Por Daniel Olesker (*) | @DanielOlesker
El contexto
Cuando miramos en el largo plazo los ciclos del mercado de trabajo podemos distinguir en los 30 últimos años tres ciclos de empleo. Primero en los años 90 un ciclo de estancamiento en el empleo que se sintetiza en: estancamiento de la tasa de empleo y por ende de la creación de empleo; aumento de la tasa de desempleo entre el inicio y el fin de un ciclo de crecimiento económico; mantenimiento en todo el período de un desempleo por encima de su nivel estructural(1); un aumento importante del no registro en la seguridad social; niveles de inserción laboral diferenciados por edad, género, etnia, nivel educativo y territorio.
Un segundo ciclo entre 2005 y 2014 de expansión del empleo caracterizado por la expansión del empleo con niveles récord de ocupación; la caída del desempleo por debajo de su nivel estructural; el aumento del registro en la seguridad social con niveles superiores a la propia creación de empleo; reduce la magnitud, pero mantiene las heterogeneidades mencionadas de la fase anterior.
Un tercer período que se inicia en 2015 y se caracteriza por estancamiento en el empleo y recuperación desde 2021, pero sin configurar aún una fase expansiva nueva.
El trabajo: 2019-2022
El cuadro 1 nos muestra los datos de la evolución del mercado de trabajo desde 2019. Allí vemos el impacto de la caída del PIB y los niveles de inversión en 2020 y luego la recuperación hasta el año 2022.
Es decir, hacia 2022 llegamos con un menor nivel de personas desempleadas que 2019 y aproximadamente 37.000 puestos de trabajo adicionales a dicho año, en un contexto de menor tasa de actividad y por ende un crecimiento pequeño de las personas que buscan trabajo.
Cuando analizamos por dentro este crecimiento, con los datos mensuales del INE, vemos que luego de la caída durante 2020 y parte de 2021, en agosto de 2021 comienza un proceso de crecimiento (ese mes el nivel de empleo iguala el promedio de 2019), tiene un aumento importante en el último trimestre de 2021, se estanca durante los primeros ocho meses de 2022 y vuelve a tener un crecimiento relevante en los últimos meses de 2022 y otro empuje importante reciente desde junio de 2023. En estos dos últimos casos, el repunte no va acompañado de caída en la tasa de desempleo ya que, a diferencia de los empujes anteriores en que las personas que buscaban trabajo eran menos, desde setiembre de 2022 crecen sin cesar las personas activas, es decir, las que buscan trabajo. En el último año de setiembre 2022 a setiembre 2023, 58.000 personas ingresaron o reingresaron al mercado de trabajo.
Desde el punto de vista de las ramas de actividad, el crecimiento del empleo estuvo asociado por un lado al desarrollo del sector de la construcción, en parte por la obra de UPM y en parte por obras públicas, en particular la construcción del Ferrocarril Central.
Otra parte de la explicación del aumento del empleo se refiere a los llamados “jornales solidarios” que en su momento explicaron un tercio de la creación del empleo de 2021 y mantienen aún una presencia importante en dicho crecimiento.
Por otra parte, los datos muestran un aumento importante del sector salud y los servicios profesionales en general.
Finalmente, desde el punto de vista geográfico es mayor el crecimiento en el interior del país, aunque, como veremos más adelante, todavía se mantienen tasas diferenciales importantes en varios departamentos.
Los problemas de empleo
Al mismo tiempo que evaluamos la dupla empleo/desempleo, dentro de los ocupados, es necesario analizar los ocupados con problemas que registra la estadística del INE, que se refieren al subempleo y al no registro en la seguridad social.
Como recordamos más arriba, estas variables tuvieron una reducción muy importante en el ciclo expansivo del empleo de 2005 a 2014 (el no registro bajó de 40 a 25% de los ocupados) y luego se mantuvo igual hasta 2019.
El cuadro 2 nos muestra los datos de 2019 a 2023 y vemos una reducción de ambas variables en 2022 respecto a 2019 y luego un crecimiento de las personas para ambas situaciones en 2023, que se da particularmente en los últimos tres meses de julio a setiembre de este año.
Las heterogeneidades en el mercado de trabajo
La situación de acceso al empleo no es similar para todas las personas. Hay al menos cinco factores que inciden en la diferenciación de acceso: la edad, el género, la etnia, la culminación de ciclos educativos y el territorio en el que habitan. El cuadro 3 nos muestra una parte de esas diferencias en perjuicio de jóvenes, mujeres, negros y personas que no culminaron el ciclo básico de secundaria.
Los problemas de empleo en los territorios
Finalmente, otro elemento a destacar es la diferencia en las tasas de desempleo, subempleo e informalidad según departamento. Hemos construido un índice de personas con problemas de empleo, sumando estas tres dimensiones y relacionándolas con la población activa del departamento. El cuadro 4 nos trae dicha información.
Como vemos, los departamentos con mayor problemática (en algunos casos por desempleo, en otros por informalidad) provienen de dos situaciones distintas. Por un lado, departamentos que, estructuralmente, mantienen problemas laborales profundos, ubicados en el noreste del país, y por otro lado los afectados por problemas más coyunturales en el litoral este del país. En el otro extremo, Colonia, Maldonado y Flores presentan las menores problemáticas. Es necesario decir, además, que en el departamento de Montevideo (no incluido, pues el promedio dice casi nada) se encuentran igualmente estas diferencias, siendo las situaciones laborales más graves las que se dan en los municipios F, D y A.
La masa salarial
Por último, mirar el empleo y su evolución implica mirar la evolución de los salarios y ver qué ha pasado con la masa salarial (suma de empleo y salarios) y en particular cómo ha evolucionado en relación a la riqueza nacional.
En estos tres años tenemos que la masa salarial ha caído en un contexto de crecimiento del PIB, lo cual muestra el cuadro 5. Esta desigualdad de acceso a recursos de los trabajadores ha significado una pérdida de ingresos (si lo comparamos con lo que la masa salarial hubiera recibido de mantener constante su participación en el PIB) de 2.117 millones de dólares acumulados en los tres años.
(*) Exsenador y presidente de Asuntos Sociales del Frente Amplio.
(1) Se entiende por nivel estructural el desempleo que se mantiene aun en condiciones de crecimiento económico pues depende de condiciones del modelo de acumulación.