AVON Uruguay realizó una encuesta sobre los obstáculos y motivaciones que atraviesan las mujeres para salir de una situación de violencia.
El miedo, la vergüenza, la sensación de que no les iban a creer, las amenazas o la dependencia económica son algunos de los obstáculos planteados por las mujeres para tomar acciones y salir de las situaciones de violencia de género, según una nueva investigación realizada en Uruguay por AVON.
Esta acción se enmarca en la Promesa Avon, que busca poner fin a la violencia hacia mujeres y niñas, y fue realizada junto a la empresa de investigación de mercado Quiddity y la Fundación Plenario de Mujeres del Uruguay (Plemuu).
Según se desprende de la encuesta, el 83% de las mujeres mayores de 18 años transitaron al menos una vez situaciones de violencia por su condición de género (física, sexual, simbólica, psicológica o económica patrimonial). Sin embargo, menos de la mitad (32%) la reconocieron como tal.
En lo que refiere al tipo de violencia ejercida, un tercio se vio afectada alguna vez su libertad económica, académica o profesional. El 35% de las mujeres con hijos y separadas o divorciadas afirmó no recibir la cuota alimentaria por parte de su expareja, el 24% no pudo tomar decisiones sobre el manejo de su dinero, mientras que al 22% no se le permitió estudiar o trabajar.
La violencia psicológica es una de las formas más invisibilizadas, y sus consecuencias se remiten principalmente al desarrollo interpersonal. Los celos, el control de la vestimenta o el aislamiento de las redes familiares y de amistad son algunas de las formas en que se manifiesta, y que fue visibilizada por la mitad de las mujeres que respondieron al estudio.
Además, la encuesta arrojó como resultado que tres de cada 10 mujeres pasaron alguna vez una situación de agresión física o sexual por su condición de género.
En el estudio, las mujeres señalaron que fueron tomando conciencia de que estaban atravesando situaciones de violencia de género mientras estaban en la relación, pero en la mayoría de los casos esto se mantuvo por muchos años porque no estaban listas para tomar acciones, ya que mantenían la esperanza de que la situación se revirtiera.
En cuanto a las principales barreras que enfrentan las mujeres a la hora de pedir ayuda, un 43% declaró tener miedo a las consecuencias. La vergüenza es la segunda barrera más mencionada por el 39% de las encuestadas, mientras que tres de cada 10 sintieron que no les iban a creer. Por otra parte, el 28% temió no poder subsistir económicamente, el 27% sintió que no iban a darle una respuesta o ayudarla, y dos de cada diez recibieron amenazas.
Además, ocho de cada 10 consideran que tener personas a cargo es un desafío adicional a la hora de pedir ayuda.
Cuando tomaron la decisión de accionar, el 22% habló de la situación con alguien, ya sea personas de su entorno, profesionales de la salud o instituciones especializadas y solo el 11% pidió algún tipo de ayuda.