Por Leonardo Loureiro (*) | @ljloureiro
La inteligencia artificial se está incorporando en todos los aspectos de la vida empresarial a nivel mundial. En Uruguay, mayoritariamente, se tiende a pensar que esto es solo de los que trabajamos en el sector tecnológico, lo cual para mí es una gran equivocación, situación que tenemos que empezar a revertir.
En varias contratapas de CRÓNICAS vengo hablando de estos temas, con mayor intensidad desde la aparición pública de ChatGPT, pero en estos últimos tres meses he vivido una revolución personal. Muchas cosas que parecen aisladas cuando las voy conectando en mi mente me van mostrando una nueva realidad, a la cual es importante prestar atención.
En los próximos párrafos voy a tratar de poner un poco de orden en la montaña de información que tengo en mi cabeza y que generan múltiples pensamientos e ideas igual de desordenadas.
Voy a comenzar comentando que en setiembre asistí a un evento en el que la oradora principal era la ministra de Economía, Azucena Arbeleche. Dijo muchas cosas interesantes, pero la que captó particularmente mi atención fue cuando expresó que, en su opinión, que la competitividad del país va estar en otro nivel cuando logremos que todas las empresas utilicen inteligencia artificial para sus procesos de negocio. Tengo claro que la ministra es una persona muy preparada, que sigue todas las tendencias, pero no me deja de sorprender su comentario, el cual obviamente comparto totalmente.
Recientemente, tuve la oportunidad de asistir a tres eventos de grandes tecnológicas que presentaron sus arquitecturas de Inteligencia Artificial Generativa (IAG) para las empresas. ChatGPT es solo la punta del iceberg, y lo que hoy una empresa puede hacer con IAG en un contexto controlado es inimaginable. Desde empresas de software hasta empresas de retail y empresas industriales, la IAG no solo se limita a ser un chat inteligente, sino que también incluye la generación de imágenes, software, asistentes virtuales, y mucho más. La IAG ofrece un mundo de oportunidades, y aquellos que las aprovechen serán los que logren tomar mejores posiciones de mercado, no solo a nivel nacional, sino también regional e internacional. Es importante entender que una empresa que internaliza y generaliza el uso de la IAG mejora su productividad, lo que a su vez le permite ser más competitiva en el contexto en el que se mueve.
Gracias a mi actividad, he tenido la oportunidad de hablar con algunos líderes empresariales en Uruguay que están viendo el impacto de la Inteligencia Artificial Generativa (IAG) en sus empresas y mercados. Aunque algunos los ven como un poco “locos”, estos líderes están comenzando a implementar la IAG en sus empresas de manera gradual, con pruebas de concepto en áreas específicas. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la velocidad es cada vez más importante, y que todas las áreas de la empresa deben involucrarse en el uso de la IAG para mantenerse competitivos. Empresas de todo el mundo están adoptando la IAG para mejorar su productividad y competitividad, y las empresas uruguayas no deberían quedarse atrás.
Leyendo una entrevista a mi colega Marcel Mordezki, muy directo como es él, decía: “Muchas cosas, como las conocemos hoy, van a cambiar por la tecnología; en Uruguay hay sectores con retrasos significativos”. A su comentario adicional de que hoy tenemos que pensar en clave digital, le agrego cómo usamos la IAG para crecer digitalmente de forma exponencial.
Tenemos que pensar no en clave de mejoras incrementales; como sector empresarial debemos crear nuestro propio futuro, pensando en cómo será la sociedad y la economía en cinco o 10 años. Sumando a esta visión tecnológica la mirada del triple impacto y los objetivos de desarrollo sostenible.
En mi último viaje a Seattle, al evento Microsoft Ignite, me sucedieron dos cosas muy interesantes. Una fue ver al CEO de Microsoft, Satya Nadella, hacer 100 nuevos anuncios relacionados a su oferta de IAG, incorporándola en todos sus productos y procesos de negocio, alianzas con otros grandes de diferentes sectores de la tecnología, viendo un avance gigantesco en solo un año, que abruma el impacto que puede tener en todos los sectores de la economía. Las empresas de software que no se sumen a esta ola pueden quedarse con una porción muy pequeña de su mercado.
La otra cosa que me pasó fue participar de una reunión en donde había 10 empresas referentes de sus sectores de la economía, de diferentes regiones del mundo: una aerolínea, un fabricante de autos, un laboratorio farmacéutico, un banco, una empresa de entretenimiento, una consultora, un retailer y una empresa de alimentos. Todos ya venían trabajando con IAG desde hacía un año, todos con casos de uso ya en productivo, desde mejoras de procesos operativos, soporte a clientes, marketing, creación de productos y servicios, etc. Dos de ellas ya lo tenían generalizado, habían creado una “task force” totalmente transversal a su compañía con personas de todas las áreas de negocio. Algunas empresas de TI en Uruguay lo hemos hecho, como lo hicimos en nuestra empresa en marzo de este año definiendo un grupo de trabajo para analizar mejoras en la productividad personal, grupal y como crear nuevos productos basados en IAG. Pero esto es necesario que lo hagan empresas de otros sectores de actividad económica.
La incorporación de IAG en los procesos de negocio es fundamental para mejorar la productividad y la competitividad de las empresas uruguayas. Desde las cámaras empresariales debemos trabajar juntos para implementar esta herramienta y mantenernos a la vanguardia de la tecnología. Aquellas empresas que no adopten la IAG corren el riesgo de quedarse atrás en un mercado cada vez más competitivo. Empresas de todo el mundo están avanzando rápidamente en la adopción de la IAG, y es importante que las organizaciones uruguayas no se queden atrás
Colaborando en red, podemos amplificar el conocimiento colectivo y alcanzar una mejora generalizada de la productividad y la competitividad. La IA no es solo una herramienta de negocio, es un puente hacia el futuro de la economía y la sociedad.
(*) Vicepresidente de la Confederación de Cámaras Empresariales