Por: Ec. Ignacio Gervaz (*)
La gestión integral de los residuos sólidos urbanos constituye una constante preocupación, de elevada importancia dados sus impactos directos e indirectos. Esto se ha convertido en prioridad en la agenda pública y privada de los distintos actores en todos los países, donde para el manejo eficiente de los mismos es necesaria su correcta estimación.
Días anteriores, el ministro de Ambiente, Adrián Peña, manifestó que existe una urgencia ambiental producto del exceso de residuos que se generan y la gestión de sitios de disposición, donde la mayor parte de los basureros están saturados. Por otra parte, la Intendencia de Montevideo, departamento donde se generan la mayor parte de residuos de Uruguay, también tiene dentro de sus prioridades esta materia, con acciones que apuntan a mejorar la eficiencia en la gestión de estos.
Las infraestructuras asociadas a la gestión de residuos involucra varios eslabones de una cadena que no se limita a la disposición. Son aquellas que se destinan a la recogida, almacenamiento, tratamiento, recuperación, o eliminación de los residuos urbanos, bajo diferentes métodos empleados. Si bien en la gestión de los residuos juegan un papel fundamental las infraestructuras necesarias, es indispensable una adecuada gestión que complemente los espacios e instalaciones establecidos para esta actividad.
A nivel de la clasificación de residuos se distinguen dos grandes tipos de residuos: Domiciliarios (residuos sólidos generados en las actividades domésticas y cotidianas incluyendo lo producido en las veredas) y No domiciliarios (residuos generados en las actividades industriales, comerciales, de servicios, educativas, culturales, sociales, sindicales, religiosas, sanitarias, en obras de construcción civil, tanto en organismos públicos como privados).
Las responsabilidades de cada uno son bien diferentes.
Las empresas y/o comercios, como generadores de Residuos No Domiciliarios son responsables de la gestión ambientalmente adecuada de los mismos (clasificación, acopio, tratamiento, transporte y disposición final, sin perjuicio de que los mismos puedan ser reutilizados, reciclados, valorizados, etc.).
En Uruguay, en el año 2019 fue promulgada la Ley 19.829 referida a la Gestión Integral de Residuos. La misma tiene por objeto la protección del ambiente y la promoción de un modelo de desarrollo sostenible mediante la prevención y reducción de los impactos negativos de todas las etapas de gestión de los residuos. Quedan comprendidos dentro del ámbito de aplicación todos los residuos cualquiera sea su tipo y origen (con algunas excepciones). La ley define en su artículo 5 distintos tipos de residuos (amplía los dos mencionados anteriormente), dentro de los cuales se encuentran los especiales que incluyen residuos de envases y embalajes, y otros residuos plásticos.
Esta ley obliga a todos los generadores de residuos a segregar los residuos para favorecer su valorización. Y asociada a esta reglamentación será necesario un plan de gestión que establezca responsabilidades en las diferentes etapas del ciclo de vida del manejo de residuos. Los residuos deben ser manejados por cada generador teniendo en cuenta la gestión de las distintas etapas, ordenando y planificando, de modo de poder identificar oportunidades de mejora.
Las distintas operaciones correspondientes a la gestión de residuos podrán ser cumplidas por terceros, siempre que se encuentren debidamente autorizados o habilitados según lo establezca la reglamentación. A su vez, corresponde al Ministerio de Ambiente la aplicación de la ley, así como el contralor de su cumplimiento.
Para planificar la Gestión de Residuos es necesario conocer y definir cómo se realizará cada una de estas etapas. La Institución Compromiso Empresarial para el Reciclaje (Cempre), en un trabajo para la Intendencia de Montevideo, realizó una serie de recomendaciones para diseñar un Plan de Gestión de Residuos, diferenciando las mismas en cada una de las etapas del proceso. Entre ellos:
- Generación: con los objetivos de prevenir, reducir, reutilizar.
- Clasificación: entre secos, húmedos, y especiales.
- Almacenamiento: se debe prever el sitio adecuado para el almacenamiento de cada una de las fracciones de residuos definidas en un Plan de Gestión (secos, húmedos, especiales).
- Recolección y transporte: los residuos deberán ser recogidos por un servicio público o privado que debe estar habilitado por la autoridad departamental.
- Valorización y tratamiento: gran parte de los residuos de los comercios pueden ser reciclados. Se destacan los papeles, cartones y plásticos, entre otros.
- Disposición final: el servicio de disposición final de residuos de la intendencia es el último destino de aquellos residuos que no tienen otra alternativa de gestión (relleno sanitario).
Como se observa en las etapas anteriores, un Plan de Gestión de residuos requiere de una regulación inicial, que ya fue aprobada hace unos años, inversión en infraestructura pública para la disposición final; así como servicios intermedios, como el transporte de los residuos. A su vez, se necesita que las empresas y los ciudadanos se adapten a las actividades mencionadas anteriormente, por lo que se necesita fortalecer el vínculo público y privado para que las acciones sean efectivas.
Por esto, las instituciones y empresas involucradas deben analizar la situación teniendo en cuenta la realidad particular, las posibles alternativas a elegir, el costo de oportunidad de elegir cada una de las alternativas posibles, y las consecuencias futuras de cada elección.
Se entiende que la ejecución de estudios previos que permita estimar la cuantificación de residuos y que los mismos se georreferencien será importante para optimizar el diseño de la logística y la cuantificación de inversión de las plantas de disposición.
En este sentido, muchos países están incorporando nuevas tecnologías para el seguimiento y control en esta actividad de gestión, desde el estado de situación del contenedor en las calles hasta las rutas para levantar y disponer los residuos en los sitios de disposición. Para esto ha cobrado relevancia la implementación de Sistemas de Información Geográfica para el monitoreo y gestión en tiempo real, con el propósito de reducir los tiempos y costes de transporte y levantamiento de los residuos.
A su vez, la implementación de canales de comunicación y la formación colectiva de estrategias para el manejo integral de residuos generará sinergias que permitirán comprender y construir conciencia ambiental, así como también realizar una gestión más eficiente.
(*) Especialista en financiamiento y gestión de infraestructura de AIC Economía & Finanzas.