Baroni: “Uruguay tiene una de las mayores brechas entre lo que paga el empresario y lo que recibe el trabajador”

Gonzalo Baroni, coordinador del equipo económico de Laura Raffo

Según lo entiende el economista Gonzalo Baroni, el reclamo de sectores empresariales sobre el valor del dólar es “justo”, pero defiende convencido su visión liberal de la economía y cree que, si se es liberal a la hora de vender, comprar y negociar, también se debe ser con el tipo de cambio. Consultado por CRÓNICAS sobre lo realizado por este gobierno, el entrevistado dijo que esta administración “siempre tuvo en la mira no asfixiar” al emprendedor y al productor, y que el Estado fuera acompañante y no un “estorbo”.

-¿Cómo evalúa lo hecho por este gobierno en materia económica?

-Nuestras propuestas parten de la base de que este gobierno atacó lo macroeconómico, logrando bajar la inflación que durante años no se había podido combatir y mejorando las tasas de empleo y las cantidades de inversiones. Ahora entendemos que hay una segunda ola de transformaciones y una profundización en lo que tiene que ver con lo microeconómico y con abaratar el costo de vida de los uruguayos, para entrar en el costo cotidiano de la gente. Por lo tanto, lo hecho por este gobierno lo evaluamos de una manera muy positiva, entendemos que en el trabajo hecho durante y luego de la pandemia se logró ser una referencia en la región y ahora debemos seguir en ese camino.

-Referido a la pandemia, la sequía y la brecha cambiaria con Argentina, tres temas centrales en este período de gobierno, ¿cree que se podrían haber abordado de otra forma?

-La pandemia se podría haber abordado distinto desde el gobierno anterior. En el mundo entero se estaba viniendo la pandemia y nosotros asumimos en marzo sin ninguna medida propuesta por el Frente Amplio (FA) que tuviera algún tipo de impacto sanitario y económico. El gobierno tuvo que salir a recalcular algunos presupuestos, a poner otro pienso al programa de gobierno y durante casi dos años se hizo un gran esfuerzo de parte del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) para redistribuir los fondos y atacar una economía que en muchos casos se cerró y en otros se hizo un esfuerzo para mantenerse abierta. El segundo punto, que es la sequía, fue algo que no solo impactó en uno de nuestros principales sectores que es el agro, con una recaudación mucho menor y que tuvo una pérdida de dinamismo que, justo con los precios que se estaban teniendo, al Uruguay le hubiese venido muy bien tener una gran venta. Por último, la brecha con Argentina ahora se está estabilizando, pero tuvo mucho impacto en el litoral y en todo el país. Sobre este punto se podría haber profundizado en algunos aspectos, pero se hizo lo que estaba al alcance dada la caja que se tenía y las recaudaciones posibles. Este gobierno siempre tuvo en la mira no asfixiar al emprendedor y al productor y que el Estado fuera acompañante y no un estorbo en el país. De esta forma, el MEF se transformó en uno de los mejores ministerios de hacienda a nivel internacional, según lo muestran los rankings mundiales.

-Uno de los grandes pilares de las propuestas de Sumar es bajar el costo de vida del país y los tres grandes ejes apuntan a la desburocratización, al sector importador y a la competitividad. ¿Qué peso tiene dentro de estos puntos el exceso de regulaciones?

-El exceso de regulaciones es uno de los principales problemas. Uruguay tiene una economía de pequeña escala, es un país con un Estado grande y muy presente en la vida cotidiana del ciudadano y del empresario. Nosotros hemos propuesto que el Estado debe desburocratizarse y digitalizarse. Para ello proponemos tener una ventanilla única para varios trámites, que ya se ha avanzado en esa línea, pero hay que profundizarlo y descentralizarlo. Cuando uno empieza a sumar las tasas que hay que pagar para determinadas cosas y los impuestos que hay que sumar, es algo que se termina trasladando al costo de vida de todos los uruguayos.

-¿Y la economía de escala?

-Es otro punto importante. Uruguay necesita una política más liberal, sobre todo en la política de frontera. Dependemos del tipo de cambio de Argentina y Brasil. Hay que trabajar para lograr una mayor competitividad para algunas importaciones, sobre todo algunos comercios. Por otro lado, hay que tener en cuenta que los mercados chicos tienen una pena que les toca sufrir, que son los oligopolios. Hay algunos sectores y mercados que están operados por pocas empresas que, por volumen, tradición y acuerdos, llevan adelante políticas de precios que no son competitivas. Entonces, terminamos pagando precios muy altos en varios productos de consumo diario. En este nivel también encontramos algunos trámites y burocracias, que en muchos casos son necesarios y en otros no.

-¿Es consciente de la cantidad de lobbies con los que se pueden encontrar?

-En los pequeños países es algo que sucede más, porque acá nos conocemos todos y hay muchas empresas que vienen llevando adelante sus tareas hace tiempo. Las grandes superficies también tienen algunos acuerdos con unas marcas y tienen precios que marcan por encima de lo que sería deseable para un mercado un poco más competitivo, pero entendemos que hay que trabajar por ello. Sobre este tema y otros, presentamos la fórmula “Raffo”, con cinco puntos: reducir los trámites y la burocracia, abaratar las importaciones, facilitar el comercio de frontera, fortalecer la libre competencia y ofrecer más variedad de producto. Este es el resumen de una propuesta que busca una competencia más liberal, con productos acordes a la competencia, con importaciones adecuadas a lo que se viene llevando adelante y, en particular, reducir los trámites.

-Algo que se menciona mucho en campaña es el tamaño del Estado. ¿Dónde identifica los principales problemas respecto de este tema?

-Se ha puesto de moda hablar del tamaño del Estado porque tenemos vecinos que están haciendo cambios en el tema. Nosotros no cuestionamos el Estado, sino el rol específico que lleva adelante en nuestras vidas. No entendemos al Estado metido en todas las aristas de nuestra vida cotidiana, sino que debe ser un acompañante. El Estado debe estar presente solo cuando es necesario, no en todo momento. Hay muchas soluciones que se pueden brindar sin tener al Estado presente y, en aquellas que sí deba estar presente, hay que tener claro cuáles son los costos.

-¿Qué subsidios entiende que hoy en día sobran?

-Hay algunas empresas que producen en el país y que están recibiendo subsidios. Hace muy poco tuvimos el conflicto de la bebida, que es un sector que tiene ciertos subsidios y que ha demostrado que ese subsidio se vio positivamente trasladado a los salarios de los trabajadores, pero terminó no haciendo posible la sostenibilidad de las finanzas tal y como estaban planteadas hasta ese momento. Después, hay subsidios a algunas empresas y grupos que también son inconvenientes porque no está abierta la competitividad.

-Referido a lo que menciona del gasto, hay dos temas centrales para el próximo período de gobierno: salud mental y pobreza infantil. ¿Cómo se atienden estos problemas teniendo en cuenta la realidad del gasto público y del déficit?

-La pobreza infantil es algo que viene desde hace muchos años y hoy tenemos la mayor diferencia en la región y el mundo entre la pobreza a nivel de adultos mayores y a nivel infantil. Hay muchos jubilados que les cuesta llegar a fin de mes y que pasan necesidades, pero no llegan a los niveles de pobreza en la niñez, que es una pobreza que está concentrada en hogares monoparentales y generalmente liderados por mujeres. Hay aspectos a tratar, sobre todo políticas de incentivo a madres solteras, por eso surge la propuesta de creación de 15.000 puestos de trabajo, que parte de la base de sostener los aportes, no solo patronales, sino todos los aportes que hacen los trabajadores. Uruguay es uno de los países que tiene la mayor brecha entre lo que paga el empresario y lo que recibe en el bolsillo el trabajador, que a su vez se ve potenciado en los salarios de menor ingreso. Proponemos que los salarios de hasta $ 30.000 se puedan sostener a través del no pago de algunos aportes, algo que pretende tener un foco muy fuerte en mujeres y jóvenes. La pobreza infantil se ataca con políticas activas que acompañen, en lugar de meterse donde no deben.

-¿Y la salud mental?

-En este apartado hay que hacer un trabajo muy fuerte. Tenemos una carencia muy grande de especialistas en esta área. Uruguay y en particular este gobierno ha hecho un esfuerzo en la revalidación de títulos extranjeros y hemos tenido, en los últimos 18 meses, 3.000 nuevos profesionales que están ejerciendo en el país, que más de la mitad son del área de la salud. Hace falta más inversión en este segmento y hay una propuesta de nuestro equipo de salud que no solamente pretende agilizar todos los procesos de agenda y disponibilidad de profesionales en el resto del país, sino que también busca fomentar una mayor coordinación entre lo público y lo privado.


En algunos casos hay que bajar impuestos y en otros hay que hacerlo “de forma progresiva”

-¿Cómo ve las propuestas de reducción de impuestos?

-Cuando hacemos nuestras propuestas, las hacemos teniendo en cuenta las de todos los precandidatos, tanto de la oposición como de la coalición, porque buscamos acuerdos con varios y porque pretendemos ganar nuestra interna y liderar la coalición. En algunos casos entendemos que hay que bajar algunos impuestos y en otros hay que hacerlo de forma progresiva, porque no es posible hacerlo como se plantea, por lo menos, en el primer año de gobierno.


La posición de los empresarios sobre el valor del dólar es un “reclamo justo”

-Teniendo en cuenta la situación del dólar y el control de la inflación, ¿cómo evalúa el reclamo de las gremiales empresariales?

-Es un reclamo justo, pero hago mías las palabras del presidente en cuanto a la visión liberal de la economía: el Estado no interviene el mercado de cambio desde el 2021 y el precio que está no es un precio corregido, sino que es el tipo de cambio de mercado. Por lo tanto, si somos liberales a la hora de vender, comprar y negociar, también lo somos con el tipo de cambio. ¿Sería mejor tener otro tipo de cambio? Probablemente sí y es lo que marcan los economistas, pero es algo de larga data. Además, estamos pagando el costo de algo muy positivo que es recibir una enorme cantidad de inversiones y moneda extranjera en el país.