Alfredo Antía, presidente de la Cámara de Industrias (CIU); Teresa Aishemberg, gerenta general de la Unión de Exportadores del Uruguay (UEU); y Ana Laura Fernández, referente del Departamento de Estudios Económicos de la Cámara de Comercio y Servicios del Uruguay (CCSU), dialogaron con CRÓNICAS sobre los impactos del reciente acuerdo de arancel cero para toda la producción realizada en zonas francas entre Brasil y Uruguay.
Por Naara Pérez Carrere | @NaaraPerez3
En el marco de la Cumbre de las Américas, el canciller uruguayo Francisco Bustillo y su par brasilero, Carlos França, firmaron en Los Ángeles un acuerdo que es visto positivamente por los integrantes del sector comercial, industrial y exportador, aunque aún no se puede adelantar definitivamente sus alcances.
Esta firma implica tres aristas fundamentales para el Uruguay. Por una parte, establece la baja del Arancel Externo Común (AEC) del Mercosur, así como la consolidación del apoyo del gobierno uruguayo a la flexibilización del bloque impulsada por Jair Bolsonaro y el arancel cero para las exportaciones desde zonas francas.
En este escenario, diferentes actores del ecosistema empresarial uruguayo manifestaron a CRÓNICAS su perspectiva ante este hecho.
El arancel y las inversiones
“El acuerdo con Brasil tiene una ventana de oportunidades para Uruguay”, dijo Antía. Esta frase, que se ha repetido en el ámbito económico y político del país en los últimos días, atiende a que se proyecta un aumento en las inversiones en el Uruguay a raíz de este hecho.
Aishemberg, en coincidencia, expresó que el acuerdo “abre posibilidades de negocios y de empresas que posiblemente quieran invertir también en Uruguay”.
Sin embargo, el presidente de la CIU alertó que esas inversiones podrían tener una diferencia competitiva con respecto a las industrias que ya están instaladas.
En tanto, para la CCSU, el paso dado logra una ampliación del trato preferencial de los productos que se producen en las zonas francas, y al establecerse una permanencia de esta situación en el tiempo, se genera un buen clima en términos de seguridad jurídica para la atracción de inversiones al país. “Las zonas francas, a lo largo de su proceso de instalación y funcionamiento en Uruguay, han demostrado ser un instrumento de gran importancia en la generación de valor agregado para la economía y creación de fuentes de trabajo de alta calidad”, aseguró Fernández, referente de esta Cámara. Asimismo, los entrevistados destacaron el papel de Brasil en el intercambio comercial.
De todas formas, el acuerdo firmado no entra en vigencia de forma automática. Según informó el gobierno, primero debe ser protocolizado en la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) y luego cada país deberá emitir un decreto. Este proceso, estiman, tendría una duración de dos meses.
Sectores beneficiados
En concreto, desde fuentes oficiales se destacó que más allá del interés puntual que hoy ya existe por parte de empresas instaladas y que desarrollan su actividad en zonas francas, como es el caso de la empresa PepsiCo, también hay interés de empresas del rubro farmacéutico, así como del sector de la celulosa para comercializar con el mercado brasileño.
No obstante, desde la UEU consideran necesario realizar un análisis previo para entender qué sectores y productos se verían beneficiados con estas medidas. Al momento, desde este organismo, se experimenta un proceso de consulta a los distintos rubros para ver en qué posición queda cada uno.
¿Y el Mercosur?
Hoy Brasil está aplicando, en base a una decisión unilateral, una rebaja del 20% y
Uruguay ratifica el apoyo de esta decisión a través de este acuerdo. Sin embargo, la postura del resto de los países miembro es, sino contraria, por lo menos difusa. En los últimos tiempos, la flexibilización de este proceso de integración es la principal disidencia entre los países que lo componen.
“Si a nivel de Mercosur se aprueba una rebaja, la van a tener que aplicar todos los socios y pasa a ser permanente. Esto significa, a nivel del mercado interno, que el producto que importamos fuera del Mercosur va a pagar menos impuestos y, por lo tanto, tenderían a abaratarse, tanto los del consumo final como los insumos para algunas industrias. Y a nivel de mercado externo, la rebaja del arancel externo común significa que los productos uruguayos que exportamos al Mercosur van a entrar a competir con los productos de países como China y Estados Unidos”, adelantó Aishemberg.
En suma, desde el sector ven positivamente que Uruguay forme parte del impulso hacia una mayor flexibilización del bloque Mercosur, para, entre otras cosas, lograr avanzar en las negociaciones de acuerdos comerciales bilaterales con terceros países, como es el caso del Tratado de Libre Comercio con China y Turquía.
Otros aspectos clave para el futuro
Desde la CCSU consideran que, para lograr una mayor competitividad y productividad en materia comercial, es necesario que Uruguay continúe trabajando con el objetivo de brindar la preparación necesaria para el desarrollo de profesionales cada vez más calificados. De esta manera, “no solo se podrá ofrecer mejores condiciones de acceso a nivel comercial, sino que también ampliar y fortalecer la gama de talentos ofrecidos por el país”.
Asimismo, entienden que este acuerdo marca el camino por el cual Uruguay debe avanzar en términos de su política comercial, no sólo a nivel regional, sino también extraregional. “Creemos que este proceso de mayor apertura comercial es el adecuado y estos son resultados tangibles y concretos”, aseguraron.