Isidoro Hodara, Académico Directivo de la Academia Nacional de Economía
En la búsqueda de oportunidades para mejorar la inserción comercial internacional de nuestro país, la opción de acceder al Acuerdo Amplio y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP) se destaca particularmente.
Pharos, think tank de la Academia Nacional de Economía, ya había dedicado una publicación en el 2016 al análisis de los nuevos acuerdos comerciales en el Pacífico[i]. Ese análisis incluyó al TPP, acuerdo predecesor del CPTPP, concluyendo en que presentaba oportunidades y perspectivas positivas para nuestro país.
Ya en setiembre de 2021, el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Colorado había convocado a un conjunto de expertos para examinar las alternativas disponibles para avanzar en la mejora de nuestra inserción comercial internacional del Uruguay. El grupo de expertos incluía también al referente en esta materia por parte del Partido Independiente, Marcel Vaillant, con quien la coincidencia de opiniones era notoria. En esa ocasión las conclusiones fueron claras en el sentido de recomendar que se considere la adhesión al CPTPP como instrumento apto para optimizar la inserción comercial de Uruguay en el mundo.
Esa primera manifestación de interés fue recogida por el presidente de la República, que ante consultas de la prensa había respondido en un par de ocasiones que le parecía una buena idea.
Por su parte, la Academia Nacional de Economía, a mediados del presente año, emitió un pronunciamiento sosteniendo que Uruguay debe presentar su postulación para incorporarse al CPTPP.
Más próximo en el tiempo, el propio presidente, en ocasión del acto de la Unión de Exportadores de 2022, había adelantado que la solicitud de adhesión al CPTPP tendría lugar en unas semanas. Con más precisión, en la reciente visita del presidente de la República a Japón se anunció que esa solicitud se presentaría al final del actual mes de noviembre.
En este contexto, la reunión convocada con representantes de todos los partidos políticos el pasado viernes 18 fue el marco elegido para anunciar que el Canciller Bustillo habrá de presentar la nota solicitando la adhesión el 30 del corriente en Nueva Zelandia, país depositario del tratado.
Algunas voces se alzaron para cuestionar la oportunidad de abrir este nuevo frente negociador cuando aún no había progresado el abierto con China. En realidad, no solo no estamos ante iniciativas mutuamente excluyentes sino, por el contrario, como iniciativas complementarias. Mantener un esfuerzo de negociación con una única contraparte puede resultar, en realidad, una debilidad, mientras que la existencia de un mayor número de alternativas solo puede reforzar el poder de negociación y la credibilidad de la opción adoptada por nuestro país.
También algunos se preguntaron acerca de la oportunidad de dar este paso cuando se acerca el cambio de administración en Brasil. Si Uruguay es serio en su intento de retomar soberanía en materia de su política comercial, en mi opinión no debería adoptar mas dilatorias. Recordemos que los ademanes no seguidos de las acciones preanunciadas en realidad debilitan la credibilidad tanto ante la opinión pública nacional como a nivel de nuestros socios regionales y de nuestras eventuales contrapartes negociadoras. Este curso de acción no hace más que reafirmar las intenciones al respecto que fueron expresadas ante la Asamblea General a comienzos de esta administración y que fueron llevadas adelante en la primera cumbre del Mercosur que le sucedió. Esta coherencia es en sí una virtud de la que no cabe renegar.
Se ha informado de la existencia de estudios que han evaluado positivamente la pertenencia al CPTPP. No los conocemos en detalle, pero ello parece perfectamente plausible. Se trata de un conjunto de países que representan un mercado importante para nuestra oferta exportable. Se trata también de países cuya oferta exportable puede amortiguar el costo en términos de desvío de comercio resultante de las preferencias concedidas actualmente por nuestro país. Asimismo, se trata de una agrupación guiada por disciplinas y no por coincidencias ideológicas o afinidades de carácter extra comerciales. Incluye, asimismo, una serie de principios que están acordes con las mejores prácticas en materia de política comercial, que nuestro país habrá de convenir en prácticamente cualquier acuerdo comercial con socios razonablemente serios. Por último, se trata de un acuerdo en el que buena parte de las disciplinas ya están acordadas, por lo que no necesariamente habrá que esperar negociaciones excesivamente prolongadas. Puede decirse que se trata, en suma, de una adhesión similar a la que hubiera tenido lugar respecto de la Organización Mundial del Comercio (OMC) si ya no fuéramos miembros de esa organización desde el comienzo.
Lo hasta aquí expuesto hace pensar que el camino hacia el CPTPP representa ventajas para nuestros intereses en materia de política comercial. Las adecuaciones a nuestro marco normativo habrán de ser negociadas, así como nuestra oferta en materia de bienes y servicios. En materia de inversiones ya contamos con compromisos preexistentes que alumbran el camino a recorrer. Solo podría corresponder preguntarse, entonces, cuán necesario fue que transcurriese todo este proceso hasta que se adoptara la decisión final de solicitar la adhesión. Se trata de una interrogante revisionista que no cabe plantear a esta altura de los acontecimientos.
Adelante entonces con el camino delineado y los solo corresponde expresar los mejores deseos de un exitoso procedimiento de adhesión y negociación.
[i] NUEVOS ACUERDOS COMERCIALES EN EL PACIFICO: OPORTUNIDADES Y AMENAZAS PARA URUGUAY, Bartesaghi, I., Estrades, C. y Vaillant M., Pharos, DEcon y Academia Nacional de Economía, Montevideo, 2016.