El precandidato por el Partido Nacional (PN), Álvaro Delgado, cerró el ciclo de desayunos de la Asociación de Dirigentes de Marketing (ADM) con los precandidatos a la Presidencia de la República. Durante su discurso, habló sobre sus propuestas programáticas, propuso medidas para dar un “salto de competitividad”, se comprometió a invertir US$ 500 millones en asentamientos y a convertir a Uruguay en el país más desarrollado de Latinoamérica al final de su gestión. También anunció que el gobierno apelará el fallo judicial en contra de la adjudicación del proyecto Arazatí-Neptuno.
Delgado comenzó su discurso caracterizando su campaña como “libre de humo”, en relación a distintos “agravios” que se han dado en los últimos meses. Remarcó que en noviembre espera convertirse en el presidente de todos los uruguayos y no solo representar al PN y a los miembros de la coalición. “Hay una mayoría silenciosa que está comparando resultados, programas, gestiones, candidatos y actitudes. En eso me tengo fe”, aseguró.
Dentro de sus pilares de gestión, contó que la primera prioridad será atender la pobreza infantil. También hizo alusión al problema de la vivienda y propuso su “Plan Avanzar” para atenderlo. “Vamos a invertir US$ 500 millones en asentamientos. El Frente Amplio (FA), después de 15 años de bonanza y mayoría parlamentaria, dejó a 218.000 uruguayos viviendo de manera indecorosa. Esta es la realidad que nos dejaron aquellos que supuestamente eran dueños de la sensibilidad social”, apuntó.
El precandidato se comprometió a que, si logra la presidencia, al final de su período Uruguay será el país más desarrollado de Latinoamérica. Agregó que el objetivo será superar a Chile y Costa Rica en el índice de desarrollo humano. “Es nuestro compromiso”, expresó. Para lograrlo, propuso un “salto de competitividad”, un factor que “va de la mano” con el bienestar para generar condiciones de desarrollo.
Entre otras propuestas económicas, planteó alcanzar un “Uruguay más barato”, y mencionó que en su mandato será una meta llegar al 3% de la inflación. También habló de la necesidad de adjudicar al Ministerio de Relaciones Exteriores más capacidades comerciales. Sobre esto, destacó la reciente apertura de mercado con Malasia, y dijo que se trataba de “una puerta de entrada a la región del sureste asiático”.
En otro orden, habló sobre sus propuestas en seguridad pública y mencionó modernizaciones para la policía. “No hay seguridad pública sin represión. En los programas del Frente esta palabra está prohibida, porque hay una visión romántica de la delincuencia”, sostuvo. Más allá de la represión, mencionó que la solución es dual, utilizando las herramientas de la rehabilitación y la reinserción.
También anunció que el gobierno apelará el fallo “insólito” del juez Alejandro Recarey, que detuvo la adjudicación para la realización de la obra del proyecto Arazatí-Neptuno. Recordó que el mismo juez fue quien en la pandemia impidió -por unos días- la vacunación de menores de 13 años contra el covid-19.
Cerca del final, respondió a “algún analista” que opinó que, si gana Yamandú Orsi o él mismo, no habría demasiada diferencia. “Créanme que no es lo mismo, somos diferentes”, dijo entre aplausos. Otra de sus críticas a la oposición fue que su agrupación cuenta con un solo grupo económico. “Ya vivimos la época de dos equipos económicos, el de Mujica y Astori. Yo a eso no quiero volver. Lo único que genera para afuera, es incertidumbre”, declaró.
Sobre el comentario de la precandidata Carolina Cosse en la red social X, donde expresó que el PN “no tiene programa común, ni para eso tienen rumbo”, Delgado respondió que “a veces está bueno verse al espejo”, especialmente, un “espejo retrovisor para ver lo que hiciste y ver si tenés autoridad moral para criticar”.
Ante las preguntas sobre quién lo acompañaría como vicepresidente, Delgado reiteró que eso se sabrá luego de las internas. “Que se tomen un clonazepam hasta el domingo”, bromeó.