Según las cifras oficiales del Ministerio del Interior, este año se registraron 19 homicidios menos que en 2019. Puede parecer un número casi alentador, pero lo que no se registra es la alta cantidad de denuncias no realizadas, según explicó el especialista en seguridad Edward Holfman en entrevista con CRÓNICAS. Además, analizó la situación actual y destacó los principales desafíos en la materia.
Respecto a las denuncias, el experto indicó que la última encuesta de victimización fue en 2017, la cual arrojó que el 73% de las personas no realizan denuncias.
En ese sentido, Holfman sostuvo que, si bien la cifra de homicidios se redujo respecto al año pasado, aumentó con referencia al primer y segundo año del gobierno de coalición. “No se ven el resto de los delitos”, defendió.
En los casos de rapiña, la reacción de la víctima depende de las circunstancias y el escenario en el que se genere el delito, según explicó, e hizo referencia a que los modos de operación cada vez son más violentos.
Para Holfman esto es parte de la cultura carcelaria conformada por una red de corrupción, protección y enseñanza para aquellos delincuentes que reingresan al sistema penitenciario.
Homicidios
El delito de homicidio es uno de los más denunciados y el que más trasfondo implica con delitos tales como el consumo de drogas y tráfico de personas.
Según indicó el especialista, Uruguay es el segundo consumidor de drogas en América: respecto a la cocaína el país se ubica en segundo puesto luego de Estados Unidos, mientras que en el consumo de marihuana solo es superado por Canadá.
En ese sentido, el consumo de estupefacientes involucra delitos como el tráfico de personas, que desde el 2004 suman 379 personas ausentes. “Pasamos de ser un país de tránsito a ser acopio de cocaína”, dijo Holfman, y agregó que en Uruguay se cerraron alrededor de cinco laboratorios de drogas sintéticas.
El narcotráfico
Uruguay no solo se caracteriza por ser un país de tránsito de drogas, sino que también es uno de los mayores proveedores de cocaína con destino a Europa. “Era impensado que hoy en día uno de los narcotraficantes más buscados sea uruguayo”, aseveró Holfman respecto al caso de Sebastián Marset. En ese sentido, el experto comentó que, en 2021, la Europol incautó casi 240 toneladas de cocaína, de las cuales 16 pasaron por el puerto de Montevideo y cuyo principal responsable fue Marset.
Por este motivo, Uruguay pasó a ser una ruta contraintuitiva: un camino seguro pero que genera mayor gasto, logística y demora de llegada.
Uso de la tecnología
En Uruguay existen alrededor de 8.600 cámaras de videovigilancia del Ministerio del Interior. Holfman indicó que, para medir determinadas conductas y situaciones, el software de las mismas hace sonar una alarma y avisa a la policía. Además, se refirió a los llamados “puntos seguros”, que son cámaras ubicadas en paradas o escuelas con botones de pánico y megáfonos. Esta herramienta advierte a la policía y las cámaras realizan un seguimiento de la situación. Si bien estas pueden tener reconocimiento facial y de matrículas, no están instaladas en todos los equipos. “Estos son los delitos que más se dan y menos se denuncian”, afirmó Holfman.
Los mayores desafíos
En cuanto al uso de la inteligencia artificial, el especialista dijo que puede ser un instrumento útil ya que a través de las cámaras de videovigilancia se omite mucha información.
Por otra parte, Holfman destacó que Uruguay tiene fronteras “muy abiertas”, puesto que existe un 55% del espacio aéreo uruguayo sin radarizar. “¿Realmente estamos combatiendo el narcotráfico?”, se cuestionó, ya que se triplicó el movimiento de contenedores en el puerto sin escáner actualizado y con controles manuales.
El entrevistado sostuvo que algunos de los errores del sistema suponen atacar al microtráfico, como lo son las bocas de venta de drogas y no prestar mayor atención al lavado de activos. “La Senaclaft no tiene la cantidad de gente suficiente”, indicó, y puntualizó que Uruguay es una importante plaza donde se lava dinero proveniente de carteles de droga europeos y sudamericanos.