URUGUAY 2025: EL MINISTERIO DE COMERCIO EXTERIOR

Por: Phd (c), Gonzalo Oleggini Leis

Poco se está discutiendo, es más, está prácticamente ausente de los grandes temas reelectorales, el camino al desarrollo y las exportaciones. El esquema analítico actual de la macroeconomía ha puesto siempre primero a las inversiones como uno de los ejes dinamizadores de la economía, y la realidad ha mostrado que no es suficiente. Grandes inversiones, grandes proyectos, pero el Uruguay crece su PBI por debajo de lo que necesita para desarrollarse. Y desde mi punto de vista, el principal camino (no el único), es el de duplicar las exportaciones de bienes y servicios en un plazo de entre seis y diez años. Hoy Uruguay exporta aproximadamente entre bienes y servicios unos US$ 20 mil millones anuales (13.000 y 7.000 respectivamente). Deberíamos diseñar la estrategia para duplicarlos a los US$ 40 mil millones en un periodo de entre seis y diez años (el camino ya realizado por Nueva Zelanda en el pasado, por ejemplo, un país similar a nosotros en muchos sentidos).

La pregunta es cómo. En primer lugar, en un país que se necesita un ámbito de negociación política para casi todo lo que se quiere hacer, sería importante darle el valor que el comercio exterior debe tener (política de Estado), y para ello, aunque parezca un aumento de la estructura burocrática, el mejor camino es reestructurar el sistema ministerial (sin aumentar el costo de los recursos utilizados) que actualmente se posee, y desarrollar un Ministerio de Comercio Exterior (que incluya al Ministerio de Turismo en forma de Secretaría), que se encargue de los lineamientos estratégicos del comex e inversiones, teniendo en cuenta desde el análisis que y como sería lo más lógico, posible, y requerido en el mercado global que debemos producir, como así la forma de comunicar y promocionarlo. Hay que terminar con una máxima de ‘produzco y trato de vender’, por ‘produzco lo que soy eficiente y que el mercado internacional compra’. Una sutil pero gran diferencia, que nos ha llevado a producir en áreas, sectores y productos, que el mercado global ya no adquiere de la manera y la forma que lo intentamos vender. Esto requiere trabajo coordinado, siempre con los esquemas de producción. 

Paralelamente a posicionar el desarrollo del comercio exterior y las inversiones en lo más alto, debemos analizar en bienes y servicios qué podemos producir, y para eso sería importante el ejercicio de poder seleccionar sectores (entre ocho y diez) a potenciar para duplicar sus exportaciones con una estrategia integral. Cuando digo integral me refiero a condiciones del sector, que necesita para producir más; factores internos, como costes bajos de energía, mano de obra capacitada, inversión en maquinaria, estrategia empresarial, logística interna, etc. Para luego enfrentarnos a factores externos, como la logística de exportación, promoción y cadena de comercialización, tipo de productos o servicios que el mundo requiere (y no los que caprichosamente quiero vender) y acuerdos comerciales que refieran a esos bienes con una desgravación arancelaria. Luego, tomar la decisión política de avanzar y financiar.

Siempre con un marco de diferenciación relevante entre bienes y servicios; estos últimos no “pagan” aranceles, no tienen una logística de exportación como los bienes y se promocionan de una manera totalmente diferente.

Este Ministerio a crear debe tener claramente una estructura que atienda estos dos sectores claramente diferenciados con estructura gerencial, una de bienes y una de servicios, luego, una de inversiones, como así también, y para seguir manteniendo la actividad del Mintur, una Secretaría que siga con los procesos que hoy realiza el mismo, principalmente los temas administrativos, reglamentarios y habilitaciones (entre otros). 

La inteligencia comercial tiene una mención aparte dentro de la estructura, ya que es quien analiza y conoce el mercado   internacional y sus tendencias. Por ejemplo, qué no producimos; quizás tenemos condiciones, y el mercado internacional lo requiere y su demanda aumenta (como sucede con el aguacate, fruto que cada vez se consume más, utiliza muchos recursos hídricos y los lugares de producción se secan, como Michoacán, gran parte de Chile o la propia California). Otro caso interesante es el de Chile, que exportaba cerezas a China por un valor de US$ 1.000.000 por año hace 20 años atrás, y ahora exporta US$ 1.300 millones por zafra, como sucedió en el año 2022. 

Lo importante es tener “vida propia”. Hoy, por ejemplo, la promoción del comercio exterior en Uruguay depende del punto de vista de la estructura jerárquica, del Ministerio de Economía y Finanzas y del Ministerio de Relaciones Exteriores. Esto reduce la capacidad de toma de decisiones autónomas en temas que requieren una profesionalización diferente: el comercio exterior. Una cosa es trabajar en conjunto y otra es hacerlo supeditado.

Hay sectores de bienes y servicios que deberían ser potenciados en este proceso. Solo por plantear algunos, se puede mencionar lechería, audiovisual, logística, servicios globales, turismo, ganadería, arrocero, software, etc. 

Voy a profundizar en uno de ellos, como el turismo, y mencionar algunas líneas estratégicas a desarrollar. Por ejemplo, construir tres sitios de estacionamiento y servicios integrales de casas rodantes (Balneario Iporá/Villa Serrana y otro en el litoral) para comercializar en asociaciones regionales donde hay decenas de miles de propietarios registrados; iluminar en cinco años 50 edificios icónicos de Uruguay para desarrollar segmento arquitectónico; un Door Tour; mayor auspicio de eventos deportivos internacionales, como campeonatos de fútbol, rugby, tenis, etc.; instalación de parque de diversiones internacional con parque de agua y de nieve cerrados en la zona metropolitana (la ciudad de Gramado es una buena referencia al respecto). 

Dejo planteada para la discusión, un avance y mejorable estructura de este nuevo Ministerio aprovechando los recursos existentes y eliminando superposiciones de oficinas que realizan disgregadamente tareas similares y que obligan a coordinar una actividad de por sí ya inconexa. También es una muy buena oportunidad de comenzar un proceso de sumar profesionales del comercio exterior, los cuales han estado bastante ausentes del proceso. En este sentido, mucho se puede aprender del desarrollo del modelo de Prochile, el cual eliminó superposiciones y centralizó la promoción comercial externa en un solo lugar, a modo de ejemplo.