Es importante reconocer que mientras que la innovación y sus efectos ha sido ampliamente estudiada en el caso de grandes empresas, o en el caso de empresas de alta tecnología (Wang et al. 2015), y que las empresas familiares han existido desde mucho tiempo atrás y que han sido reconocidas como catalizadoras del crecimiento económico de la sociedad moderna, la investigación en el campo de la innovación y la empresa familiar ha sido prácticamente nula (De Massis et al. 2012a; Craig and Moores, 2006). A pesar de lo anterior, se reconoce que el papel que la innovación puede jugar en la empresa familiar es sumamente importante ya que es capaz de potenciar su desempeño en los mercados en los que opera (Kraus et al. 2012; Aronoff, 1998).
Las empresas familiares tradicionalmente han tenido historias de adaptación y de innovación. Robinson (2006) apunta que las empresas familiares son fuente de innovación que las hace capaces de enfocarse a un nicho del mercado y capitalizar su ventaja competitiva. La innovación es una variable dinámica y la estructura que la soporta cambia igualmente al momento que lo hace el entorno económico y la empresa familiar. De acuerdo con Huixia (2006) las empresas familiares están más sujetas al riesgo en parte debido a su tamaño, sus recursos, el conocimiento que manejan y las habilidades de sus administradores. La manera de solventar estas deficiencias es a través de la innovación, aprendiendo constantemente de su actividad y de la mejora en sus procesos.
Igualmente, Huixia (2006) encontró en sus investigaciones que muchas empresas familiares han empezado a poner más atención en la administración y el desarrollo de los recursos humanos introduciendo personal técnico a sus operaciones con la finalidad de desarrollar más rápidamente proyectos innovadores en la empresa.
Craig y Dibrell (2006) sostienen que el éxito en la empresa familiar puede ser medido no solo por la forma en que es manejada la transición a la próxima generación sino a través de fenómenos incluso más intangibles como lo son la transferencia de los valores, la cultura y la reputación de la empresa, proceso en donde los líderes en el negocio familiar juegan un importante papel. En este mismo sentido, Craig y Dibrell (2006) sugieren que la condición de innovación es parte de estos fenómenos y que las empresas familiares deberán estar más interesadas en llevarla a cabo para beneficio de las generaciones futuras. Estos procesos y las consiguientes políticas difieren sustancialmente en el caso de las empresas no familiares.
La innovación resulta entonces una decisión estratégica e implica que la empresa lleve a cabo adecuaciones en sus procesos internos, su estructura organizacional, su forma de enfrentar a la competencia y su oferta de productos. Dado que la innovación implica un considerable riesgo, la implementación exitosa de una estrategia de innovación requiere hacer cambios sistemáticos y significativos, así como considerar mayores grados de flexibilidad en su estructura organizacional.
Las empresas que sean capaces de operar con estructuras organizacionales más flexibles tendrán mayores índices de actividades innovadoras que aquellas empresas organizacionalmente más rígidas. Las empresas familiares son conocidas por contar con estructuras organizacionales y procesos de toma de decisiones más flexibles y son menos propensas a adoptar mecanismos formales de monitoreo y control, la innovación se generará más fácilmente en los negocios familiares que en los no familiares.
Para que las empresas pequeñas mantengan actividades innovadoras y sean competitivas, deben enfocarse en atraer y mantener administradores calificados y altamente entrenados. Las empresas pequeñas deben dejar atrás la práctica de colocar gerentes basados más en las relaciones familiares que en sus habilidades para desempeñar el puesto, mientras que la administración en manos de la familia puede tener ventajas motivacionales para el éxito de la empresa.