La conflictividad laboral en enero y febrero de 2022 registró un fuerte aumento interanual, pero ello se debe a los pocos conflictos que hubo en el primer bimestre de 2021, según el informe elaborado por la Universidad Católica. Comparado con años anteriores, la conflictividad se mantiene en niveles similares, que –como siempre ocurre en los meses de verano- son relativamente bajos en comparación con el resto del año. La construcción fue el sector que presentó la mayor cantidad de jornadas perdidas por paro.
La conflictividad laboral en enero y febrero de 2022 fue muy superior a la de igual período del año anterior, aunque se aclara que la conflictividad de enero de 2021 fue casi inexistente y la de febrero también había sido baja, según el informe elaborado por el Departamento de Estudios Organizacionales de la Universidad Católica.
En el documento se explica que, en general, durante la pandemia la suspensión de actividades y el aislamiento social provocaron una menor cantidad de movilizaciones. En ese sentido, si bien en enero la conflictividad laboral se multiplicó más de 30 veces respecto a igual mes de 2021, y en febrero fue el doble del año anterior, se deben “relativizar” los niveles. “Si se considera un plazo más largo se observa que el primer bimestre del año se encuentra en guarismos similares a años anteriores. Niveles que, como siempre ocurre en los meses de verano dadas las licencias anuales, son relativamente bajos en comparación con el resto del año”, señala.
Entre el 1° de enero y el 28 de febrero de este año se registraron 18 conflictos, de los cuales uno (la movilización en UTU por el cambio en el sistema de elección de horas) implicó una ocupación. Por los conflictos se perdieron en el bimestre 44.600 jornadas laborables y se involucraron en los mismos 70.550 trabajadores.
La mitad de la conflictividad del bimestre fue explicada por un paro de la construcción realizado en febrero ante el fallecimiento de un trabajador en un accidente laboral. Si bien esto no implica un conflicto laboral en el sentido estricto, es una medida adoptada en una asamblea de hace varios años reivindicando mayores medidas de seguridad.
Dada la importancia que tiene la rama en la ocupación y la alta adhesión a los paros en la misma, estos hechos siempre explican buena parte del índice del mes. En segundo lugar se ubicó la industria manufacturera, donde se destacaron los conflictos de la industria cárnica y láctea.
Motivos
Las principales causas de la conflictividad en el primer bimestre del año fueron la mejora de las condiciones de trabajo y las reivindicaciones salariales.
El 54% de la conflictividad del mes se explicó por el reclamo de mejores condiciones de trabajo, donde se destacó el paro de la construcción. Se sumaron allí un paro en el transporte de carga en reclamo de la modificación del régimen del control de horas de trabajo, los paros de Conaprole vinculados a los cambios en las condiciones de trabajo, un paro en la Red de Atención Primaria de salud por la rapiña que sufrieron trabajadores de una ambulancia reivindicando mayor seguridad y un paro de los guardavidas de Maldonado luego que se volaran algunas casillas por una tormenta. En segundo lugar, los conflictos por mejoras salariales representaron el 32% de la conflictividad y allí se sumaron los paros de los bancos públicos y los de la industria láctea y cárnica.
Por último, en empleo se registraron los paros en el Casmu en rechazo a las tercerizaciones y despidos arbitrarios y en el Club Banco República por posibles despidos.
Perspectivas
Pensando en la conflictividad futura, en marzo se realizará el referéndum, con lo cual es de esperar que las energías se concentren en este tema dado que el PIT-CNT fue uno de los impulsores. A su vez, varios de los conflictos se mantienen activos y, por lo tanto, es probable que se mantengan los paros.
Al momento del cierre del informe se había dado una reunión entre el directorio y los trabajadores de Ancap catalogada como auspiciosa por las partes, pero en la banca pública es donde aún no se han registrado avances.