A principios de enero, se desató en Chile un incendio que hizo arder más de 300.000 hectáreas. En su extinción, participaron los 45.000 bomberos chilenos junto a varios colaboradores de otros países. Los chilenos lo hicieron de manera gratuita, al igual que realizan todas las actividades del servicio. Desde 1851, cuando se creó el Cuerpo de Bomberos, jamás recibieron una renta por su actividad, ni tienen interés en hacerlo. «Todos los bomberos sirven voluntariamente por esa pasión por servir a la comunidad», dijo Raúl Bustos Zavala, secretario nacional de Bomberos de Chile, en diálogo con CRÓNICAS.
Por Federica Chiarino | @FedeChiarino
Hace alrededor de 30 años, en la ciudad de Linares, al sur de Santiago de Chile, un bombero murió realizando actividades de rescate en unas termas. Fue un episodio conmovedor para todo el país, en especial quienes se encontraban cerca. Ese bombero sirvió de inspiración para que, a los 21 años, Raúl Bustos Zavala se sintiera contagiado por su pasión y decidiera ingresar al Cuerpo de Bomberos para ejercer su vocación de servicio. «Me motivó e ingresé yo a Bomberos ese mismo año», dijo Bustos Zavala en diálogo con CRÓNICAS. En la actualidad, a sus 52 años, ejerce el cargo de secretario nacional de Bomberos en el país trasandino.
Las historias, tanto de Raúl, del bombero fallecido hace 30 años en las termas de Linares, y de todos los que han arriesgado sus vidas en incendios o desastres naturales, son aún más inspiradoras cuando se conoce que ninguno de ellos cobra un salario por su actividad. Los bomberos en Chile son voluntarios desde sus orígenes, y no tienen interés en cambiar esta situación. Más aún, se niegan a aceptar una renta por su actividad. Los únicos que reciben un salario en la institución son los telefonistas de líneas de emergencia, los conductores profesionales y el personal de apoyo administrativo.
El primer Cuerpo de Bomberos de Chile se fundó en la ciudad de Valparaíso en 1851 y, desde ese entonces, se han creado distintas compañías en todo el territorio. Hoy son alrededor de 312 cuerpos de bomberos, cada uno con su propia estructura, que funcionan como organizaciones de derecho privado. «A través de todos estos años, más de 165 años a la fecha, ha sido algo casi como un pilar republicano, en que la gente se siente muy bien sirviendo así», dijo Bustos Zavala. «Todos los bomberos sirven voluntariamente por esa pasión por servir a la comunidad», añadió.
Su carácter de voluntarios no quiere decir que no reciban capacitación y formación para ejercer su actividad. En Chile existe una Academia Nacional de Bomberos que, según Bustos Zavala, cuenta con «una de las mejores instalaciones de América». Allí, todos se preparan para servir. El secretario nacional de Bomberos de Chile aseguró que en el mundo es probable que existan más bomberos voluntarios que rentados, y mencionó los casos de Estados Unidos y Alemania, donde existen ambos. Admitió que el de Chile es un sistema «difícil de entender» pero que ha funcionado por más de 165 años. En total, el país dispone de unos 45.000 bomberos, de los que 6.000 son mujeres.
Entre los motivos por los que los bomberos chilenos no tienen interés en recibir una renta, Bustos Zavala destacó el funcionamiento de la estructura. Si funcionara con salarios, tendrían que existir turnos y bomberos fijos en unidades, en camiones y en los cuarteles. El secretario nacional de Bomberos de Chile afirmó que al día de hoy, un Cuerpo de Bomberos cuenta con una cantidad de personal que «triplica o cuadruplica lo que sería una nómina de personal rentado».
Además de su trabajo voluntario, los bomberos de Chile deben pagar una cuota mensual por el ejercicio de su actividad. El funcionamiento es similar al de una organización sin fines de lucro pero de derecho privado. «Para su existencia, los socios o los integrantes de esas organizaciones tienen que pagar una cuota para su manutención, para las reuniones, etc. Entonces, en cada compañía que integran los bomberos, cada integrante paga su cuota social», explicó Bustos Zavala. Las cuotas varían según la zona, y es una obligación pagarla.
Al no recibir un salario, los bomberos de Chile no cuentan con gremios, sindicatos ni ninguna otra asociación laboral. Bustos Zavala explicó que no defienden sus derechos laborales porque no lo ven como un trabajo, sino más bien como «un servicio» que «se presta gratuitamente».
La mayoría de los bomberos chilenos tienen otra profesión, que oficia de fuente de ingresos para su vida y la de sus familias. El secretario nacional de Bomberos, por ejemplo, se dedica a la asesoría legal de empresas y está a cargo de un estudio jurídico. Esa es su fuente de ingresos pero, al ser una profesión «liberal», le permite dedicarse también al servicio de bomberos.
La recompensa de servir como bombero en Chile se basa en el orgullo, el sentimiento heroico y las gratificaciones que les brinda su actividad. Bustos Zavala recordó el terremoto del 27 de febrero de 2010, cuando le tocó estar a cargo de una de las ciudades más castigadas por este desastre natural: Constitución, donde falleció el mayor número de personas. Para él, el trabajo de todos los bomberos fue gratificante, porque «permitió paliar un poco esa catástrofe». Además, a raíz de ese hecho, Chile ingresó en la red de Naciones Unidas para asistencia en desastres naturales. «De ese 27 de febrero de 2010, nosotros pudimos extraer lecciones aprendidas que nos permitieron fortalecer nuestras capacidades nacionales», reflexionó Bustos Zavala.
El «mayor incendio de la historia» llega a su fin
Los casi 45.000 bomberos chilenos participaron, en enero, de la extinción del que podría ser el incendio más grande la historia de Chile y del mundo, según Bustos Zavala. Para combatirlo, debieron solicitar apoyo de bomberos de varias partes del mundo como Perú, Paraguay y España. Hoy el fuego ya está extinguido, casi en su totalidad, aunque quedan pequeñas zonas donde las llamas continúan. Aún se desconoce cuál fue el origen de este gran incendio, aunque todas las hipótesis llevan a sospechar que fue causado intencionalmente por una o varias personas.
Según cálculos a los que pudo acceder el diario El País de España, los incendios forestales provocaron una pérdida de más de 9.000 millones de dólares entre combustible, material dañado e incluso un cuartel recién construido que quedó destruido por el fuego.