, estratégicos, integrales. Tiene acuerdos de libre comercio y acuerdos bilaterales de distintos tipos. Bartesaghi dividió los modos de negociar de China según dos modelos. El primero es el de «Mercosur ampliado»: no todos los miembros poseen relaciones diplomáticas con China. Los acuerdos suscritos con China son a medida y de cooperación económica, financiera pero de base política y algo cuestionados. Es el caso de Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela.
El segundo modelo es el de «Alianza del Pacífico»: acuerdos clásicos de comercio con diferentes niveles de cobertura y profundidad. Todos los países tienen relaciones diplomáticas con China y, según Bartesaghi, este es el camino que debería seguir Uruguay.
Según el especialista, es una oportunidad para Uruguay gestionar la crisis del Mercosur, en el sentido de que se puede ahondar en el comercio con el bloque del Pacífico. «Yo no estoy diciendo que no haya Mercosur, pero hay que resolver. Hay que avanzar en la firma de acuerdos con las principales potencias, hay que avanzar en una integración con la Alianza del Pacífico», opinó Bartesaghi.
El experto en negocios internacionales afirmó que es posible cerrar un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China, pero que todos los sectores tienen que estar preparados, haciendo referencia no solo a los negociadores sino que incluye las cámaras empresariales y los sindicatos, entre otros. «Tiene que haber una estrategia de desarrollo y Uruguay la tiene», afirmó.
La primera mesa redonda estuvo integrada por Washington Durán, vicepresidente de la Comisión de Comercio Exterior de la Cámara de Industrias (CIU); Teresa Aishemberg, gerente general de la Unión de Exportadores; Gabriel Rozman, presidente de la Cámara Uruguay – República Popular China, y Ana Laura Fernández, asesora económica del Departamento de Estudios Económicos.
Aishemberg resumió las relaciones con China que Uruguay ya ha construido y aseguró que para el país es el principal socio comercial sin TLC. En esta misma línea, Fernández dijo que un elemento esencial es «fortalecer el diálogo pro apertura», para que tenga bases sólidas y no se estanque por restricciones de cultura o ideológicas.
«Hay un grave problema estructural que debemos superar, que es nuestra falta de competitividad», opinó Durán, y agregó que hay un «retroceso en el nivel de industrialización de nuestra materia prima básica».
Con respecto al posicionamiento de Uruguay en el Mercosur, el representante de la CIU opinó que Uruguay hoy puede negociar solo. «La decisión 32 del Mercosur, que sería el instrumento que supuestamente nos ataría, en el estado en el que está hoy el Mercosur, nadie tiene la autoridad para invocarla», dijo. «Por lo tanto, no nos pongamos nosotros las restricciones ni usemos la decisión 32 como excusa para no hacerlo. Hagamos, y después veamos», añadió.
En su segunda intervención, Aishemberg opinó que Uruguay carece de estrategia. «La estrategia de inserción internacional viene de la mano de demandas del exterior de países y no porque Uruguay tenga su propia estrategia», aseguró. Además, dijo que el país debe dialogar para generar consensos.
«Tenemos un conocimiento asimétrico del mercado chino», dijo Durán, en referencia a que los importadores conocen mejor el mercado chino para abastecerse de productos baratos que los exportadores, que conocen menos este mercado. «Para un proceso de apertura es necesario tener un liderazgo firme y que el país se redefina», agregó.
Rozman opinó que en el relacionamiento con China y en la mejora de la competitividad de Uruguay, los privados deben hacer su parte primero y no esperar a que el gobierno lo haga. Sobre la necesidad de un TLC con China, dijo: “únicamente lo necesitamos porque los países que compiten con nosotros lo tienen. Si no lo tuviesen los demás, tampoco lo necesitaríamos nosotros”.
Contrario a la concepción de Rozman, Durán argumentó que “el sector privado se ha visto frustrado varias veces”. “De poco sirve empujar al gobierno si lo vamos a hacer en un sentido en el que el gobierno no quiere o no entiende que no puede ir”, agregó. Además, resaltó la necesidad de un liderazgo y de marcar un rumbo, pero dijo que los privados van a apoyar en la medida en que el gobierno tenga claro hacia dónde quiere ir.
La segunda mesa de discusión estuvo integrada por Pablo Rosselli, socio y asesor financiero de Deloitte; Marcos Soto, gerente senior de PWC; Milton Castellano, director del Instituto Cuesta Duarte del PIT-CNT; y Ricardo Nario, director general para Asuntos Económicos Internacionales de Cancillería.
El primer disertante fue Castellano, quien opinó sobre los TLC en general y, en particular, sobre las experiencias de Uruguay. Respecto al TLC con China, advirtió sobre posibles asimetrías entre una parte y la otra, y dijo que ese es el principal problema a la hora de negociar. Según Castellano, el TLC no fue el principal objetivo del viaje del gobierno uruguayo a China. “El principal objetivo del viaje a China fue la búsqueda de inversión que posibilitara resolver los problemas de logística y de comunicación en Uruguay. Más concretamente, un tren”.
Nario, por su parte, dijo que Uruguay siempre ha tenido como objetivo el multilateralismo, pero no tiene una estrategia de inserción internacional, y esto es un gran reto. Para él, sería “lo ideal” negociar a través del Mercosur. Según Nario, China se ha preguntado qué pasa en el Mercosur, por qué este bloque no está en condiciones de negociar.
“Uruguay hoy tiene 7,5% de acceso preferencial a los mercados mundiales”, afirmó, y dijo que el país tiene intenciones de mejorar su inserción internacional. Como ejemplo, mencionó el acuerdo con Chile. El representante de Cancillería aseguró que en 2020, el 20% de la clase media mundial va a estar en el sureste asiático y en China. “No existe una relación sólida con China si no hay una relación con ese país desde el punto de vista político”, opinó Nario.
Rosselli discrepó con Castellano, en cuanto opinó que las asimetrías entre una parte y la otra no son un impedimento para negociar. “En el mundo hay cada vez más acuerdos. Si las asimetrías fuesen un impedimento, directamente no existirían acuerdos entre países pequeños y grandes”, dijo.
Finalmente, Soto habló sobre la importancia de generar acuerdos internacionales para un país chico como lo es Uruguay. “A mi modo de ver, existe una relación directa entre exportaciones y generación de oportunidades para todos”, dijo. Además, aseguró que la concreción de exportaciones en Uruguay trajo consigo niveles mínimos de desempleo en el país.
Experiencias en la región
Patricio Caniulao Muñoz, jefe del Departamento Económico de la Embajada de Chile en Uruguay, habló sobre el país andino y su experiencia de un TLC con China. Comenzó narrando algunos antecedentes, como la integración de Chile a APEC (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico). En 2004, entró en vigencia el primer acuerdo entre ambos países.
Chile cuenta con 26 acuerdos comerciales con 64 economías, con las que comercia a precios internacionales. Desde 1970, este país tiene Embajada en China y ha mantenido relaciones diplomáticas de forma ininterrumpida.
El año pasado, cerraron los calendarios de desgravación de este acuerdo entre Chile y China. En la actualidad, China es su principal socio comercial y el cobre es el principal producto de exportación. Caniulao Muñoz aseguró que este TLC ha sido fundamental para el crecimiento del país. A 10 años de su entrada en vigencia, ambos países tienen por delante un proceso de profundización del acuerdo que consta de una serie de instrumentos: la creación de China Construction Bank en Chile; un acuerdo entre SWAP y Clearing; mantener diálogo en materia de cooperación estratégica y coordinación económica, y un acuerdo de doble tributación en comercio electrónico.
Luego se presentó el caso de Costa Rica, quien también mantiene un TLC con China. La exposición estuvo a cargo de Fernando Ocampo, ex viceministro de Costa Rica por el Banco Interamericano de Desarrollo. Ocampo contó que Costa Rica tenía una balanza superavitaria con China, ya que solía exportar un solo producto: microprocesadores de Intel.
Mediante el TLC, apostaron a diversificar su oferta exportando lácteos y otros alimentos y productos primarios. Sus expectativas consistían en aumentar el comercio bilateral de bienes y servicios, desarrollar proyectos de inversión, avanzar en un mejor posicionamiento de Costa Rica en Asia y generar empleos nuevos.
Para Ocampo, la oportunidad de China está en el sector alimentario, ya que China es el principal consumidor en el mundo de muchos productos de este rubro. En su preparación para el TLC con China, el país incluyó la conformación de un equipo nacional, un proceso de consultas y estudios sectoriales.
Como conclusión, Ocampo presentó las lecciones aprendidas por Costa Rica en este proceso del TLC con China. En primer lugar, aseguró que China va a estar siempre presente, con o sin un tratado de este tipo. Segundo, que se debe conocer el mercado a fondo antes de exportar, reconocer los gustos, preferencias y necesidades del consumidor chino. A su vez, se deben identificar nichos, innovar, diversificar y lograr una apropiada adaptabilidad. Finalmente, el país debe identificar socios y construir confianza. Pero se debe entender que es un proceso de largo plazo.