El sector autopartista, que fue fuertemente golpeado durante 2020, comenzó a levantar cabeza durante el 2021. La fuerte demanda de autos ayudó a la mejora de los números, pero muchas empresas quedaron fuera de competencia por daños colaterales de la crisis logística. El sector cerró el año con una facturación total de US$ 160 millones, donde el 90% está directamente enraizado en la exportación.
El mercado de autopartes en Uruguay está conformado -en su mayoría-, por cinco o seis grandes empresas multinacionales que acaparan el 95% del mercado. El resto se concentra en algunas pocas empresas pequeñas.
El grupo, en su totalidad, cerró el 2021 con una facturación de US$ 160 millones, donde más del 90% de los activos están ligados a la exportación.
Si bien el impacto de la pandemia durante 2020 pegó muy fuerte al sector -como en casi todas las industrias-, en 2021 surgieron otros problemas que lo hicieron también un año difícil.
Para ubicar las causas no hay que ir muy atrás en el tiempo, sino a la presente crisis logística que dificulta el arribo de piezas, insumos esenciales en el armado tanto de autos como de uso en la maquinaria usada en la fabricación de autopiezas.
En este sentido, la evolución de la actividad durante 2021 se encontró muy dispar, a diferencia de 2020, que golpeó al sector en general.
Una cualidad positiva fue el repunte en la demanda, que ayudó -en algunos casos- a una recuperación. Pero, precisamente por los inconvenientes generados por la crisis logística, no todas las empresas pudieron aprovechar la oportunidad.
“En Uruguay se habían alcanzado los US$ 300 millones y más en exportación de autopartes en el pico de 2013, cuando había más empresas. Luego empezó a decaer, y hasta 2019 el sector se encontraba en un estancamiento, donde las empresas no lograban captar nuevos proyectos, e incluso algunas se retiraron del país en ese período”, recordó Agustín Irazoqui, presidente de la Cámara de Fabricantes de Componentes Automotores, en diálogo con CRÓNICAS.
Proyectos
Según informó el entrevistado, desde la gremial trabajan en conjunto con el Estado para atraer inversores que quieran instalarse en el país.
“Las autopartistas poseen una cualidad que va en consonancia con los intereses que tiene hoy el país: una rápida generación en cantidad de mano de obra y en calidad”, argumentó el ejecutivo.
Con este motivo, han compartido varias reuniones entre el consejo sectorial que nuclea a autopartistas, armadores, Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Ministerio de Relaciones Exteriores (MRE) y Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), para afinar posibles líneas.
El sector diseñó varias medidas y desde el gobierno se plantearon algunas restricciones. Así, quedaron tres líneas claras que se redactarán este mes y se espera que puedan comenzar a tener tratamiento interno en el MEF a partir de marzo.
El primer lineamiento apunta a la integración en la producción nacional. En este sentido, establece que los vehículos armados en el país tengan la mayor cantidad de autopartes de origen nacional.
El segundo lineamiento se asocia al fomento de nuevos proyectos. Actualmente el sector recibe un beneficio por las exportaciones, por lo que se renuncia a la devolución de impuestos para acceder al beneficio sobre estas ventas al exterior.
La idea no es crear beneficios nuevos sino que en nuevos proyectos se acumulen ambas líneas de trabajo.
“Se tiene en cuenta que no se están instalando nuevas empresas, sino que algunas se han ido. Y por otro lado, que las empresas instaladas no se han ampliado en demasía aunque cuentan con una capacidad de expansión muy grande, siempre y cuando exista la oportunidad”, añadió Irazoqui.
La tercera línea está destinada a empresas que venden en Uruguay -marcas conocidas que comercializan autos-. Estas lograrían beneficios en el ingreso de autos al país para que ganen una preferencia las empresas que invierten en la cadena de armado a nivel local.
“En sí, las medidas buscan inversión, generación de mano de obra y desarrollo de la industria nacional”, concluyó el empresario.
Perspectivas para 2022
Actualmente el sector cuenta con 2.500 empleados directamente relacionados con la industria, pero, según el entrevistado -en su gran auge-, habría llegado a contar con más de 4.000.
“Durante 2020 la situación estuvo mucho peor. Muchas personas estaban en el seguro de desempleo, y aunque hubo un repunte en 2021, todavía se está lejos de cubrir la capacidad instalada que hay en Uruguay. Las perspectivas para 2022 son de una relativa estabilidad y se ve que se comenzará a capitalizar la demanda en un crecimiento moderado”, estimó Irazoqui.
Aunque aún no se avizora un crecimiento explosivo, en diciembre las perspectivas eran mucho más optimistas, pero con la ola de Ómicron comienza a haber un poco de ruido.
Las posibles dificultades son las mismas que para la generalidad: por un lado, el coronavirus, que genera ciclos bastante impredecibles, pero también la crisis logística sigue latente y termina golpeando los niveles de productividad y empleo.
Aun así, desde la cámara se cree que el aumento en la demanda puede paliar en parte este tipo de efectos.
“En un punto es bueno que la demanda sea fuerte, que es uno de los mayores problemas normalmente. Hay escasez de autos, justamente por problemas logísticos. Lo que tendría que haber son más condiciones de abastecer esa demanda, que refiere a que haya piezas, componentes y personas”, concluyó el entrevistado.