Sector financiero local tiene un “desempeño estable a pesar del lento crecimiento económico”

Rentabilidad mejorará, liquidez se mantendrá sólida y la solvencia en nivel adecuado

La economía uruguaya continuará creciendo en 2022 y 2023 impulsada por “la recuperación de la demanda externa, mayores precios de las materias primas, el repunte del consumo, el avance constante de la vacunación y las inversiones en infraestructura”, según un informe de la calificadora de riesgo S&P. En cuanto al sector financiero, “los indicadores de calidad de activos seguirán manejables, a pesar del fin de las moratorias, pero su trayectoria dependerá del impacto de la pandemia en la capacidad de pago de los distintos sectores”.

El sector financiero de Uruguay muestra un “desempeño estable a pesar del lento crecimiento económico”, según concluye el informe “América Latina – Panorama bancario por país” elaborado por la calificadora de riesgo crediticio Standard & Poor’s (S&P).

De acuerdo al documento, Uruguay tiene una puntuación de 5 en el Análisis de Riesgo de la Industria Bancaria (Bicra, por sus siglas en inglés), el cual va desde una escala de 1 (menor riesgo) a 10 (mayor riesgo).

En comparativa, dentro de América Latina (ver recuadro) Chile tiene el menor riesgo con una calificación de 3, seguido por México, Panamá, Perú y Uruguay que tienen una calificación de 5. Al otro lado de la tabla están Argentina y Bolivia, que tienen los riesgos más altos de la región con una nota de 9.

Entre los “factores crediticios clave”, para Uruguay S&P estima que los indicadores de calidad del sistema financiero se mantendrán manejables en los próximos 12 a 18 meses, debido a estrategias conservadoras de crecimiento del crédito. En 2020 y 2021, la cartera vencida estuvo contenida por las medidas regulatorias de apoyo al sistema financiero y luego de que algunos bancos cancelaran créditos corporativos incobrables.

También se advierte por la “flexibilidad monetaria limitada”, producto de la elevada inflación y la extensa dolarización de la economía. “Más de 50% de los créditos de residentes y más de 70% de los depósitos de residentes están denominados en dólares”, señala el reporte.

En ese sentido, advierte que “la dolarización significativa de la economía y algunas concentraciones de préstamos a sectores y clientes aumentan los riesgos”.

Perspectivas

De acuerdo a las estimaciones de S&P, la economía local crecerá 3,1% en 2022 y 2,5% en 2023, debido a “la recuperación de la demanda externa, mayores precios de las materias primas, el repunte gradual del consumo y el avance constante del programa de vacunación; así como las inversiones en infraestructura”. Sin embargo, el repute en sectores clave como el turismo será más lento debido a las restricciones relacionadas con la pandemia y la alta dependencia de la recuperación en Argentina y Brasil.

La agencia también advierte que “el acceso del sector privado al crédito aún es bajo, en torno a 29% del PIB, y se mantendrá así en los próximos 12 a 18 meses”. Aún así, se espera un crecimiento nominal del crédito de 12% en los siguientes dos años debido a la depreciación del peso uruguayo, la alta inflación y el crecimiento económico esperado. Destaca que el Banco Central (BCU) redujo el requerimiento de reservas para créditos otorgados en pesos para incentivar el crecimiento del crédito y reducir la dolarización.

Un punto destacado por S&P son las “instituciones políticas estables y previsibles”. “Consideramos que el amplio consenso político y sus instituciones estables y bien establecidas han anclado la estabilidad económica, y que así seguirá siendo”, destaca el informe.

Sistema bancario

En cuanto al sector financiero, proyecta que la rentabilidad de los bancos mejorará un poco en los próximos trimestres como resultado de los mayores retornos en los portafolios de inversión, dados los potenciales incrementos en las tasas de interés internacionales y menores niveles de provisiones. La liquidez excedente se asigna a instrumentos del Tesoro de Estados Unidos. Además, la rentabilidad se beneficiará de las fluctuaciones cambiarias debido a la amplia posición activa en dólares de la mayoría de los bancos y al crecimiento del crédito.

Por último, detalla que en 2021 la base de depósitos aumentó 16% en términos nominales, y la base de depósitos de no residentes representó 9.5% del total de depósitos, principalmente de argentinos, dadas las dificultades financieras de ese país. S&P espera que la base de depósitos se mantenga estable en los siguientes 18 meses.


América Latina: “Bancos sortean la tormenta, pero nuevos riesgos los acechan”

El análisis de S&P abarca a todo el sistema financiero de América Latina, para el cual espera que continúe mejorando la rentabilidad en 2022. “A medida que las tasas de interés repunten, los márgenes netos de intereses deberían mostrar resiliencia debido a la habilidad de los bancos para transferir los mayores costos de fondeo a los acreditados finales, y por la elevada participación de créditos a tasa variable y el plazo corto del grueso de los créditos a tasa fija”, explica el informe.

Por su parte, el crecimiento del financiamiento debería desacelerarse este año respecto de los niveles históricos como resultado del débil desempeño económico y la incertidumbre en torno a las políticas que limita la inversión privada y la demanda interna. Se espera que los créditos minoristas crezcan a un ritmo mayor debido a la elevada demanda en este sector, en comparación con los créditos corporativos que afrontan las limitadas perspectivas de crecimiento para las empresas.

En cuanto a los indicadores de calidad de activos se mantienen más sólidos de lo esperado y se debilitarán ligeramente ante la probable debilidad del crecimiento económico, la lentitud que todavía presenta el mercado laboral, y el crecimiento modesto del crédito en 2022. Sin embargo, la calidad de activos debe mantenerse manejable debido a las conservadoras estrategias de crecimiento de los bancos que se implementaron antes de la pandemia.

Por último, se advierte que el estrés residual es un riesgo clave para las empresas pequeñas y medianas (pymes) y para los sectores minoristas, dado que hasta ahora la recuperación ha sido desigual. “Los créditos garantizados por el gobierno han sido claves para respaldar al sector de las pymes, pero el débil desempeño económico esperado en 2022 podría presionar la solvencia de las empresas que se encuentran en problemas”, sostiene S&P.