El Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) realizó una mesa de análisis económico en la Expo Prado, centrado en el atraso cambiario que atraviesa el país y sus principales desafíos. Del evento, desarrollado el pasado viernes 15, participaron el director ejecutivo de Ceres, Ignacio Munyo; la responsable de Asesoría Económica, Comunicación y Sostenibilidad de la Unión de Exportadores del Uruguay (UEU), María Laura Rodríguez; y el director de Vixion Consultores, Aldo Lema.
El moderador de la charla, director ejecutivo del CED, Agustín Iturralde, recordó que tras la pandemia el dólar tuvo una significativa depreciación en relación a las monedas de los mercados emergentes. Agregó que a partir de julio de 2021 la moneda uruguaya no tuvo un comportamiento muy diferente al resto, pero dejó en claro que la dificultad viene de antes, “cuando el peso uruguayo fue de los que más se fortaleció con respecto a la divisa norteamericana”.
Por su parte, Rodríguez destacó que el problema es “muy grave” y necesita una solución inmediata. Ejemplificó que días atrás la UEU recibió una delegación de japoneses, quienes señalaron el alto costo país de Uruguay. Según su visión, actualmente hay “una situación de precios internacionales a la baja combinada con un dólar en el subsuelo que afecta a los exportadores”. La economista criticó la política de suba de tasas de interés llevada adelante por el Banco Central del Uruguay (BCU) y lamentó que la buena noticia de la inflación tenga un costo que debe ser “pagado” por el sector exportador.
En tanto, Munyo opinó que la manera de superar esta realidad “viene por el lado fiscal”, en el entendido de que el centro del problema del desalineamiento “es fiscal”. De hecho, sostuvo que “la única intervención genuina que puede haber por parte del gobierno para salir de un tipo de cambio que no es el que la economía o el sector productivo puede desear es con superávit fiscal”.
Por último, Lema aseguró que “cuando un país hace las cosas relativamente bien, su moneda tiende a apreciarse. Cuando hablamos de alineamientos cambiarios deberíamos incorporar más variables y sus fundamentos”. Como ejemplos, mencionó la posición de riqueza del país, el comportamiento del gasto privado respecto al producto, el diferencial de crecimiento per cápita con el resto del mundo y los términos de intercambio. De acuerdo a su lectura, “no importa tanto el déficit fiscal, como el tamaño del gasto público. La verdadera variable relevante es el tamaño del gasto público. Y bajar un punto el gasto público primario del producto, que implicaría un esfuerzo enorme, subiría el tipo de cambio real entre 1 y 2%”, afirmó.