Tanto el indicador adelantado oficial, que elabora el BCU, como el no oficial pero con una larga trayectoria, el índice líder de Ceres, muestran que el PIB de Uruguay continúa con una trayectoria ascendente. No obstante, se sigue advirtiendo por la persistencia de problemas de competitividad y rentabilidad de las empresas. Las expectativas económicas se mantienen estables para este año, esperando un crecimiento de 3,3%.
Los últimos datos de actividad mostraron una economía estancada durante 2023, y con dos mitades bien diferenciadas: una primera muy mala, y una segunda de repunte. Ahora, las expectativas para 2024 apuntan a un rebote de la economía, y los indicadores adelantados de actividad parecen confirmar esa dirección.
El Banco Central del Uruguay (BCU) publicó ayer jueves su Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE), que en enero de 2024 se mantuvo prácticamente estable respecto a igual mes de 2023, al crecer un 0,1%. Por su parte, en términos desestacionalizados respecto al mes anterior, registró un avance de 0,8%.
El IMAE es un indicador sintético que resume la actividad de las distintas ramas de la economía en un determinado mes, y proporciona una medida de la evolución de la actividad económica del país en el corto plazo. El cálculo del IMAE se basa en múltiples indicadores de oferta que son ponderados por la participación de las actividades económicas dentro del PIB.
El índice líder
Otro indicador adelantado de actividad, más longevo que el IMAE, es el ILC, el Índice Líder que elabora el Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres), que en su última medición correspondiente a marzo también mostró un comportamiento expansivo.
En concreto, el ILC creció 0,3% en marzo y completó seis meses consecutivos de tasas positivas, lo que indica que en el primer trimestre de 2024 la actividad continuó al alza, como ocurre desde fines del año pasado.
El registro del ILC en el mes de marzo se sustenta en el crecimiento de más de la mitad de las variables que lo componen. Así lo indica el Índice de Difusión, que muestra la proporción de los componentes del indicador que crecieron en el mes, y que se ubicó en 63% en marzo.
De todas maneras, el informe remarca que el 2023 cerró con un leve crecimiento, de 0,4%, por la afectación de varios sectores debido a la sequía, el encarecimiento relativo con Argentina, la parada de la refinería de Ancap, así como la finalización de grandes obras.
“Este año no hay sequía, la brecha de precios con Argentina se redujo significativamente y la planta de refinería de La Teja tiene previsto volver a la actividad próximamente, por lo que se proyecta un repunte de la actividad”, remarca el informe de Ceres. Asimismo, se estima que las exportaciones tendrán impulso con la producción plena de la segunda planta de UPM, y hay otro efecto positivo por la concreción de nuevas inversiones. Esta coyuntura también comienza a reflejarse en los primeros meses con datos positivos a nivel de empleo y salario real, lo que repercute en un mayor consumo, y se espera que este dinamismo continúe en los próximos meses.
No obstante, y al igual que en informes anteriores, Ceres advierte que Uruguay lleva una pérdida de competitividad -medida a través del tipo de cambio real global- de 14% en los últimos dos años, con afectación significativa para la rentabilidad de la industria agroexportadora y el turismo. “No se espera un cambio en la tendencia en este aspecto, por lo cual estos problemas persistirán en los próximos meses”, señala el informe.
Pronóstico estable
En cuanto a las expectativas del mercado sobre el nivel de actividad, no se observaron cambios significativos en las última Encuesta de Expectativas Económicas que releva el BCU. La mediana entre los 23 profesionales independientes e instituciones que respondieron al sondeo, arrojó un crecimiento esperado de 3,3% para 2024, mientras que en febrero esa estimación era de 3,25% y en enero de 3,2%. No obstante, cabe destacar que para el año en curso existe una gran amplitud entre las respuestas registradas. La respuesta mínima apunta a que este año habría un bajo crecimiento de 0,4%, mientras que el más optimista de los encuestados proyecta una fuerte expansión del PIB de 5%.
Pensando en un mediano plazo, tanto para 2025, como para 2026 y para el promedio anual de los próximos cinco años, la mediana de los analistas encuestados proyecta un crecimiento del 2,5%.