Con fuerte incidencia de China y EEUU, los principales motores del comercio mundial, los flujos de intercambio internacional evidencian señales de enfriamiento y las perspectivas a futuro son de una elevada incertidumbre, en medio de tensiones geopolíticas. En particular, preocupa la guerra en el sector tecnológico, que parece escalar a un nuevo nivel, mediante la aplicación de restricciones recíprocas entre las mayores economías del planeta.
Los últimos datos de comercio mundial reflejan una fuerte caída en los principales flujos de intercambio, evidenciando el enlentecimiento en las principales economías del globo, e instaurando una nueva etapa de crecimiento económico mundial débil. A ello se suma la preocupación por el incremento de las tensiones comerciales entre EEUU, Europa y China, que parecen abrir un segundo capítulo de la guerra comercial, que tuvo su primera instancia tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en 2017.
Un artículo publicado por el portal web especializado El Economista señala que la débil coyuntura del comercio mundial puede traer consigo cambios profundos, con China cerrándose a los mercados occidentales. Se advierte que la guerra tecnológica ha subido de nivel, al tiempo que los datos comerciales registran caídas en todos los frentes.
Señales de enfriamiento
El Instituto Kiel, uno de los servicios de estudios más prestigiosos de Alemania, elabora su propio índice de comercio mundial y apunta un retroceso del mismo de 1,6% en el mes de julio, reflejando una fuerte caída de las importaciones estadounidenses del 3,6% y un significativo retroceso del 0,7% de las exportaciones en China.
EEUU y China son los principales motores del comercio mundial, en el primer caso por tratarse de la primera potencia económica mundial y del consumo, y en el segundo por ser considerada la fábrica del mundo. El Índice Kiel ofrece el tracking mensual de exportaciones e importaciones de 75 países para obtener un indicador de conjunto. El dato de julio está condicionado por la trayectoria de las dos potencias.
“Los movimientos de barcos en la primera mitad del mes ya no presagiaban nada bueno, y el pronóstico es aún peor ahora que los datos del mes completo de julio están disponibles. Es probable que la razón principal de esto sea el panorama económico sombrío en todo el mundo”, sostuvo Vincent Stamer, economista del Instituto Kiel, consignado por el citado medio.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ya estaba augurando un importante freno en el comercio mundial, que pasaría de un crecimiento de 5,2% en 2022, a una expansión de 2% para este año.
El economista Matthew Martin, de Oxford Economics, señaló en un reciente informe que, si bien la temporada navideña puede provocar alguna mejora en los flujos comerciales, se siguen esperando “fuertes vientos en contra” debido a las tasas de interés elevadas, una demanda de consumo más suave e incluso una “recesión leve hasta 2024”.
El comercio internacional todavía se está adaptando a los efectos generados por la pandemia de covid-19. Tras una rápida recuperación generada luego de la reapertura de la economía, producida por un gasto inusitado en bienes de consumo, ahora la demanda se ha volcado hacia el sector servicios.
Navieras advierten incertidumbre
Las principales navieras advierten que se vienen “tiempos inciertos”. La danesa Maersk mejoraba sus previsiones, pero alertaba por una perspectiva débil para lo que queda de año. Por su parte, su competidora CMA Group, señala en un informe ejecutivo que “el mercado del transporte y la logística sigue deprimido”. “Las previsiones macroeconómicas para la segunda mitad de 2023 anticipan un crecimiento global lento dadas las persistentes presiones inflacionarias que pesan sobre el gasto de los consumidores, así como las medidas tomadas por los bancos centrales en respuesta, y las incertidumbres geopolíticas”, detalla el reporte.
El economista jefe del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas, también advierte por el impacto que pueden tener las tensiones geopolíticas, en referencia al “aumento de las restricciones comerciales que se han impuesto unos países a otros”.
Las malas cifras de relaciones comerciales coincidían con las restricciones recíprocas que está habiendo entre China con EEUU y Europa en materia tecnológica.
De fondo está el miedo a que el gobierno de China utilice desarrollos tecnológicos de EEUU y Europa con objetivos militares. Pero también están las restricciones de China sobre sus exportaciones de tierras raras, o las de Países Bajos para no vender sistemas y recursos tecnológicos, que afectan a la economía del futuro basada en la fabricación de chips avanzados, baterías de vehículos eléctricos, radares o satélites.