“TCS es una empresa que te empuja a no quedarte, a seguir avanzando, que apuesta a tu carrera”

Natacha Emicuri, country head de Tata Consultancy Services (TCS) Uruguay


Escribe: Oscar Cestau | @OCestau 

Toda su carrera la hizo en la compañía. Ingresó como trainee cuando todavía estaba estudiando, y con el tiempo fue ampliando su actividad en diferentes áreas. Tuvo, incluso, la oportunidad de transitar una etapa en el exterior, más precisamente en Estados Unidos. Hoy es la country head de TCS, la multinacional india de servicios de TI, consultoría y organización en soluciones de negocios, que en pocos días cumple 20 años en Uruguay.

En una charla con Empresas & Negocios, la ejecutiva hizo un repaso de sus inicios y de su vida laboral hasta hoy, además de dar su opinión sobre temas como la formación del talento y su retención, el desarrollo del sector, y el liderazgo sin importar el género.    

Nació en Montevideo y su vida se desarrolló en Pocitos, barrio donde aún hoy reside.

Estudió preescolar, primaria y secundaria en el Queen´s School, y posteriormente cursó el bachillerato de quinto y sexto en el Preuniversitario – PREU. Luego pasó a la facultad pública para estudiar ingeniería electrónica, que era en lo que quería formarse en ese momento. Tras cursar primer año, y luego de un paro en la enseñanza que duró varios meses, en el año 2000, decidió pasarse nuevamente a la enseñanza privada, y realizar Ingeniería de Sistemas e Ingeniería informática.

¿Cuándo y cómo se vinculó a la tecnología?

Empecé a estudiar ingeniería y siempre supe que no quería recibirme sin trabajar, entonces me marqué la meta cuando estaba en tercero de armar mi curriculum y buscar empleo. Yo quería terminar la carrera en cinco años, pero trabajar antes de obtener el título de Analista, que es en tercer año. Aquel momento distaba mucho de la realidad actual del mercado laboral, y recuerdo que me presenté en un par de empresas locales. En esa búsqueda, no me olvido más, había un anuncio en el diario de TCS. Se trataba de una firma india. Yo había estudiado en un colegio bilingüe, y todo eso me pareció atractivo, entonces me presenté en las oficinas de Zonamerica.

La entrevista fue con el gerente de recursos humanos de Uruguay, pero enseguida me entrevistó una persona de la India. Me dieron la oportunidad de ingresar como trainee, porque yo no tenía experiencia previa y estaba estudiando. Este modelo para aprendices lo continuamos al día de hoy.

Ingresó en 2003 a TCS como estudiante y hoy es la country head de la compañía. Mirando hacia atrás, y poniendo foco en ese camino recorrido, ¿cuál es el balance que hace?

Mi carrera sigue andando, es lo que yo siempre digo, y es algo que en la empresa lo tenemos muy marcado. En mi caso, fui haciendo carrera y sigo. Hasta el día de hoy me preguntan, bueno, ¿ahora qué más?, ¿qué es lo que sigue? Así es un poco la filosofía de la empresa, de capacitar, de hacer lo que llamamos upskilling y reskilling,  para mejorar nuestro talento. De repente te orientaste hacia un lugar, hacia una tecnología, y esta va cambiando, porque el mundo tecnológico va transformándose muy rápido, entonces nosotros también apoyamos esos movimientos.

En mi caso, en particular, ingresé como programadora Java, que era un poco lo que se estudiaba en la facultad en aquel momento, y estuve un año programando. En determinado momento se fue la leader, porque tomaba licencia por maternidad, y cuando preguntaron si alguien quería liderar el módulo, yo tímidamente levanté la mano. Me parecía interesante tomar ese desafío, y de ese mismo proyecto, en el año 2005, terminé siendo la líder. De ahí nunca más volví a la tecnología per se de programar. Así fui ascendiendo y tomando las oportunidades que da la empresa. En realidad no he tenido un momento de decir ‘yo quisiera’, sino que la dinámica me fue llevando siempre de forma más rápida que mi deseo, porque el crecimiento ha sido y es exponencial en todos estos años.

Dentro de TCS hizo experiencia en el exterior. ¿Dónde estuvo y en qué áreas se vinculó durante ese periplo?

Desde el principio viajaba mucho. Tenía clientes regionales, pero también en Colombia y en Estados Unidos. Trabajamos con un cliente español, entonces viajaba mucho a Madrid. En 2008 empecé a trabajar con un cliente estadounidense, y en 2012 tuve la oportunidad de mudarme al país por ese mismo cliente. Sus oficinas estaban en Florida, en Tampa. Viví allí por tres años. Esa etapa representó otro descubrimiento de la empresa, porque uno, al estar en Uruguay, ve la realidad de una empresa global pero a nivel local. Esa experiencia fue como volver a enamorarme de TCS porque representó trabajar directamente en las oficinas del cliente, que es donde pasan las cosas de primera mano. Trabajar, interactuar con los clientes, estar en Estados Unidos, ver cómo funcionan las cosas, estar en la primera línea, me encantó.

También estuve en la India, y esa fue una experiencia profesional realmente significativa. Me permitió entender la magnitud que tenía esta empresa global, que posee más de 500 mil asociados en todo el mundo.

¿Qué la llevó, en cierto momento, a regresar a Uruguay?

 Mi decisión de volver fue puramente por motivos personales porque quería criar a mis hijas acá. Tanto mi esposo como yo somos muy familieros. La verdad es que me costó mucho tomar esa decisión porque allá también se abrían las puertas para nuevas oportunidades. Acá también… No era country head antes de irme, pero la empresa me fue buscando las posibilidades de seguir creciendo.


¿Con qué compañía se encontró a su regreso? ¿Qué había cambiado desde su partida al exterior hasta su vuelta?

Obviamente que en tres años Uruguay había cambiado porque las cosas se estaban transformando rápidamente, pero yo seguía muy en contacto con Uruguay y sabía cuál era la realidad. Muchas de las cosas que estábamos realizando acá se ejecutaban desde allá, entonces nunca perdí el vínculo ni estaba disociada del país.

Encontré cambios, y yo también los traje. Cuando estuve en Estados Unidos tuve la oportunidad de trabajar para la transformación de procesos y transformación digital de ese cliente en 15 países diferentes a nivel de toda América: Sudamérica, Norteamérica y Centroamérica. Ellos tenían distintas oficinas, cada uno tenía sus tecnologías, sus aplicaciones, sus bases de datos, sus procesos, manejaban su tecnología de su IT de diferente forma y querían consolidarlo. Entonces TCS iba a ir, y yo iba como representante, como program manager, y viajé por todos esos países también para entender sus realidades, y hacer una due diligence; eso también permite entender cómo funcionan los clientes en México, en todo el Caribe, en Canadá. Esto me dio otra visión, mucho más global, y cuando volví a Uruguay ellos también quisieron seguir trabajando conmigo, entonces parte de lo que fuimos a ejecutar, lo hicimos desde aquí.

¿Qué es hoy TCS en Uruguay? ¿Cuál es el foco del negocio y quiénes son sus clientes?

Nosotros trabajamos, como decimos, para las grandes ligas. Ese es uno de los diferenciadores que tenemos.

Si uno mira la lista del Fortune 500, tenemos a 10 de los primeros 40 clientes; los trabajamos desde Uruguay.

Trabajamos para una de las industrias farmacéuticas más grandes a nivel global, también lo hacemos para una de las empresas de consultoría de las Big Four, con más de 500 personas prestando servicios desde aquí. Le damos servicio a uno de los retailers minoristas más grandes de Estados Unidos, nos ocupamos de empresas de salud y distribuidoras farmacéuticas. Trabajamos para empresas de tecnología… la número dos y tres a nivel mundial tanto de software como de hardware. Todos son clientes que están impulsando la revolución tecnológica, y nosotros estamos acompañándolos.

Creemos que estar evidenciando todo eso que está sucediendo a nivel global le aporta mucho valor agregado a quien trabaja en TCS. Si trabajás acá estás viendo lo que están haciendo las grandes ligas, y un poco nuestro foco es ese: buscar, acompañar a nuestros clientes en la transformación tecnológica que hoy en día está en todo. Y no hacerlo solo con los clientes puramente de IT, porque no hablamos solo con los CEO, sino que ahora lo hacemos con los CFO, con losCMO, los de marketing, intentando coordinar y llevar la tecnología a todo lo que hacemos.

¿Cuántas personas componen hoy la plantilla de TCS en Uruguay?

El mes pasado llegamos a 2.500. Crecimos 500 personas netas en 2021.


El 2 de mayo TCS cumple 20 años en Uruguay. ¿Cuál es el motivo por el cual una compañía de esta dimensión elige a nuestro país para tener una operación, que ya lleva dos décadas, y sigue apostando por este lugar del mundo?

Si pienso en el 2002, creo que fue un poco de suerte y de talento lo que nos trajo acá. Cuando se hizo el estudio de mercado de Latinoamérica el país elegido había sido Argentina, pero por la crisis financiera de aquel momento se terminó desembarcando en Uruguay, que también daba ventajas a los inversionistas. La compañía se instaló primero en lo que hoy es Zonamerica.

La realidad es que el país da un montón de beneficios, que hasta el día de hoy siguen viéndose, y con la pandemia mucho más.

Somos un país muy estable a nivel económico, político y social, y eso se valora muchísimo. Tenemos muy buena conectividad, la fibra óptica nos ha ayudado muchísimo para seguir conectados durante el covid-19 y también previamente a la pandemia. También con respecto a la energía, porque no tenemos cortes de luz, como sí ocurre en otras zonas del mundo.

Nuestras políticas migratorias son muy sencillas, muy favorables para hacer trabajos globales, lo que es muy bueno.

Y tenemos el talento, lo que es destacado siempre. Cuando salimos al mercado, y lo veo en TCS, de repente hay cinco uruguayos trabajando en un proyecto, y el cliente cuando ve los resultados te dice ‘bueno, ahora quiero 200’. Nuestro problema siempre ha sido la escala.

La frontalidad es otra cosa que los clientes valoran mucho. Ven con buenos ojos que le digas ‘esto no va a estar pronto para el viernes, pero sí para el lunes’.  En TCS medimos algo que se llama el Customer Satisfaction Index (Índice de Satisfacción del Cliente). Se mide entre todos los clientes a nivel global cada seis meses, porque TCS está presente en 46 países.

En ese sentido, TCS en Uruguay ganó en estos últimos años, y por cuarta vez consecutiva, el mejor índice de satisfacción de clientes entre todos los centros de desarrollo de la compañía a nivel global. Nosotros lo vemos como algo muy valorado, y creo que por eso más empresas han venido a Uruguay a buscar este talento.

En TCS Uruguay más de un 75% de nuestros trabajadores son nacionales, y tenemos un 25% de extranjeros, de India, que vienen por motivos que son necesarios por nuestro tipo de trabajo.

Esta es una empresa global, donde todo lo que hacemos en Uruguay es de exportación. Trabajamos mucho en el modelo de Onsite con Estados Unidos y de Offshore con India. Entonces, para nosotros es muy necesario nutrirnos de este talento de India porque ya conocen a los clientes. De repente son clientes que ya están trabajando hace muchos años con India, y eso nos permite rápidamente crecer en Uruguay o traer tecnología que está de vanguardia y que no se consigue en el mercado. Ese 25% del talento nos es muy fructífero.

¿Qué opinión tiene del recurso humano en el sector? ¿Cuál es la realidad?

Creo que TCS se ha apoyado mucho en el modelo que siempre tuvo, desde que entré, en 2003, que es un gran recurso para atraer y generar talento: contratar a esos aprendices, personas que estén volcadas hacia la tecnología o que tengan algún tipo de conocimiento. Un requerimiento es que sepan inglés, porque al ser una corporación global ese es nuestro idioma. Nosotros tenemos ese modelo hace 20 años, así formamos a las personas; de hecho, el año pasado, formamos a 250 trabajadores, únicamente para TI. Eso se hace todo a costo de TCS. Ingresan como empleados desde el día uno y vamos definiendo las tecnologías que se precisan, se entrenan y luego se van asignando proyectos. Ese talento se ha volcado mucho al mercado y está hoy en día en muchas de las empresas del sector. Dentro de todo eso también hay un modelo de cambiar los skills, porque las tecnologías van mudando y por eso la capacitación continua.

Nosotros tomamos mucho del talento de Jóvenes a Programar y eso nos ha ayudado un montón, pero es importante que sigan estudiando y fomentamos que lo sigan haciendo, los ayudamos con el horario, porque no solo se precisa ese primer nivel de programador, sino que necesitamos que Uruguay siga teniendo licenciados, ingenieros. Para eso es importante que la gente continúe estudiando y capacitándose.

Imagino que la retención de talento es un tema que cada vez más exige a las empresas.

Tiene sus complejidades. Hay que ver cuál es el atractivo que uno quiere dar como empresa. Tal vez está la parte económica o la de los atractivos visuales, o está el desarrollo de carrera, que es un poco lo que siempre TCS deja puesto arriba de la mesa.

Creo que pocas empresas te ponen un mapamundi arriba de la mesa y te dicen ‘¿Acá querés ir? Perfecto, tengo un proyecto para vos ahí. ¿En Alemania? En un año yo te puedo llevar a Alemania si es lo que querés hacer’.

Nosotros tenemos mucho de lo que llamamos entry points (puntos de entrada), entonces es posible entrar siendo un agente de nivel 1 de call center, o de repente un programador y decir, ‘bueno, quiero desarrollar mi carrera en donde sea’.

Soy mentora de una chica que está en Colombia y ella me comentó que se dedica a hacer cambio organizacional para las empresas, lo que es fundamental, porque uno trae tecnología a la empresa y para implementar cualquier cambio es importantísimo que venga el plan organizacional atrás. Muchas veces las empresas lo dejan en manos del cliente, pero qué mejor que te traiga el cambio organizacional con el producto. Le dije ‘me encanta lo que haces, te voy a poner en contacto con nuestro centro de excelencia de la India para que lo puedas ofrecer como un servicio en Latinoamérica’. Ella quedó ilusionada.

De repente esa escala no se ve en muchos lados. ¿Cuántos hay que te puedan ofrecer eso? Hay que poner en la balanza por dónde van los planes de retención. En ese sentido, nosotros ponemos mucho en la capacitación, en el plan de carrera, en que somos globales y que podés seguir tu carrera más allá del Uruguay, y también que podés vivir en Uruguay. Tenemos muchas personas que viven en el país y hacen roles regionales o para otros países.

Ese pensamiento es el que tenemos como identidad para nuestra empresa.

¿Cuál es hoy la forma de trabajo en cada una de las tres unidades edilicias? Me refiero a presencialidad, modelo híbrido u otras alternativas.

El 13 de marzo de 2020 se declaró la pandemia y en tres días teníamos a 1.600 personas trabajando en forma remota sin ningún impacto de la operación o a nuestros clientes.

Ahora, con la declaración de la salida de la emergencia sanitaria, estamos evaluando el modelo híbrido. TCS a nivel global declaró que va a tender a un modelo 25 para el 2025, que significa que solamente el 25% de los asociados van a ser requeridos en las oficinas. Pero creemos que en Latinoamérica es algo que va a suceder antes por la infraestructura y modelo que tenemos.

Por ahora vamos a continuar en ese modelo híbrido, tal vez con un poco más de presencialidad, que hasta ahora era nula por el tema de los contagios y porque podíamos continuar trabajando desde casa sin impacto.

Pero también creemos que es lindo verse, que es bueno generar ese vínculo y es necesario, entonces estamos evaluando algún modelo híbrido.

¿Qué diferencia a TCS de las demás empresas del sector?

A mí lo que me gusta es la parte de la diversidad en todo sentido. Por ejemplo, somos una empresa súper global, que en una sola llamada hay una persona de Francia, otra de India, una de Colombia, todos trabajando para un fin; eso me parece alucinante. Sentís que estás a un clic del mundo; esa es una diferencia.

Otro diferencial es estar trabajando en las grandes ligas. Creo que hay empresas que tienen como pequeños logros más cercanos, que les permite trabajar en otro abanico de opciones, que hoy en día existen. Pero en el mundo de lo global para el que trabajamos nosotros, para las grandes ligas de clientes, hay que estar moviendo la tecnología con una continua capacitación. TCS es una empresa que te empuja a no quedarte, a seguir avanzando, que apuesta a tu carrera y que si estás dispuesto, vas a seguir hasta el infinito. Tiene que existir interés de las dos partes, por supuesto.  

Otro diferenciador es que no estamos sectoriados, acá hay de todo; tenemos todas las industrias, todos los tipos de servicios.

¿Hay avidez por seguir avanzando dentro de la compañía o, por el contrario, esa ambición no está tan manifiesta?

Van cambiando las generaciones. Los líderes, o quienes están liderando proyectos, hoy son personas que están, tal vez, hace 10, 12, 15 años, y todos han ingresado a encarar diferentes roles y han hecho su carrera en TCS. Nadie ingresó como gerente. En cambio las generaciones más jóvenes capaz que van más a la realidad actual, que es este mundo de ofertas tan avanzado, donde es mucho más común cambiarse de trabajo más seguido; eso cambia la realidad. Como empresa tenemos el desafío de ver cómo lidiar con eso de la retención, de ser atractivos. A nosotros nos va muy bien. Creo que prepandemia teníamos números menores que los del mercado. La pandemia ha sido un poco un sacudón para todos. Tenemos que ver cómo nos estabilizamos pospandemia, pero igual venimos controlados.    

¿Cuáles son los planes y los objetivos a futuro de la operación de TCS en Uruguay?

Hoy en día tenemos 85 clientes y siguen creciendo. Creo que uno de los objetivos es seguir creciendo en clientes que apuesten al Uruguay, seguir formando gente, cambiar las historias… A veces te encontrás con alguien que te dice: ‘le cambiaste la vida a mi hijo’, entre otras historias, y eso fundamental para nosotros. Ahora hay más empresas que lo hacen, pero antes no había muchas que te dieran esa primera oportunidad, y para nosotros es alucinante. Seguir apostando a que Uruguay crezca, que se siga formando gente, que sigan llegando empresas, que se siga formando talento, y que nosotros podamos aportar nuestro granito de arena es fundamental. Por el lado de TCS, seguir creciendo, continuar forjando innovación, seguir apostando a la tecnología. Seguimos generando centros de excelencia en Uruguay. Tenemos un centro de excelencia fuera de India, en Salesforce, hace ya seis años, y hemos generado un CoE para la región brindando servicios desde acá a muchos clientes globales y regionales. Generamos mucho talento cada año y tenemos más de 200 personas certificadas en Uruguay. Tenemos también el centro de lo que llamamos TCS Interactive, porque en Uruguay también se encuentra muy buen talento asociado a lo que es diseño, diseño gráfico, toda la parte de frontend, y ahora lo estamos viendo en el área de testing. El objetivo es seguir generando esas áreas de nicho para que Uruguay se siga destacando en diferentes tecnologías. 

El segmento de la venta de servicios de TI muestra crecimiento de las exportaciones y también de los destinos a donde se llega debido a la demanda internacional. ¿Hay espacio y talento para seguir avanzando?

Creo que hay que seguir generando talento, eso es fundamental. Es una de las cosas que hemos charlado desde nuestro ámbito con diferentes actores del rubro y con la CUTI. Lo que no podemos es seguir jugando el juego de la silla entre nosotros porque eso sería desfavorecedor para Uruguay. Pero si generamos talento y seguimos apostando a eso, creo que con planes como Jóvenes a Programar, más otros que se están realizando en formación, con cursos cortos, se ayuda a formar el talento. Y hay lugar… lo hay desde el lado del receptor, de los clientes. Si yo te posiciono a Uruguay desde el punto de vista de TCS, en un marco donde hay un conjunto de vendedores muy grande, y me comparo con una oferta de delivery del centro a donde voy a hacer la entrega del servicio, muchas veces ganamos. Nosotros decimos ‘traenos al cliente una vez’, y se enamoran. Hay lugar para seguir… Si tuviéramos 500 personas en la puerta, tienen empleo mañana, eso seguro. El problema es seguir generando talento.           


¿Hay deberes que deberían hacer las autoridades para mejorar la competitividad de este sector, que no solo paga muy buenos sueldos, sino que tiene desempleo cero?

Los más difícil de solventar en la capacitación es el inglés. Tal vez podemos capacitar en un año en tecnología y demás, pero en inglés es más difícil porque un buen nivel se consigue con tiempo. Personalmente me gustaría que existiera más inglés de base en el inicio de la educación pública.   


¿Cómo ve este momento del país y su economía? Sobre todo pensando en lo que ofrece para que empresas de este sector sigan apostando por Uruguay.

Nosotros nos apoyábamos mucho en el trabajo que realizaba Uruguay XXI, que es muy importante para captar el interés de las empresas en invertir en Uruguay. Lo veíamos y lo vemos como algo muy positivo. Sería muy importante que esa tarea se siga fomentando


“Siento que las cosas me las he ganado por mérito”
¿Qué significa estar al frente de una gran empresa en un sector en el que usualmente no se ven mujeres en posiciones de liderazgo? 

Hace unos días, en un taller sobre diversidad, me preguntaron cuál es el mayor desafío para los líderes con respecto, precisamente, a la diversidad, y mi respuesta fue: “Cuando podamos dejar de contar, porque va a significar que ya no es un tema”.

Yo siento que las cosas me las he ganado por mérito. Lo que sí me gusta es ser ejemplo. Se me acercan muchas mujeres a decirme que soy su modelo, que me tienen de guía o quieren que sea su mentora. Ser un buen ejemplo para que otras mujeres se animen me genera sensaciones positivas, porque a veces lo que veo es que no lo hacen. Soy de la postura de que si entro a una sala y alguien tiene problema de que sea mujer, el problema es del otro. Yo tengo esa postura en mi vida, pero sé que las mujeres tradicionalmente no la tienen. ¿Qué siento yo? Que he tomado sacrificios, porque hay diferencias entre hombres y mujeres. Soy madre de dos hijas, y he sacrificado cosas de esa maternidad, lo hago porque me encanta trabajar. Es un poco el ejemplo que le quiero dar a mis hijas y a las mujeres en ese sentido. Pero volviendo al principio, ¿cómo me siento? Claro que a veces existen diferencias cuando uno entra a reuniones con un cliente, pero el problema lo tienen ellos, no yo; y a los cinco minutos queda todo solucionado.      

Esta es una empresa de origen indio, y en el ámbito laboral hay una inclusión real. Esos valores están inculcados en el día a día de la compañía. Esa parte de la inclusión es real y es lo que se respira. Tal vez sí, cuando vas a otras culturas, más latinas, uno ve más las diferencias.  


¿Cómo impulsó y alentó TCS el desarrollo de su carrera y su condición de madre?

No soy muy creyente en la diversidad en número, sino de la equidad. Un hombre es diferente a una mujer, esa es una realidad, y como empresa tenemos que fomentar prácticas de equidad, para que claramente la mujer pueda ir a tener sus hijos y cuando vuelve tenga su puesto, se den las posibilidades de seguir creciendo y que las cosas sucedan.

En lo personal, tuve una situación particular en mi primer embarazo, y cuando volví quería trabajar medio horario por un tiempo determinado, y la empresa lo respetó. Lo hice durante un año, y tanto lo respetó que cuando tuvieron la necesidad de buscar un country head, me ofrecieron ese puesto.

En materia de diversidad, TCS Uruguay tiene un 42% de mujeres, estando por arriba del porcentaje de TCS a nivel global y de Latinoamérica. El año pasado ganamos el premio ‘El Talento No Tiene Género’, que fue organizado por el grupo BID PwC Uruguay y el programa Ganar-Ganar, donde se auditaron nuestras prácticas como salarios, puestos, organigramas, entre otros factores. 


Señas de identidad

Natacha tiene 40 años, está casada y tiene dos hijas –de 3 y 5 años-.

Entre sus hobbies destaca la repostería. “Amo hacer repostería, pero no me gusta comerlo”, dice. También disfruta de practicar deportes y de hacer actividades cotidianas en el hogar. Su huerta ocupa un lugar importante entre sus pasatiempos. Allí planta coliflor, rúcula, albahaca, perejil, entre otras verduras y hortalizas.    

¿Una comida?

El faláfel.

¿Una bebida?

Gin Tonic.

¿Qué no puede faltar en su escritorio?

El mate.

¿Usa Instagram, Twitter, LinkedIn, Facebook o alguna otra red social?

¡Todas! También uso Pinterest.

¿A qué imagen de su trayectoria laboral en la compañía le sacaría una foto y la enmarcaría?

A cuando ingresé, en el 2003, y no tenía ni idea de lo que venía por delante. A veces me gustaría retrotraerme a ese momento y volverlo a vivir. 

¿Quiénes influyeron en su camino en este mundo de la tecnología, tanto a nivel profesional como personal?

Las matemáticas me resultaron fácil toda mi vida, desde chiquita, y ahí no hubo alguien que influyera. En la carrera, uno de mis hermanos, que es ingeniero eléctrico. Yo quería algo vinculado con las matemáticas, y mi hermano había hecho telecomunicaciones, entonces me gustaba la idea. Me tiré a telecomunicaciones. Él agarraba todas mis muñecas y me las destrozaba para sacar los motores de adentro y hacia mini autitos con esos motores. Y yo terminaba con los destornilladores en la mano haciendo esas cosas con él. En lugar de enojarme, me parecía divertido.     

Saquemos la tecnología. ¿En qué otro rubro le hubiera gustado trabajar?

En estadísticas, números… eso me encantaría.

¿Qué tres características la definen?

Soy frontal. Es muy raro que me guarde un comentario o diga algo que no siento, aunque la cultura de la empresa me ha enseñado a valorar y respetar mucho las diferencias y la diversidad en todo, hasta de opiniones.

Me considero detallista. Soy muy meticulosa y perfeccionista con todo lo que hago. Eso es algo que trabajo continuamente para encontrar el balance entre lo que se requiere y la celeridad con la que a veces precisamos las cosas.

Y soy noble. Es un adjetivo que me han dicho varias veces y me enorgullece que se me vea así. Por eso me tomo el atrevimiento de repetirlo en este entorno. Soy una predicadora de la justicia, hasta en los detalles mínimos o en las decisiones más importantes.