Tras el anuncio de la reducción de 50 puntos básicos de la tasa de política monetaria (TPM) por parte del Banco Central del Uruguay (BCU), se deben valorar y observar todas las aristas que forman parte de la coyuntura económica. Para ello, CRÓNICAS consultó a Hernán Bonilla, presidente del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) y a Pablo Moya, socio de la consultora Oikos, quienes coincidieron en que la reciente decisión va en línea con la prioridad del banco, que es la inflación.
El pasado 5 de octubre, el Comité de Política Monetaria (Copom) del BCU decidió una reducción de 50 puntos básicos de la TPM, fijándola en 9,50%.
Según se valora en el comunicado emitido, la decisión es de un nivel consistente con la fase contractiva de la política monetaria y con el rango establecido para los próximos 24 meses, y se agrega que, mientras terminan de alinearse la expectativas y de afirmarse el fortalecimiento de la credibilidad al permanecer dentro del rango meta de la inflación, la TPM se encontraría a un nivel cercano a finalizar el ciclo de baja.
La decisión fue tomada en un contexto global heterogéneo, donde se destaca el dinamismo de la actividad de Estados Unidos, la reactivación de China, la disminución de la desaceleración de la economía de Brasil y el marco electoral que transita Argentina, que a raíz de ello se decidió una suba en la tasa de política monetaria del país.
Hernán Bonilla consideró que, cuando se analiza lo que está pasando a nivel internacional con la inflación y con las tasas de interés, se observa un “aterrizaje suave” del nivel de precios, donde los países en general han comenzado a reducir sus tasas.
“En el caso de Uruguay, estamos viendo que ya habido alguna baja de la tasa, pero con la idea que se ha transmitido, de que tampoco es esperable que en el futuro cercano veamos bajas mucho más fuertes de la tasa de interés. Para eso hay que tener en cuenta el contexto”, explicó el presidente del CED.
A su entender, la baja de la inflación ha sido “más rápida de lo que se esperaba”, un hecho que se explica por distintos factores, y resaltó que hay que apreciar “en su justa medida” el valor que tiene lograr una tasa de inflación que esté en el entorno del 4%, más allá de que puede llegar a aumentar en los próximos meses.
Por su parte, Pablo Moya puntualizó que actualmente el país tiene un registro inflacionario “sumamente bajo” y que no es necesario mantener una tasa de interés “tan alta”, algo “que podría perjudicar” el crecimiento económico, en un escenario de actividad con contracción en el trimestre anterior y con un panorama regional adverso.
La inflación como prioridad
“Me parece que la decisión es consistente con lo que ha sido la política del actual BCU, en particular, de darle un rol protagónico al manejo de la inflación”, declaró Moya, y agregó que, en este sentido, cuando empieza a ceder la inflación, se entiende que no es “tan necesario” una tasa de interés tan alta, además de que puede generar algún tipo de inconvenientes sobre la actividad económica.
Para analizar este aspecto se debe considerar que el objetivo del BCU es el control de la inflación, algo sobre lo que Moya destacó que las autoridades del banco “no son necias” y saben que una política contractiva “puede generar problemas de actividad”. Entonces, en ese marco, “hacen política contractiva pero siempre vigilando que eso no genere desestímulos a la actividad”.
“Si bien se continúa en un rango de política contractiva, la reducción de tasas es consistente con esta filosofía”, remató.
Bonilla, tras ser consultado sobre este apartado, consideró que la política del BCU trata de sostener este logro. “No se puede terminar el esfuerzo antes de cumplir el objetivo, es un buen nivel de inflación en términos de la historia reciente de Uruguay, pero también debemos tener en cuenta que hoy las inflaciones normales en el mundo están incluso por debajo de lo que tenemos”, explicó.
“Creo que es razonable esta reducción de tasas de interés que hemos visto, pero también me parece razonable que no se pongan todas las baterías en seguir bajando la tasa de interés hasta tener claro si se ha logrado llegar a una inflación razonable a nivel internacional, que tiene sus costos pero que es un logro que si lo alcanzamos va a ser muy importante, porque va a permitir mayor estabilidad macroeconómica, mayor previsibilidad, mayores ingresos reales para los jubilados, pensionistas y todos quienes ganen en pesos”, concluyó Bonilla.
¿Qué busca el BCU cuando baja o sube la tasa de interés?
El manejo de la tasa de interés es uno de los instrumentos de política monetaria más extendido a nivel internacional, y se basa en un delicado dilema entre control de precios y estimular la actividad económica.
Lo que busca la autoridad monetaria al bajar o subir la tasa de interés, tal como lo explicaron los especialistas, es desestimular o estimular el costo del dinero. Cuando se fija una tasa de interés alta, el valor del dinero es alto.
Si para la toma de un crédito se fija una tasa del 10% interbancaria, esto significa que ese 10% es el piso que los bancos se prestarían entre sí o el gobierno le prestaría a los bancos. Si el banco consigue el dinero al 10%, a una empresa se lo va a prestar al 15% y a la familia al 20%.
Si el crédito se encarece, lo que hace la población es no tomar créditos, tanto a nivel familiar como empresarial. De esta forma, al aumentar la tasa de interés, se desestimula el crédito y por lo tanto se busca generar menos actividad económica, poniendo paños fríos sobre la demanda, y así se busca frenar la inflación.
Por el contrario, cuando las tasas bajan, el crédito se abarata, estimulando así la actividad económica.