Abdala sobre pobreza infantil: “no tenemos derecho a hacer señalamientos y debemos actuar con humildad”

EN HYATT CENTRIC

Foto: Andrés Aksler

Pablo Abdala, viceministro del Interior

Consciente del peso del tema seguridad en la campaña electoral, Pablo Abdala opinó, en entrevista con CRÓNICAS, que hoy hay una sociedad “más segura” y que no hay un incremento de la preocupación por el tema de parte de la población, pese a que “existe, como siempre existió”. En este sentido, subrayó que las preocupaciones “siempre están asociadas al contexto”, lo que incide en los resultados de los sondeos, y confesó que hay niveles de coincidencia “muy importantes” en el sistema político sobre cuál debe ser el camino en el tema cárceles. 

Por Mateo Castells | @teocastells


Menú: Ensalada césar fue la elección del entrevistado de la extensa carta del Hyatt Centric, que acompañó con Coca Cola Zero. Para extender la sobremesa, optó por un café doble.


-¿Con qué panorama se encontró cuando asumió como viceministro del Interior?

-Me encontré con un Ministerio en movimiento, que tiene a su cargo una política de seguridad que definió un nuevo rumbo a partir de marzo de 2020. Este ha sido un rumbo exitoso tanto si se mide desde el punto de vista de los resultados como desde el lado de la gestión y la respuesta policial. Las acciones que el gobierno ha tomado en el plano legislativo, con los cambios que se introdujeron en la Ley de Urgente Consideración (LUC) y en algunas leyes posteriores, dotaron de instrumentos muy útiles a la labor policial, lo que es un componente esencial del nuevo rumbo. Esto, asociado a un mayor respaldo desde el punto de vista moral e institucional, junto a una nueva estrategia territorial y un mayor despliegue en el territorio, con un incremento en la inversión en tecnología y equipamiento, es lo que hace al nuevo escenario, que ha determinado que hoy podamos exhibir, más allá de que no todo esté resuelto, un conjunto de indicadores que muestran una mejora.

-¿Cómo cree que está siendo utilizado el tema de la seguridad en la campaña?

-En esto trato de tener una lectura no necesariamente negativa, porque provengo del sistema político y entiendo que en las campañas electorales ocurre siempre que el país se carga de consignas, de proclamas y promesas, por lo tanto, está bien que acontezca y que se debata. Puede haber una cierta utilización del tema por parte de la oposición, pero prefiero no entrar en un terreno de carácter subjetivo. Hoy tenemos una sociedad más segura y no hay un incremento de la preocupación, pese a que sí existe una preocupación por el tema, como siempre existió. Además, las preocupaciones de los ciudadanos siempre están asociadas al contexto. La gente se siente más segura y el resultado de las encuestas es según el contexto, lo que incide en los resultados de los sondeos.

-¿Eso que usted dice no le quita trascendencia a la seguridad?

-No, en absoluto. Pero entiendo que los ciudadanos ponen el acento en un tema o en el otro en función de los contextos y los momentos. Las encuestas no están reflejando que la sociedad se sienta más insegura que en 2019.

-El 47% de la población afirma que la seguridad es el problema principal del país. ¿Qué se le dice a esta parte de la población? La elección pasada se utilizó la mano dura a la delincuencia, por ejemplo.

-A la opinión pública hay que hablarle siempre con franqueza y a la gente hay que decirle siempre la verdad, y creo que no hay que construir relatos ni ensayar discursos. Entiendo que nuestro gobierno no lo ha hecho y de la misma forma en que fuimos muy honestos a la hora de pedir el voto, en el sentido de anunciarle al país qué camino pensábamos transitar, ahora no tenemos que mirar para el costado y no eludir el análisis objetivo de la realidad. Cuando en la campaña hablábamos de hacernos cargo, hablábamos de este estilo de gobernar, que es el de decir las cosas por su nombre, el de enfrentar las realidades y me parece que por estos andariveles hemos venido discurriendo. Y si esto lo decodificamos en términos políticos, creo que explica los altos niveles de popularidad y de aprobación que tienen el gobierno y el presidente.

-¿El enfoque dual ha tenido la repercusión que se esperaba?

-Sin dudas. Creo que el enfoque dual es parte de la nueva impronta, que no es que haya empezado en la etapa que estamos encabezando con el ministro Martinelli. Esto empezó con el propio gobierno que asumió en marzo de 2020. Ya en el primer año de gestión se traspasó la Dirección Nacional de Apoyo al Liberado (Dinali) del Ministerio del Interior al Ministerio de Desarrollo Social (Mides). Eso es enfoque dual puro y duro. Ya en los primeros años de la administración y en los años de la pandemia se concretó el ingreso del Mides al Comcar. Estos son aspectos que hacen a la concepción del enfoque dual.

-La prevención del delito a la que se apunta con el enfoque dual abarca distintos temas como la vivienda, la salud o las adicciones. ¿El contexto del país favorece al desarrollo de esta política?

-El Estado y la sociedad civil, inexorablemente, deben dar respuestas en esta materia. Se vienen dando, pero también creo que debemos optimizar esas respuestas, porque el proceso social se nos vuelve cada vez más complejo. No podemos darnos el lujo de no ser más eficientes de lo que somos. El país hace una gran inversión en cuanto a la malla de contención social que construimos en Uruguay, pero está claro que debemos articular más y mejor.

-¿En qué medida los niveles de pobreza infantil y los números de desvinculación escolar influyen en los niveles de inseguridad?

-No podemos negar que influyen. Lo que nos está pasando es que la tasa de natalidad cayó severamente, con las consecuencias demográficas que eso tiene, pero, sin embargo, la sociedad crece por el lado de las familias más vulnerables, que se encuentran en los quintiles más desfavorecidos desde el punto de vista de los ingresos. Y eso es una realidad estructural que Uruguay arrastra desde el regreso de la democracia y que no hemos sido capaces de superar. Hoy, por suerte, este tema está en la agenda de todos los precandidatos.

-Habla de un problema estructural que va más allá de períodos de gobiernos y partidos políticos. ¿A qué atribuye que no se haya solucionado el tema?

-Ningún gobierno ha logrado alinear los índices de pobreza infantil con los índices de pobreza general. Nosotros no tenemos derecho a hacer señalamientos de ningún tipo y en este tema debemos actuar con gran humildad, y nadie puede pasarle factura a nadie. Nosotros recibimos el país con una pobreza en crecimiento, y al instante debimos enfrentar una pandemia, con las consecuencias que trajo. En ese sentido, todos debemos actuar y comprometernos para combatir esa realidad.

-Se suele apuntar a que las cárceles funcionan como una universidad del delito y los números indican que hay un 70% de reincidencia. ¿Qué debe cambiar a nivel del sistema carcelario para abordar este tema? 

-Creo que a nivel del sistema político también hay un consenso. He advertido en estos meses de gestión en el Ministerio, cuando hemos ido a hablar al Parlamento en temas vinculados a la política penitenciaria, que todos hacemos la misma lectura y coincidimos en cuál debe ser el camino. Hay niveles de coincidencia muy importantes en el sistema político sobre cuál debe ser el camino en el tema cárceles.


“La administración anterior entendió que alcanzaba con combatir al gran narcotraficante y despreció el microtráfico”

-Teniendo en cuenta el negocio minorista que produce el narcotráfico, que es lo que termina generando inseguridad y altos niveles de violencia en distintas zonas, ¿se ataca al proveedor mayorista o al minorista? ¿Cómo han evaluado este tema en el Ministerio?

-Por supuesto que se ha evaluado. Hay un gran trabajo de la Dirección de Inteligencia y creo que es un punto donde tenemos una gran diferencia con la administración anterior, que pareció entender que alcanzaba con combatir al gran narcotraficante y pareció despreciar el microtráfico. Si no, no se explica que haya tomado una decisión tan polémica y que fue determinante en el año 2013, que fue la supresión de las brigadas departamentales antidrogas de Montevideo y Canelones y que este gobierno restableció. Si contrastamos una política con la otra, en términos de los datos, hay avances claros en este período. En los primeros cuatro años de esta administración se incautó cinco veces más pasta base que en todo el período anterior. Estamos hablando de 2.600 toneladas contra 500, aproximadamente.


“Tal vez tengamos que hacer una autocrítica en el sistema político en relación a la seguridad”

-¿Es posible llegar a un acuerdo nacional por la seguridad, teniendo en cuenta las diferencias que existen sobre cómo abordar el tema dentro de los programas de cada candidato?

-Tal vez tengamos que hacer una autocrítica en el sistema político en relación al tema de la seguridad. En Uruguay tenemos un nivel de diálogo político y negociación muy saludable si lo comparamos con otros países, donde además no hay grieta, y sin embargo las políticas de Estado y los consensos se han construido cuando la realidad nos ha pasado por arriba. Algo de esto ha ocurrido en materia de infancia y en materia de seguridad. Particularmente, en lo que tiene que ver con el sistema carcelario, se está dando este fenómeno. Cuando hemos convocado a instancias de diálogo siempre ha sido difícil.

-En campaña se utiliza mucho el número cruzado y la comparación, donde los unos acusan a los otros. ¿Cree que es un debate que aporta a la solución del problema?

-La calidad del debate tal vez debería transitar por otros caminos. Hacer referencia a gobiernos anteriores y compararlos con la gestión actual probablemente sea una cuestión inexorable. Cuando nos comparamos con el año 2019, en términos de los resultados, lo hacemos porque nos comparamos con el punto de partida. Como recurso, es válido y legítimo. Entiendo que la calidad del debate hay que construirla desde el punto de vista del estilo, del nivel y de no incurrir en el agravio personal o descalificar. Lo otro creo que es casi inevitable.