Desde el jueves 9 hasta el domingo 12 se presentará en el Teatro Solís “Bosque Adentro” protagonizada por Inés Estévez. La obra aborda temas vigentes como el abuso en las redes, la salud mental, el cambio climático, pero el denominador común son los vínculos, que constituyen “el gran desafío del ser humano”. Así lo dijo la actriz y cantante argentina entrevistada por CRÓNICAS, quien también se refirió a la actualidad de la industria teatral del país vecino.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-¿Qué le atrajo de esta obra y qué la motivó a aceptar este papel?
-Es una obra escrita por una autora muy joven y dirigida por otra mujer y además es una obra sobre mujeres, lo cual, en un mundo digitado por hombres, atrae. Por otra parte, es la relación entre una madre y una hija durante un viaje que no es de placer, donde empiezan a develarse ciertas verdades que hacen que ellas se transformen por completo, o sea, las dos mujeres que salen a viajar no van a ser las mismas que llegan.
Yo disfruto de encarnar un personaje que no es lineal, que tiene contradicciones y complejidades, como el rol materno ejercido a pesar de la propia inmadurez, algo tan frecuente, porque una no nace sabiendo ser madre. Atravesar eso en la ficción me parece encantador. Es una obra que habla de los vínculos, no solamente entre madre e hija, hay tres hombres omnipresentes de tres generaciones diferentes: mi padre, el padre de mi hija y un exnovio de mi hija, que no están en escena pero que de algún modo son determinantes.
-¿Cuál es el mensaje central que busca transmitir la obra? ¿Por qué recomendaría ir a verla?
-La obra habla de muchos temas vigentes, el mundo adolescente, el abuso en las redes, la salud mental, el cambio climático, pero el núcleo son los vínculos y cómo estos marcan y condicionan nuestra propia evolución. Con eso todo el mundo se siente identificado. Eso me parece lo recomendable de la obra, además de que es muy poética. El conflicto vincular es algo a lo que nadie escapa, los vínculos son el gran desafío del ser humano.
-Por su experiencia previa, ¿cómo cree que el público responderá a esta obra?
-En general, en Buenos Aires teníamos localidades agotadas siempre y había una gran identificación, iban muchas madres con hijas, pero también muchos hombres, y espero que acá pase lo mismo. La gente salía muy conmovida, todo el mundo se sentía identificado con alguna parte de la historia.
-¿Qué se siente para usted traer esta obra al Solís?
-Yo estoy feliz porque nunca trabajé en el Solís y además es la primera vez que voy a venir a actuar, siempre vine a cantar. En Uruguay hay una tradición teatral muy importante y digna de respeto porque es de búsqueda de contenido, de sustancia, no es el entretenimiento. El público no es para nada conformista y eso me parece un desafío.
-¿Cómo ha evolucionado el teatro en Argentina en los últimos años? ¿Cómo incidió la pandemia?
-El primer gran cambio fue en el 2001, después de aquella gran crisis, que fue la explosión del teatro independiente. Y ahora, a pesar de la dificultad económica que estamos atravesando, pospandemia ha habido un florecimiento de espectáculos. El teatro comercial que en Argentina va de miércoles a domingo, hoy empieza los lunes.
-¿Cuáles son los desafíos que enfrenta la industria teatral hoy?
-El desafío que enfrenta la industria teatral es la atroz coyuntura económica que estamos atravesando. A pesar de eso, el teatro está a tope, pero no sabemos bien qué va a pasar y eso seguramente influirá, pero sobreviviremos, como lo hemos hecho siempre.
-¿Cómo es para usted enseñar este arte?
-Es interesante porque en cierto modo soy una infiltrada en el sistema educativo. No estoy de acuerdo con la verticalidad, con la calificación, con el juicio crítico, y más si eso se impone a la hora de acompañar gente a expresarse creativamente, me parece una contradicción muy grande. Yo me doy el gusto de acompañar a las personas en ese mundo expresivo-creativo desde un lugar totalmente diferente al común denominador, es decir, no estoy ahí para aleccionar, sino para sostener o acompañar, no hay juicio crítico, no hay calificación, se insta al alumno a autoevaluarse. Yo no estudié, no tengo formación actoral, me formé trabajando. Es un método basado en mi experiencia profesional y da muchísimos resultados.
Recientemente hice la segunda parte del taller de interpretación en Emociones Escénicas, el espacio de Angie Oña. Fueron dos fines de semana intensivos con 24 participantes y lo terminé el domingo pasado. Yo ya había venido de la mano de Ana de Rogatis en el 2019 a dar clases.
-¿A quiénes está dirigido el curso?
-Este curso es para actores y no actores. Tenemos la idea de continuar el taller con este grupo que está con muchas ganas de seguir, así que vamos a ver cómo nos organizamos. Y tengo ganas de hacer un taller exclusivo para actores.
-Ha tenido experiencia en teatro, televisión, cine, música. ¿Hay algún rol en el que se sienta más cómoda?
-Hay más comodidad en la actuación porque son muchos más años de recorrido, y hay un poco más de temor en la música porque son muchos menos años de experiencia, pero me gusta por igual escribir, dirigir, enseñar, actuar, cantar. Todo me parece válido a la hora de expresarme, todo ayuda a depurarme como ser humano.
-¿Cómo cree que el arte escénico impacta a nivel cultural en una sociedad?
-Es fundamental. Un país es su cultura, y el teatro es de las primeras manifestaciones culturales organizadas, porque el canto siempre existió, el baile, los ritos paganos o religiosos, pero el teatro fue la primera manifestación organizada de expresión artística. Y la escenificación de acontecimientos reales o ficticios es algo que uno ejerce como un juego cuando es chiquito, eso incide mucho tanto en el espectador como en el que cumple el rol de escenificar una ficción.
-¿Qué proyectos tiene en carpeta?
-Tengo un proyecto teatral para el año que viene, estamos en conversaciones, y estoy esperando el estreno de tres películas y dos miniseries: “Miranda de viernes a lunes”, que fue una película que se filmó en el 2021 que dirigió María Victoria Menis; “Vera y el placer de los otros”, dirigida por Federico Actis y Romina Tamburello; “Mensaje en una botella”, que es una comedia con Luisana Lopilato y Benjamín Vicuña; Maternidark, una miniserie que también es de Romina Tamburello, y otra que se llama “Previa”, dirigida por Victoria Chaya Miranda.