Esteban Valenti, militante independiente del Frente Amplio
Hace varios meses que Esteban Valenti rompió con el Astorismo, pero todavía se considera frenteamplista. En entrevista con CRÓNICAS, repudió totalmente que “la máxima consigna” del Frente Amplio (FA) sea llegar al cuarto gobierno, ya que, según dijo, eso significa que “el poder nos ha ganado de la peor manera”. A su vez, aseguró que “la estructura del FA está en decadencia”, y lamentó que las nuevas figuras del partido de gobierno no logren “captar el vacío político”. El militante habló también sobre las próximas elecciones, la oposición, el futuro de Novick y el Grupo Ideas.
El menú Valenti optó por carpaccio de lomo acompañado por ensalada de rúcula, tomates confitados, alcaparras y lascas de queso parmesano, y para beber prefirió agua mineral con gas. A la hora del postre, se inclinó por flan casero.
Por Oscar Cestau | @OCestau y Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-¿Qué balance hace del año pasado a nivel político?
-Yo creo que fue uno de los años más difíciles de los gobiernos de izquierda.
-¿Por qué?
-Por dos motivos. El primero, porque el constante avance de la izquierda en Uruguay en el gobierno tuvo un fuerte componente de resultados económicos concretos con impacto social, y eso el año pasado se enlenteció notoriamente. No hubo una sensación de desastre, pero sí de paralización.
El segundo elemento es que por primera vez el tema de la moral entró en el debate teniendo a la izquierda como protagonista y en el banquillo de los acusados. Yo no digo la ilegalidad, eso lo tiene que decidir la Justicia, pero yo no necesito que la Justicia me dé su opinión sobre los trámites en Ancap para tener un balance desde el punto de vista moral y ético de algunas prácticas y del manejo de ciertas mentiras.
Aquí entra en juego la visión de que lo aprovecha la derecha, que es lo que pasa en otros países. Eso es ridículo; la derecha y cualquier fuerza política aprovecharían los errores de sus adversarios, además nosotros no nos podemos comparar con Brasil, con Venezuela, con Argentina, tenemos que compararnos con nuestros ideales, valores, proyectos.
El gobierno tendría que mejorar en cuanto a objetivos, a proyectos, a elevar las aspiraciones de un proyecto nacional. No hay ninguna estructura del Estado ni del FA que esté dando señales claras de que hay un proyecto. Si la máxima consigna después de un Congreso es que vamos por un cuarto gobierno, nos ha ganado de la peor manera el sentido del poder, es decir, el problema es seguir arriba.
Uno lo podrá adornar como quiera, pero faltan tres años y medio para el próximo cambio de gobierno. Estamos hablando de la vida de la gente, de la sociedad.
Una expectativa que tampoco es muy visible es la inserción internacional del país. Por ahora lo que hay es mucho hervor, mucho vapor, y quiero ver en qué termina porque el panorama mundial se ha vuelto muy complejo.
-¿Cree entonces que a la izquierda “le ganó” el poder y el tener mayorías parlamentarias? ¿Eso la ha perjudicado?
-Hay una frase que dice que “el poder corrompe inexorablemente”, que es una manera de decir que tenés que estar lejos del poder, pero el que haga política y pretenda estar lejos del poder permanentemente, en realidad no hace política, hace propaganda, difusión programática, pero no política. Por lo tanto, no hay que resignarse a eso.
El poder efectivamente tiene una gran capacidad destructiva y transformadora de la génesis de las fuerzas políticas, eso es así por su importancia, porque así como podés cambiar la sociedad desde el poder, el poder te puede cambiar a vos extraordinariamente.
En el orden del día está acusar a la derecha de querer enturbiar las gestiones, pero mirá cómo han penalizado electoralmente a la izquierda en la región.
Una de las banderas principales de la izquierda desde que existe y en América Latina en particular, es el tema de la moralidad. No solo la moralidad administrativa, que a veces es lo que más se exhibe, sino la moralidad en el uso de la riqueza al servicio de las causas populares. No es inseparable, no podés ser moral porque proponés más justicia social, mejor distribución, menos gente marginada, pobre, explotada, pero cuando pasás al Estado y la gestión de sus recursos, rigen otras libertades.
Hay un aspecto del manejo de los recursos del Estado y la relación entre el poder y el poder económico, hay una parte definitoria de la identidad de la izquierda en esta etapa, porque el desprestigio de la política favorece mucho más a la derecha y a las fuerzas conservadoras que a la izquierda, porque no hace surgir populismos progresistas.
“Si la máxima consigna es ir por un cuarto gobierno, el poder nos ganó de la peor manera”
-En twitter se define como “militante político”. ¿Hoy se siente frenteamplista?
-Sí, yo no le regalo el FA a nadie, las estructuras son un inquilino del FA, pero el FA es una construcción política genial. El hecho de haber combinado en un proyecto político –que comenzó siendo electoral pero después pasó a ser un proyecto político- fuerzas históricas e ideológicamente tan diversas, es realmente una gran obra.
-¿Y el FA de hoy?
-No me siento representado no solo en el proceso de decadencia del FA y de empobrecimiento político, en la falta de ideas, en la falta de debate, sino también en su estructura, que está en decadencia, que es cada vez menos representativa de las necesidades de un nuevo impulso transformador.
-¿Cómo ve al FLS (Frente Líber Seregni) en ese escenario? Porque hasta hace poco todavía se identificaba con dicho sector.
-Yo fui fundador del FLS, militante y te puedo asegurar que trabajé duro. Los que creen que lo que yo hago es pensar, no me conocen. Yo trabajo como corresponde, empecé militando con brocha y engrudo y si hay que hacerlo ahora lo hago, porque me gusta.
Lo veo muy desdibujado al FLS, tanto en las encuestas como en los resultados de la interna, lo veo sin iniciativa y creo que el grueso del pueblo frenteamplista no lo ve como un factor de equilibrio del MPP (Movimiento de Participación Popular), eso lo ha perdido prácticamente en su totalidad.
A mí me extraña que gente tan inteligente, tan esforzada y con tanta historia haya aceptado cosas como lo de Ancap. Esas cosas pesan más en el votante del FLS que en el votante en general del FA, y un FA totalmente desequilibrado es un factor de debilidad muy grande.
-¿Hoy no hay ningún sector que pueda equilibrar al MPP?
-Por ahora no lo veo. La única figura que se ha desmarcado de ese tema es Daniel Martínez. Pero hay que saber leer las encuestas, es decir, acá lo único que crece son los que no saben qué van a votar o los que van a votar en blanco o anulado. El fenómeno nuevo es ese, y afecta en primer lugar a los frenteamplistas, aunque no hay un pasaje del FA a los partidos tradicionales, pero ninguna de las nuevas figuras logra captar ese vacío político.
-Una de las cosas que lo debe haber marcado como político el año pasado fue que dejó de asesorar al Astorismo. ¿Cómo quedó su relación con Astori luego de que dijera que sus declaraciones no lo representaban?
-Yo no asesoré nunca a nadie, yo milito, era un militante del FLS más allá de que dijeran que era vocero de Astori. Obviamente que hay cosas que duelen, porque yo era amigo de Danilo Astori, pero desde ese día no hablé nunca más con él.
-¿Le sorprendió su reacción? Días atrás le había pedido que bajara el tono y luego salió a decir públicamente que usted no lo representaba.
-Así fue, yo no acepté bajar el tono porque cada día había una cosa nueva. Yo estoy convencido de que en algún momento el FLS tendría que haber planteado de otra manera el tema del manejo de los entes del Estado, aun a costa de poner en peligro la conducción económica que teníamos, porque nos hicimos responsables de demasiados desastres. De hecho, el 70-80% del ajuste está determinado por esos desastres. No había dos equipos económicos, había dos cajas.
“El 70-80% del ajuste está determinado por los desastres de los entes en la gestión de Mujica”
-¿En la administración del expresidente José Mujica?
-Sí, en el manejo de los entes, lo sintetizó Mujica en una frase que dijo en el Hotel Victoria Plaza cuando salía de un programa: “Yo les dije a los directores de los entes: ‘inviertan, inviertan, inviertan’”, y eso fue lo que pasó. Unos lo hicieron más o menos bien, otros lo hicieron más o menos mal, otros lo hicieron muy mal. Había dos criterios para manejar los recursos del Estado.
El criterio que se utilizó en los entes fue muy malo desde el punto de vista de los resultados, que están a la vista. ¿Por qué un presidente de un ente puede tener el poder que tuvo en su momento Raúl Sendic? Aunque hubiera sido un genio de la administración, que no lo era porque no tenía experiencia ni en administrar la distribución de diarios, pero aunque hubiera sido un genio, ¿por qué teníamos que dar esa imagen?
Uruguay se diferenció en América Latina porque fue un proyecto nacional, que no lo fue ningún otro país. El Batllismo era un proyecto político, social, cultural; en los años 50 se agotó y después entramos en una decadencia muy grande. Nunca más tuvimos un proyecto nacional, no lo tuvimos a la salida de la dictadura, cuando lo podíamos haber tenido, había condiciones para tenerlo pero no pasó, y fue responsabilidad del Partido Colorado. Ahora, un proyecto nacional no es la suma de los proyectos de cada ente autónomo.
-La pérdida de las mayorías parlamentarias del FA tras el alejamiento del diputado Gonzalo Mujica fue uno de los hechos políticos que marcó el 2016. ¿Cómo lo interpreta? ¿Qué significará para el FA de aquí en más? ¿Era esperable que se diera en ese momento?
-La liebre saltó por el lado que menos se esperaba que saltara: por el MPP, y saltó sobre un tema como las mayorías impuestas parlamentarias, que en la izquierda siempre estuvieron en discusión porque los principios no te los mandata nadie. Y un tema como el de las investigadoras es un tema de principios, entonces era muy posible que pasara.
¿Es bueno? No, a mí me parece que es malo debilitar los partidos, porque son parte esencial de la democracia, aunque también se tiene que renovar eso, porque la oposición no es que esté dando demostraciones claras de la construcción de una alternativa, en absoluto, le falta sustento, le falta compararse con su propia historia.
Por otro lado, ¿quién dice que siempre vas a ganar con mayoría absoluta? Es una oportunidad para negociar. Nos acostumbramos demasiado al funcionamiento de la pirámide: yo ganaba en la Mesa Política, después lo pasaba a la bancada y al final funcionaba la aplanadora.
Esto tiene dos responsables con la misma responsabilidad: los que son la mayoría, y las minorías que aceptan ser minorías en esas condiciones, y en eso incluyo al FLS y me incluyo a mí mismo. El MPP tiene su culpa, pero la colonización del MPP fue posible porque el Partido Comunista se dejó colonizar, y porque el FLS aceptó condiciones que no tenía que haber aceptado.
“La oposición no está dando demostraciones claras de la construcción de una alternativa, le falta sustento, le falta compararse con su propia historia”
-¿Qué evaluación hace de la conducción de la fuerza política de la mano de Javier Miranda?
-Fue absolutamente absorbido por la estructura. No me arrepiento de no haberlo votado.
-¿Es oportuno pensar hoy en una reforma constitucional, tal como plantea el FA?
-No, primero porque nada de lo que no hicimos o de lo que hicimos mal fue por motivo de la estructura constitucional del país. Segundo porque nadie cree que haya condiciones para una reforma constitucional, porque no tenemos un ámbito de debate en la política como para hacerlo.
Y además está lejísimo de las preocupaciones de los uruguayos, es un caldo cocinado adentro del palacio para los del palacio, pero para la gente común está absolutamente alejada de sus problemas.
“El fenómeno Sendic hace que hoy todo el mundo pueda ser candidato a presidente”
-¿A qué atribuye el hecho de que a tres años de las elecciones los políticos de todos los partidos ya estén haciendo campaña electoral y hablando de candidatos?
-Dos motivos. Uno, creo que hay una sensación de que puede haber cambios, mucho más clara que en otros períodos.
El segundo, en general lo que hay son movimientos de asientos. Yo escuché el discurso de Lacalle Pou de las 22 propuestas, pero en el fondo es una disputa de espacio interno. ¿Por qué? ¿Es maldad? ¿Es incapacidad? No. Inventaron un Frankenstein, que son las elecciones, primero internas, después generales, después un balotaje, que era para joder al FA y los jodió a ellos.
Y ahora tienen un Drácula que es [Edgardo] Novick, que está creciendo y lo poco que crece –porque no hay ninguna explosión de Novick- es a costa de ellos, por lo tanto no tiene ningún impacto en el cuadro político general.
-¿Le ve futuro político a Novick?
-Yo no veo que en Uruguay despegue ese fenómeno. Va a tener su espacio, pero va a integrarse al sistema y se va a ir diluyendo.
“La estructura del FA está en decadencia, es cada vez menos representativa de las necesidades de un nuevo impulso transformador”
-¿A la oposición la ve preparada para gobernar?
-Nadie está preparado para gobernar hasta que te cae el gobierno y tenés que ejercitarlo, es decir, todos decían que nosotros no estábamos preparados y después lo hicimos mucho mejor de lo que todos esperaban.
Y por otro lado, ¿por qué voy a pensar que el día en que la oposición llegue al gobierno va a tener más ideas, más impulso, más capacidad que la que está demostrando ahora?
-Decía que percibe que puede haber cambios. ¿Cree que el FA puede perder?
-El tema es que el FA hace tres períodos que gana, entonces a nivel nacional lo que se olfatea es la posibilidad de que eso no vuelva a pasar. Faltan dos años y medio, eso depende de lo que haga el FA, de quién sea su candidato o su candidata, de qué pase en el mundo. Hoy hay muchas más preguntas que respuestas. En Uruguay por ahora no aparecen figuras nuevas, pero pueden aparecer.
-El politólogo Daniel Buquet dijo a CRÓNICAS que es posible que el FA presente nuevamente la interna Mujica-Astori, lo que “sería muy decepcionante porque demostraría que después de 15 años de gobierno no tiene nada nuevo para mostrar”. ¿Lo cree posible?
-En política posible es todo, pero yo lo veo lejano. Igualmente creo que sería una tragedia para el FA.
-Mujica dice que no quiere ser candidato.
-No le creo. Hasta que no estén las candidaturas votadas por el Congreso no le creo, y tengo motivos.
“Hay una sensación de que puede haber un cambio de gobierno mucho más clara que en otros períodos”
-Tampoco se descarta lo de Astori, porque se escucha cada vez más la posibilidad de que abandone el Ministerio de Economía para ir al Parlamento y ahí por lo menos pueda blindarse un poco, no tener tanta exposición, tanto desgaste como tiene en el Ministerio.
-Yo no tengo información sobre eso como para aportar. Yo creo que es uno de los candidatos que están en la vuelta.
Y después hay otro fenómeno que es el fenómeno Sendic. Que Sendic haya llegado a ser vicepresidente de la República sin tener ninguna trayectoria política para eso, ni desde el punto de vista político, ni cultural, ni intelectual, ni nada, como un fenómeno absolutamente paracaidista, hace que hoy todo el mundo pueda ser candidato a presidente; en el FA todos pueden ser presidenciables.
Por un lado hay tres que parecen ser elegidos por el Olimpo, y por otro pasa esto de que llegó alguien que cayó del paracaídas. Todos creen que pueden y todos se disputan el apoyo del MPP, pero una cosa es Mujica y otra cosa es el apoyo que tiene el MPP, eso quedó demostrado en las elecciones internas del FA que ganó Mónica Xavier, en las pasadas elecciones municipales y en las últimas elecciones del FA.
Desencantados pero esperanzados
-El Grupo Ideas, conformado por militantes desencantados con el FA, empezó a reunirse en el 2014, pero tras algunos hechos como la decisión del partido de gobierno de no votar investigadoras o lo sucedido con Ancap y el título de Sendic, se volvió más trascendente. ¿Cómo se define? ¿Cuáles son sus principales lineamientos?
-Si yo hablara en nombre del Grupo Ideas, estaría negando al Grupo Ideas. Es decir, ahí cada uno va con su propia visión y no hay ninguna estructura que permita hacer una síntesis.
-Pero ¿tienen en común el estar desencantados con el FA?
-Sí, dos cosas tenemos en común. Estamos desencantados no solo con el FA sino en general con la respuesta política, pero en particular con el FA, con algunas actitudes. Sabemos lo que no queremos pero nos falta construir lo que queremos.
La otra cosa es que somos gente con esperanza, con expectativas, porque si no ni te reunís, que es lo que le pasa a mucha gente que no le importa, se va para la casa; no hay vacunas contra el desinterés.
“La reforma constitucional que quiere el FA es un caldo cocinado adentro del palacio para los del palacio, pero para la gente común está absolutamente alejada de sus problemas”
-¿La idea es incidir en los temas importantes del FA, más allá de que no respondan a sus autoridades?
-En política llega un momento en que tenés que elegir si vas a disputar o a opinar. ¿Opinar vale la pena? Yo creo que sí, pero hay una corriente en el FA que viene sobre todo del poder, que dice que tenemos que discutir todo adentro, que hay que callarse. Ese mecanismo no funcionó en ningún lado. El mecanismo en el mundo que era más perfecto en cuanto a callarse y no discutir nada afuera, era la Unión Soviética y se cayó a pedazos.
En esa bifurcación puede haber compañeros que decidan optar por opciones de construcción política, y otros que decidan opinar, actuar en el plano de la sociedad civil. Hay gente que está construyendo, hay planteos muy interesantes sobre la educación que se hacen desde la sociedad civil.
Yo no creo que todos los que estamos ahí somos los buenos, yo creo que aprendimos algunas lecciones de todos estos años en el poder, de las cosas que se hicieron bien y que cambiaron el país, y las cosas que se hicieron mal, que hay que modificar profundamente.
Nadie puede decir que es de izquierda si no incluye la autocrítica como elemento principal. Cada vez que la izquierda abandonó la autocrítica, se transformó en un fósil que se hundió, y yo veo en algunas áreas importantes del gobierno y en algunas áreas muy importantes del partido, una reacción visceral contra el análisis crítico, y creo que eso sí es rechazado por mucha gente.