“Me animo a decir que habrá una nueva y múltiple discusión al interior del Mercosur, dado que el furibundo discurso de Milei contra China y Brasil aparece morigerado”

Julio César Gambina, economista argentino

Las promesas de campaña del actual presidente de Argentina, Javier Milei, que apuntaban a dolarizar la economía y a eliminar el Banco Central parecen haber quedado fuera de la agenda. Así lo manifestó Julio César Gambina en una entrevista que concedió a CRÓNICAS, en la que también destacó que bajar la inflación va a suponer un “empeoramiento” de la situación económica y social de la “mayoría” de la población.

Por Mateo Castells | @teocastells

-Javier Milei ha prometido, entre otras cosas, recuperar la economía argentina. Teniendo en cuenta el escenario actual y el panorama político con el que se enfrentará una vez que asuma, ¿qué aspectos considera que son viables de recuperar y qué desafíos enfrentará para ello?

-Lo que Javier Milei pretende, como elemento cuantitativo, es reducir la inflación, para lo cual dice que en los primeros meses va a crecer de una manera importante. Él habla de que recibe una hiper inflación sembrada. Entonces, acá hay un primer objetivo cuantitativo de reducir la inflación a mediano y largo plazo, pero de momento, lo único que aparece es que los precios van a crecer en los primeros meses de su gobierno. Para bajar la inflación tiene que estabilizar la economía, reordenar los precios relativos y se espera que lo primero que ocurra es una devaluación de la moneda, que supone transferencias de ingresos de la población de menores recursos, que es la mayoría. Bajar la inflación va a suponer un empeoramiento de la situación económica y social de la mayoría de la población. También hay que revisar lo que quiere decir tener éxito. Puede tener éxito en la reducción de la inflación y, al mismo tiempo, acrecentar el deterioro de las condiciones de ingreso y vida de la mayoría de la población.

-¿Considera que realmente se puede esperar un ajuste brusco y de shocks, tal cual ha anunciado a lo largo de la campaña, o piensa que implementará un gradualismo como lo hizo Macri en los primeros años de su gobierno?

-Explícitamente ha dicho que no va a tener una política gradual. Él va a una política de shocks, y está hablando de un 5% de disminución del déficit fiscal, lo que supone pensar para el 2024 un superávit fiscal, mejorando y superando las metas establecidas por el acuerdo actual con el Fondo Monetario Internacional (FMI). En su discurso habló de un 17% de déficit entre las cuentas del tesoro y del Banco Central de la República Argentina (BCRA), y lo que ha anunciado es una disminución del 15%, 5% vinculado al presupuesto nacional y un 10% al déficit que arrastra el BCRA con los pasivos remunerados. Todavía no queda claro por dónde va a pasar la solución de los pasivos remunerados y, respecto del ajuste, la señal que da es que lo va a pagar la política y no el sector privado. Este es un tema difícil de interpretar hasta que no se conozcan las medidas concretas, porque todo ajuste fiscal que esté orientado al sector público va a afectar al sector privado. Suspender las obras públicas tiene que ver con contratos suscritos por empresas con personal, por lo tanto el impacto en el sector público y privado será parejo.

-También ha manifestado su afán privatizador y ha anunciado sus intenciones de privatizar empresas públicas. ¿Cree que esto puede asemejarse a la política privatizadora llevada a cabo en los años 90?

-Como concepto general, sí. Cómo efectividad, es distinto. Habrá que ver qué plantea como privatización y cuáles son las empresas que se privatizan. Por ejemplo, YPF es una empresa privada, de gestión estatal. No hay que privatizarla, pero lo que se puede esperar es que se vendan acciones que están en manos del Estado Nacional, porque las acciones en manos de las provincias no dependen de la política nacional sino de lo que decidan las propias provincias. Y así como se ofrecían algunas acciones del Estado, algunas provincias podrían tener acceso a adquirir esas acciones, cambiando la composición de los accionistas de la YPF privada. Pero ese mecanismo de YPF como empresa privada podría llevar a que otras empresas públicas se transformen en sociedades anónimas y que, por lo tanto, permitan la venta de sus acciones. Lo que está planteado en el orden del día como prioridad es la privatización de los sectores públicos de comunicación, como la televisión pública y la radio nacional. De momento hay declaraciones, pero todavía no hay ninguna medida concreta.

-Usted hablaba sobre los efectos que tendrá el hecho de bajar la inflación sobre la situación económica y social de gran parte de la población. Además de este aspecto, ¿qué otros efectos colaterales piensa que tendrá la implementación de las medidas anunciadas?

-El designado presidente del BCRA, Santiago Bausili, señaló explícitamente que el Banco Central no se cierra. Todo indica que la propuesta de dolarización y eliminación del BCRA se posterga. Hoy es parte del discurso del presidente Milei y es parte del discurso de Bausili, además de ser parte de los antecedentes que trae el ministro de Economía, resultando en una total sintonía entre estos tres actores. Hoy no está en la agenda ni la eliminación del BCRA ni la dolarización. En todo caso, lo que está puesto en este plano es la devaluación del tipo de cambio para tratar de acortar la brecha existente entre el tipo de cambio oficial y los tipos de cambio paralelos.

-En lo que respecta a las relaciones internacionales, ¿cuál cree que será el encuadre geopolítico y cómo se configurarán las relaciones con los principales actores cruciales al día de hoy?

-El dato relevante de la asunción fue la presencia del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. Es impensable esa presencia sin el previo acuerdo de Estados Unidos, y tal como lo ha dicho Milei, el privilegio de las relaciones internacionales de Argentina lo tendrán el país norteamericano e Israel. Precisamente, la presencia de Zelenski muestra que, si hay dos conflictos internacionales vigentes en el sistema mundial, dentro de múltiples complejidades, los papeles de Estados Unidos y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) son determinantes. Por lo tanto, explícitamente dicho, el privilegio es de Estados Unidos e Israel. Además, se ha anunciado que no se va a optar por la incorporación al Brics y sí se va a optar por tramitar todo lo necesario para que Argentina se incorpore a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), por una invitación que ya viene del gobierno anterior, que no se terminó de materializar.

-En lo que respecta a la relación Argentina-China, la anterior administración utilizó el SWAP chino de US$ 5.000 millones y recientemente Javier Milei le pidió por carta a su par Xi Jing Ping que intervenga. ¿Qué lectura hace de esto?

-Argentina va a pagar esa deuda y aún tiene opción para usar un tramo del SWAP utilizado, y creo que, con cierto pragmatismo, hasta podría usarlo. Es probable que como el ministro de Economía es un especialista del mercado financiero, va a intentar reunir recursos internacionales que no provengan de China, lo que habla de una definición ideológica de no potenciar la relación con China desde la política pública, pero también puede haber pragmatismo y utilizar esos recursos. Las declaraciones públicas de Milei fueron contra China, sin embargo, la canciller Diana Mondino ha tratado de bajar los decibeles de las declaraciones y transmitir que Argentina va a seguir negociando con todo el mundo. Es muy probable que no se haga tan visible un vínculo con China y con Brasil, pero Brasil es el primer socio comercial de Argentina, China es el segundo y en tercer lugar aparece Estados Unidos.

-¿Cómo se configura la interna del Mercosur ante esto que usted menciona?

-En el Mercosur habrá una nueva ecuación. Se incorporará Javier Milei a las discusiones, con mucha sintonía con los presidentes de Paraguay y Uruguay, pero también se ha incorporado como socio pleno Bolivia, por lo que es pensable que se dé una asociación entre el presidente de Bolivia, Luis Arce y el presidente de Brasil, Luiz Inázio Lula da Silva, que dicho sea de paso, Brasil es la potencia hegemónica en la zona Me animo a decir que habrá una nueva y múltiple discusión al interior del Mercosur, dado que el furibundo discurso de Milei contra China y contra Brasil aparece morigerado.

-Si bien el FMI dijo que va a ayudar y contribuir con la situación, es algo que también se lo manifestó a Sergio Massa en la anterior administración, pero terminó siendo ajeno. ¿Cree que el FMI esperará señales de posibles recortes para evaluar qué hacer?

-Habrá continuidad, a tal punto que el principal asesor de Sergio Massa en el Ministerio de Economía, Leonardo Madcur, continúa con la gestión de Milei y será el representante argentino frente al FMI. Hay una señal política de continuidad. En todo caso, Milei ha señalado que irá más allá de las metas suscritas entre Argentina y el FMI. Es decir, esta política de shocks hace que, si el objetivo planteado por el FMI era exigente respecto del gobierno anterior y las cuentas públicas, Javier Milei propone ir más allá y está planteado para el 2024 un superávit fiscal. 


“Veo un escenario de crecimiento de la conflictividad social”

-¿Qué proyecciones realiza y qué escenarios tiene en mente?

-Veo un escenario de crecimiento de la conflictividad social. Está claro que quienes no lo votaron en general están asociados a la tradición de organización sociopolítica de Argentina. Hay que pensar que antes de la segunda vuelta, prácticamente todas las organizaciones sindicales, sociales, profesionales, culturales y deportivas, se manifestaron por Sergio Massa y la sociedad mostró una crisis de representación política. En el discurso de asunción, el presidente electo anunció un gran ajuste y dijo que no hay plata. Estamos hablando de un mensaje muy duro que va a afectar a toda la sociedad, con la continuidad del presupuesto 2023 para el 2024, con la inflación que terminará siendo del 180% o 190%, con lo cual transferir el mismo presupuesto del año que cierra al año que empieza, en sí mismo es un ajuste, lo que está generando mucha preocupación en el sector público, como en las universidades públicas que dependen del presupuesto nacional, lo que supone que no podrán funcionar durante todo el año 2024. La gran incógnita es qué reacción tendrán quienes votaron por Javier Milei cuando reciban las facturas de servicios públicos implementadas, vean el incremento de los combustibles y lo que pasará con las obras sociales. Resta ver cuál será la respuesta de los sectores no organizados que optaron por esta política de cambio sustancial del orden económico, y también habrá que ver cuán duro es el shock de ajuste que se plantea.


Mayor afinidad “ideológica” y “política” entre Argentina y Uruguay

-¿Qué se puede esperar de la relación comercial entre Argentina y Uruguay?

-Habrá mayor sintonía política. Las relaciones entre ambos países vienen complejas incluso en tiempos de afinidad política, como fue el caso del gobierno de Kirchner y Vázquez, que tuvo a las pasteras como eje de discusión. Creo que ahora habrá afinidad ideológica y política, que no fue lo que aconteció en el gobierno de Macri, aunque las relaciones no fueron de confrontación, pero el tema del puerto es un tema trascendente en esta relación. Hay que pensar que el puerto de aguas profundas está en Montevideo, no en Argentina, y por lo tanto hay una relación múltiple de necesidad de cooperación. Habrá que ver si con esta sintonía hay capacidad para pensar una mayor articulación de Argentina con Uruguay, algo que en los últimos tiempos y por múltiples razones no se venía desarrollando.