Para la actividad de las empresas el entorno es cada vez más amplio y complejo, a lo que en 2020 se agregó la pandemia con su impacto sanitario, económico y social. En ese marco, las empresas requieren identificar y monitorear su entorno relevante para planificar estrategias en el nuevo escenario.
Por Darío Andrioli (*)
El entorno macroeconómico y sectorial tiene gran incidencia en las empresas, determinando, entre otros, la demanda de sus bienes o servicios, la capacidad de competir y disponibilidad de financiamiento. Además, se agregan al contexto de operación el desarrollo de la tecnología y los requerimientos emergentes de los grupos de interés.
Proceso de recuperación económica
Impactado por la irrupción de la pandemia, el nivel de actividad económica de nuestro país en 2020 cayó 6%, interrumpiendo un extenso período de crecimiento. El 2021 recién finalizado, también afectado por la pandemia en el primer semestre, registró un inicio de la recuperación de la actividad económica.
Los últimos datos de Cuentas Nacionales mostraron en el tercer trimestre de 2021 un crecimiento del producto de casi 6% respecto al mismo período de 2020 y un incremento en los primeros nueve meses del año superior al 4%. Por lo tanto, se estima un cierre de 2021 con un crecimiento del orden de 4%, mayor al esperado al comienzo del año, aunque menor al crecimiento global y regional.
El desempeño de la actividad ha permitido recientes mejoras en el mercado de empleo, con descenso de la tasa de desempleo (7.4% a noviembre) y volver a niveles prepandemia, aspecto positivo del balance de fin de año. Además, finalizó 2021 con mejoras en la confianza de los consumidores y de las expectativas de las empresas, e incrementos importantes de exportaciones (43% respecto a 2020 y 26% en relación a 2019) y de recaudación impositiva (7% en términos reales).
Las estimaciones para los próximos años son de crecimiento de la actividad económica del orden de 3% anual, por lo cual 2022 tendrá la posibilidad de completar la recuperación de la caída de 2020 y comenzar a crecer. Al iniciar 2022 se presenta la oportunidad de aprovechar precios internacionales altos y recuperación parcial del turismo, con desafíos del desempeño económico de los países vecinos y una potencial amenaza de baja de precios de los commodities por subas de tasas de interés y fortalecimiento del dólar.
Sectores y factores de la demanda a diferente velocidad
La pandemia afectó en forma diferente a los sectores de actividad económica. El año 2020 terminó con crecimiento de la construcción, empate del agro, caída similar al promedio de la industria y mayor contracción de comercio y servicios.
Por su parte, la información disponible de Cuentas Nacionales de 2021 continúa mostrando a la construcción y al agro como motores de crecimiento. En particular, el agro terminó el año con niveles máximos históricos de faena y remisión de leche a planta e incremento importante del área agrícola, tanto en cultivos de invierno como de verano.
A partir del segundo trimestre del año también se observó, en la comparación interanual, aumentos de la actividad industrial e inicio del proceso de recuperación de comercio y servicios.
En 2022 tendrán oportunidad de seguir creciendo la construcción (impulsada por las obras de la nueva planta de celulosa y del Ferrocarril Central) y el sector agropecuario (incidido por la trayectoria de demanda externa y precios), aunque con los riesgos de clima y mercados propios de la actividad. También es esperable que comercio y servicios continúen el proceso iniciado de recuperación, con desafíos asociados a la evolución de la nueva ola de la pandemia y del desempeño del turismo de la temporada.
También desde el enfoque del gasto los componentes de la demanda muestran comportamientos diferentes. El consumo de las familias, impactado por la pandemia, comenzó a presentar mejoras moderadas a partir del segundo trimestre de 2021, mientras que la inversión creció en forma importante en 2021 por el impulso de las obras relacionadas a UPM y el incremento de inversiones industriales y agrícolas.
Por su parte, la demanda externa permitió cerrar el año con altas cifras de exportaciones de bienes, en niveles incluso mayores a prepandemia y se estima un leve crecimiento moderado para 2022. Para el mediano plazo será relevante, además de la evolución de los precios internacionales de nuestros productos, lo que se avance con los nuevos acuerdos internacionales proyectados.
Precios y competitividad
Los precios al consumo cerraron 2021 en niveles altos, en 8% y por encima del techo del rango meta. Por su parte, la cotización del dólar se incrementó 5% en el año, con incidencia negativa sobre los precios en dólares.
Si bien el tipo de cambio real efectivo de 2021 se incrementó levemente a noviembre, la competitividad-precio se mantiene históricamente baja. Cayó en los últimos 10 años más de 20% y respecto a la media histórica 25%, con mayor descenso para la región (más de 40%).
Por lo tanto, uno de los desafíos para 2022 es el descenso de la tasa de inflación y la recuperación de niveles de competitividad. Las expectativas de mercado al iniciar el año son del orden de 7% para el incremento de los precios del consumo y de un aumento de la cotización del dólar algo menor.
Por su parte, los salarios reales, otro de los precios relevantes de la economía, afectados por la coyuntura económica continuaron descendiendo (año 2020 -1.7% y a octubre 2021 -1.5%). Esto determina un desafío para la recuperación del salario para la próxima ronda salarial y su presión en la formación de precios de productos y servicios.
Financiamiento e inversiones
Uno de los aspectos positivos ha sido que la crisis sanitaria en general no afectó la cadena de pagos ni aumentó la morosidad en el sistema financiero. En este sentido, incidieron las normas que posibilitaron
diferir el pago de capital de los préstamos sin afectar la calificación crediticia de las empresas y la adaptación del sistema de garantía para empresas (SiGa).
En 2021, en general, las empresas tuvieron posibilidad de acceder a financiamiento bancario sin desmejorar la relación deuda/producto. Para 2022 podría brindar oportunidades el uso del sistema de financiamiento colectivo (denominado crowdfunding) y que se concreten efectivamente cambios que permitan dinamizar a nuestro débil mercado de valores (el Banco Central puso recientemente a consulta un proyecto con modificaciones al régimen simplificado de emisión de valores de oferta pública).
Respecto a las decisiones de inversión, para las empresas que tienen ganancia y planifican incorporar plantas y equipos, el sistema de promoción de inversiones con los ajustes en la reglamentación del año 2020, ha dado un nuevo impulso a la inversión. Además, para el sector agro la ley de rendición de cuentas incorporó como inversión elegible a las mejoras que promueven la actividad biológica de los suelos en las condiciones que determine el Poder Ejecutivo.
Otros desafíos y oportunidades para las empresas uruguayas
Como decíamos, el entorno tecnológico también es clave para la actividad de las empresas y plantea a las mismas el desafío de vigilar el desarrollo de la tecnología, evaluar su impacto y la posibilidad de adoptarla para competir desde las operaciones.
Además, desde hace varios años los grupos de interés consideran el comportamiento de las empresas respecto a sus prácticas laborales, relaciones en la cadena de valor y desempeño ambiental. Por lo tanto, está siendo necesario, y lo será más, evaluar los impactos en la actividad empresarial de los denominados factores ESG (por sus siglas en inglés): ambiental, social y gobierno corporativo.
El enfoque de finanzas sostenibles es una oportunidad y un desafío para las empresas uruguayas. Desde el Banco Central se está impulsando la incorporación de criterios de sostenibilidad en el sistema financiero para la evaluación de créditos e inversiones.
(*) Contador Público. Diploma Program Management Development, ESADE Barcelona. Socio Director de Carle & Andrioli, Mentor de Endeavor y Profesor de Universidad ORT.