La Comisión Europea (CE) planifica un paquete de medidas para reducir en hasta dos tercios el consumo de gas ruso, buscando mitigar los impactos de la crisis energética que ya golpea a Europa, pero que puede agravarse cuando llegue el invierno. Tendrán prioridad el suministro para los hogares, instalaciones de calefacción urbana y servicios sociales esenciales, entre los que figuran asistencia sanitaria, asistencia social básica, urgencias y seguridad. Bruselas quiere acelerar la diversificación del suministro de energía, reduciendo la dependencia de los combustibles fósiles importados.
La Comisión Europea (CE) trabaja a contrarreloj en un plan para tratar de controlar, o al menos mitigar, los impactos de la crisis energética que ya la está afectando, pero que se podría agravar cuando el invierno llegue al hemisferio norte y que parece conducir inexorablemente a una recesión económica.
Para ello se prepara un paquete de medidas llamado «Save gas for a safe winter» que se centrará en una reducción de hasta dos tercios del consumo de gas ruso y una ampliación del Marco Temporal de Crisis, que se aprobó en marzo, para atenuar las consecuencias de dicha reducción.
De acuerdo a lo informado por el portal web El Economista, Bruselas presentará al Consejo Europeo del próximo 26 de julio este Plan así como la articulación de las medidas de contingencia necesarias en caso de que empeore una crisis de suministro que ya comenzó tras los cortes que está llevando a cabo la empresa Gazprom y que afecta a 19 países.
La CE quiere tener listo un plan para la reducción coordinada de demanda que permita afrontar el invierno con mayores garantías, y para ello se plantea dar ayudas por la reducción tanto a los hogares como a la industria. Entre las propuestas se incluye la instalación de termostatos para controlar los consumos en los hogares, fijar en 19 grados la temperatura máxima para edificios públicos o incluso relocalizar producción industrial.
Fijar prioridades
Para paliar una situación de crisis, la CE tiene ya listo el mecanismo de solidaridad entre Estados que pondría en funcionamiento en caso de falta de suministro y en el que se centran los planes de emergencia diseñados por los distintos Estados miembros.
Bruselas considerará como clientes protegidos a aquellos a los que resulta prioritario mantener el suministro: los hogares, instalaciones de calefacción urbana y servicios sociales esenciales, entre los que figuran, asistencia sanitaria, asistencia social básica, urgencias y seguridad.
En algunos casos concretos, las centrales de ciclo combinado y cogeneraciones también podrán ser consideradas como básicas, incluso pueden estar por encima de los consumidores protegidos si son necesarias para poder garantizar el suministro de electricidad.
Las autoridades manejan tres niveles de crisis: alerta temprana, alerta y emergencia, que servirán para poder graduar el impacto de las medidas.
Por otro lado, se decidió ampliar el llamado Marco Temporal para que los Estados miembros impulsen medidas que faciliten la inversión en renovables como el hidrógeno, el biogás y el biometano, el almacenamiento y el calor renovable, también mediante bombas de calor, en consonancia con el Plan REPowerEU.
Bruselas quiere acelerar la diversificación del suministro de energía, reduciendo la dependencia de los combustibles fósiles importados mediante el apoyo a medidas de eficiencia energética y de descarbonización de procesos industriales.