Una empresa es un grupo de personas y de recursos materiales que trabajan conjuntamente y organizados para realizar una actividad productiva, comercial o de servicios.
Pero, aunque sea un conjunto heterogéneo de personas y cosas, la empresa sigue siendo una unidad y debe aparecer ante el exterior como tal. Para que esto sea así son necesarias las políticas empresariales, que son las que van a definir qué es la empresa.
Estas políticas son, por lo tanto, imprescindibles para que aquella pueda considerarse como tal, y son fundamentales en todo tipo de compañía, sea grande, mediana o pequeña, se dedique a la producción, distribución o a los servicios, entre otros.
Qué son las políticas empresariales
También llamadas políticas organizacionales, van a ser definidas por la alta dirección de la empresa y consisten en principios, directrices, formas de pensar y de actuar que son aceptadas y cumplidas por todos los integrantes de dicha empresa.
Todos los trabajadores de la misma deben tenerlas siempre en cuenta y actuar según está previsto por ellas. De esta forma, la firma va a obrar siempre de una manera homogénea.
Lo suyo es que estas políticas se fijen de modo expreso, por escrito, y que sean accesibles a todo el mundo, dentro y fuera de la empresa.
Suponen el establecimiento de reglas que los que trabajan en la compañía deben cumplir.
Son el estilo y la imagen de la organización: es verdad que la finalidad de una empresa es obtener beneficios económicos, pero siempre es necesario que, además, esté produciendo algo y eso también es importante.
Producen una imagen de marca que van a percibir todos (clientes, proveedores, trabajadores, público en general). Esta imagen de marca puede ser positiva o negativa, pero, en cualquier caso, se va a extender y va a ser parte de la percepción que todos tengan de nuestra empresa y de nuestros productos o servicios.
Son absolutamente necesarias para conseguir una buena productividad. Si no se han fijado claramente estas políticas, se producirá una desorganización que va a afectar a la actividad de la empresa de manera fatal y, por otro lado, si las políticas fijadas no son acertadas o adecuadas, eso puede producir efectos igual de nocivos en el funcionamiento de la firma o, también, en la visión que tenga el público al que queremos vender nuestros productos o servicios.
Creación de las políticas empresariales
Como ya hemos dicho, es la alta dirección de la empresa (sus gerentes) la responsable de fijar este tipo de políticas.
Para ello deben decidir y tener claros los objetivos de la compañía, los métodos y comportamientos, la organización y ambiente laboral, la productividad y los objetivos de marketing; en resumen, sus principios.
Una vez que tenemos las ideas claras debemos ponerlo todo por escrito, que será debatido y aprobado por el conjunto de personas responsables de ello.
Todo lo que contengan estas políticas debe ser coherente: no deben existir reglas contradictorias, sino que el conjunto de políticas debe ser un sistema.
También deben ser lógicas y objetivas; no podemos fijar unas políticas en base a antojos o caprichos personales, sino que siempre se establecen para conseguir los fines de la empresa con criterios objetivos. Esto se cumplirá si las políticas fijadas tienen una utilidad en la producción y/o en las ventas de la firma, si mejoran la calidad de nuestros productos o el ambiente laboral del lugar.
Se debe evitar la casuística, es decir, estamos fijando unos principios generales así que no debemos entrar excesivamente en detalles sino solo señalar unas pautas.
Su redacción debe ser lo suficientemente clara para evitar equívocos.
Aunque consistirán, al final, en reglas que deben cumplirse, tiene que haber cierta flexibilidad y, sobre todo, deberán revisarse periódicamente para adaptarse a las circunstancias.
Una vez aprobadas deben ser totalmente públicas, es decir, las debe poder conocer todo el mundo, todos los que participan en la empresa y, muy especialmente, todos sus trabajadores.
Clasificación de las políticas empresariales
Según su ámbito de aplicación, pueden ser:
- Políticas generales fijadas para toda la organización, que deben cumplir todos y que marcan las otras políticas de ámbitos menores.
- Políticas departamentales fijadas para cada sección, departamento o centro de trabajo; suelen ser una concreción de las políticas generales.
- Políticas específicas fijadas para proyectos o productos concretos.
Según su proyección en el tiempo las políticas pueden fijarse con objetivos a largo, medio o corto plazo.
Según la materia sobre la que recaen, habrá todo tipo de políticas; por poner algunos ejemplos:
- Políticas laborales como tipos de contratos que se hacen, trato con los empleados, incentivos y demás
- Políticas de producción de sistemas, fijación de precios, calidades, objetivos, trato con proveedores y condiciones, entre otros.
- Políticas de mercado orientadas a la imagen de marca y de los productos: operaciones de marketing, políticas de precios, de distribución.
- Políticas de calidad encaminadas a que nuestros productos o servicios tengan una muy buena calidad para conseguir la mayor satisfacción posible de quienes los consumen o compran; esto afectará a la producción, pero también a la comercialización y al servicio posventa, fijando para ello los estándares y normas de calidad a los que queramos ajustarnos.