El periodista estadounidense Noah Gallagher Shannon escribió un artículo para el New York Times en el que identificó a Uruguay como ejemplo a seguir en cuanto a reducción de emisiones tóxicas. En este marco, el subsecretario de Ambiente, Gerardo Amarilla, habló con CRÓNICAS sobre las razones por las cuales Uruguay es visto de esta manera desde el exterior.
“Supongo que estará viendo el comportamiento que está asumiendo Uruguay desde hace algún tiempo respecto a temas ambientales”, reflexionó el viceministro al buscar una causa para las gratas opiniones provenientes del periodista. A modo de ejemplo, mencionó la transformación de la matriz energética, medida que reconoce de importancia y recuerda haberse realizado bajo un acuerdo multipartidario.
“Terminamos siendo un ejemplo en el mundo gracias a la generación de energías limpias y fuentes renovables”, reconoció, y resaltó la vinculación y el trabajo presente en asuntos energéticos como el hidrógeno verde, así como el trabajo de medición de la huella ambiental en la ganadería.
Frente a los niveles de emisiones tóxicas generadas en Uruguay, si bien no dio cifras exactas, el jerarca detalló que, pese a que el país tiene sus emisiones de gases con efecto invernadero, estos son menores en relación a la población y están debajo del promedio mundial. En ese sentido, calificó estos datos como positivos, teniendo en cuenta lo extensiva que es la producción agropecuaria en Uruguay: “Creo que es un país que capta más de lo que aporta”.
La ventaja de Uruguay
Gallagher compartió en el New York Times su visión sobre los problemas de los países desarrollados a la hora de buscar una vida sostenible. Para el cronista, el principal inconveniente que se presenta cuando un país desarrollado busca reducir las huellas de carbono, es que no logran imaginar un estilo de vida en el cual el desarrollo sostenible no derive en pobreza.
El subsecretario dio su opinión acerca de estas afirmaciones. Para él, Uruguay tiene una ventaja y es que, si bien hay cierto porcentaje de la población en una situación económica bastante vulnerable, esta es de tamaño pequeño respecto a la situación de otros países. “Tenemos una gran clase media, que claramente sirve como un amortiguador de la sociedad, no hay grandes diferencias en Uruguay como se da en otras regiones, capaz con menos diferencias de los sectores más pobres a los más pudientes, o sea que tenemos una pirámide bastante ‘chata’. Si bien hay situaciones que preocupan, no hay esa pobreza extrema como se ve en otras regiones o países”, explicó.
Entre otras ideas, el periodista norteamericano afirmó: “Ningún futuro parecía tan seguro como uno menos abundante”. Según su visión, la salida a este problema estaría directamente relacionada a la reducción de los consumos. Sobre esto, Amarilla opinó que no necesariamente se trata de reducir los consumos, sino simplemente los que son “excesivos e innecesarios”. En la misma línea, enfatizó en la relevancia de “tener una cultura y una vida más sostenible, consumiendo lo que realmente necesitamos y en un concepto bastante amplio de la solidaridad, sobre todo, con otros países”.
Para el caso concreto de Uruguay, el jerarca considera que tiene un nivel de consumo razonable y no identifica un exceso de riqueza u opulencia. Incluso, comentó que tiene una producción bastante sostenible que le permite no solo abastecer a 3 millones de habitantes, sino producir 10 veces más, teniendo en cuenta lo que se exporta. “Creo que el secreto está en tener una cultura sostenible donde realmente podamos satisfacer nuestras necesidades sin excesos, sin derrochar y siendo generosos con otros”.
Nuevos análisis en el sector productivo
Amarilla hizo referencia también a la nueva herramienta de medición de la huella ambiental en la ganadería uruguaya. Manifestó que esta tiene una importancia “superlativa”, ya que por un lado se analizan temas vinculados al agua y el suelo, cómo afecta la producción de carne en ambos factores, así como las emisiones que invaden la atmósfera y cómo se está contaminando el aire.
También se estudia la biodiversidad y cómo impacta la producción de carne en el resto de la vida y del ambiente. Entiende que estos aspectos pueden aportar un “diferencial importante” ya que la carne puede ser certificada ambientalmente, y eso permite un ingreso a mejores mercados y con mejores precios.