Una frase del presidente Lacalle Pou, posterior a la cumbre del Mercosur, quedó rondando en la mente de más de uno de los que se interesan por el escenario internacional. En concreto, el mandatario volvió a remarcar que Uruguay apunta a una flexibilización y modernización del bloque, y en este contexto hizo referencia al conocido dicho “tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe”. Este elemento, junto a otros que en la actualidad se encuentran deambulando las tensiones del principal mercado común de esta parte del mundo, fueron puestos bajo la experiente lupa de Didier Opertti, ex secretario general de Aladi.
“Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe”, es una frase que para Opertti puede representar un anuncio implícito, que va en la dirección de que es el Mercosur el que no se puede romper en este caso. Como contraparte, esto dentro de la postura del máximo mandatario no se contrapone con el hecho de seguir insistiendo, como ya hace un tiempo, en la flexibilización de la herramienta. Para el especialista, el fin último de este comentario es tratar de poner énfasis en una “disconformidad” con el bloque, que además es propia de otras personalidades dentro del país, y que por lo tanto, según entiende, debe considerarse una situación a atender.
Son momentos, son decisiones
Dentro de las decisiones que se pueden tomar, aparece la de dar un paso al costado, situación que, según entiende Opertti, en caso de suceder, no puede ser llevada adelante “pegando un portazo”. En relación al proceso formal que se debería seguir en ese caso, el experto explicó que el primer paso debería ser una nota de Cancillería al Consejo del Mercosur, la cual deberá estar en su consideración durante 60 días. Luego de ese plazo, si es reiterada la posición del país, podrá confirmarse de forma definitiva la denuncia del tratado de forma unilateral. Sin embargo, esto implicaría seguir manteniendo igualmente por dos años las obligaciones comerciales del acuerdo.
La otra carta que se puede jugar es la de flexibilización, en relación a ella, el excanciller señaló que la idea que se sostiene desde el gobierno uruguayo se vincula a quedar en el bloque solo en lo que lo comprende como zona de libre comercio, dejando por fuera las obligaciones como unión aduanera y mercado común. En ese contexto, desaparece la figura del Arancel Externo Común y se permitirá la negociación con terceros sin el asentimiento de los demás socios, ya sean estos países u organizaciones, rompiendo lo que hoy establece la resolución 32/00. Esta acción necesitaría, a diferencia de la de abandonar el bloque, un acuerdo con los tres socios restantes.
Antes de las decisiones
Opertti, como parte de su extendido trajín en el plano de las relaciones internacionales, resaltó que cualquiera de estas intenciones que se decida impulsar implica un profundo análisis. Lo primero a tener en cuenta es la situación por la cual atraviesan los líderes del bloque, donde por parte de Argentina se enfrenta un año de elecciones, y en el caso de Brasil se aprecia un gobierno de Lula da Silva que recién comienza.
Irse del Mercosur, como decisión total y definitiva, significa, según explicó, romper una alianza regional reconocida en la OMC y, además, dejar de pertenecer a un socio que ya ha acordado reglas técnicas con la Unión Europea.
En esta línea, evaluó como otro proceso necesario la consulta interna al interior del gobierno y también la consulta de este con la oposición. “La política exterior no puede ser dominio exclusivo de quien gobierna, es necesario el apoyo de la opinión pública”, apuntó. Extendiendo lo que solo significa consultar en el plano político, amplió perspectivas, al incluir como necesario también lo técnico y lo jurídico.
En oposición y teniendo en cuenta lo que han sido las diferentes declaraciones, afirmó que este tipo de decisiones son pasos que “no pueden edificarse sobre la base de algunas expresiones individuales de tipo polémico y dentro de un marco concreto”.
La coyuntura regional
En ciertas ocasiones se señala que las diferencias dentro del Mercosur que no permiten unirse en un objetivo común están dadas por lo ideológico. Opertti, por su parte, consideró que la política exterior no puede y no debe basarse en términos de “comunidad ideológica”. Contrariamente, puso énfasis en que se debe valorar la “comunidad humana” que el país tiene, principalmente, con Argentina, y en otra medida, también con Brasil. “Sería un acto de soberbia creer que nosotros podemos unificar el modelo en la región”, concluyó.
Consultado por el rol asumido por Brasil como líder de la región y de forma puntual el papel que hoy representa Lula da Silva, señaló que dos o tres actos “no alcanzan a definir lo que puede ser una gestión de cuatro años”. Más allá de eso, aclaró que sigue con preocupación el hecho de que Brasil no pueda encarnar un elemento que debe ser, a su entender, la marca distintiva de la región; se trata de “el respeto por todas las ideas, la condena a los gobiernos dictatoriales y, sobre todo, la defensa de la paz”.