Débora Blanca, psicóloga especializada en ludopatía
Con más de 20 años de experiencia en el tratamiento de la ludopatía, la psicóloga Débora Blanca fue entrevistada por CRÓNICAS acerca de la creciente problemática de la adicción a los juegos de azar, y advirtió por el aumento de las apuestas online entre los jóvenes, especialmente desde la pandemia. En esta línea, la experta enfatizó en la responsabilidad del Estado en regular el juego y proteger a los ciudadanos, y mencionó las iniciativas legislativas y educativas que se están implementando en Argentina para combatir este flagelo.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-¿Cuáles fueron los objetivos de las charlas que vino a dar a Uruguay?
-Fueron capacitaciones para personas de La Banca y una conferencia a profesionales de la salud. La propuesta es poder hablar sobre la patología a la que me dedico hace 20 años, que es la ludopatía -la adicción a los juegos de azar-, que fue creciendo en los últimos años en el mundo. En cada país va teniendo ciertas particularidades dependiendo mucho del lugar que el Estado les da a los juegos de apuestas. Hay países que están mucho más detonados y otros que están mucho más controlados y regulados. Un fenómeno nuevo que se está dando desde el año pasado, especialmente en la Argentina, tiene que ver con la explosión de las apuestas online en los chicos. Los docentes detectaron que los chicos apostaban en los recreos, desde los 12 años, y eso empezó a preocupar muy fuertemente. Se empezó a hablar en los medios de este tema y se están empezando a armar talleres en los colegios y charlas en la comunidad.
-¿Los padres están al tanto de que los hijos apuestan?
-Muchas veces no están al tanto, otras veces sí. Se está naturalizando, porque cuando prendés la tele o la radio, todo el tiempo se están publicitando las apuestas y eso naturaliza. Hay padres que apuestan con los pibes como si fuera un juego. Si hay una edad de inicio es por algo, que tiene que ver con un momento de la vida en el que el cerebro todavía no está maduro en ciertas funciones, por ejemplo, en el control de los impulsos. La práctica de las apuestas genera sensaciones muy fuertes, entonces, a los chicos hay que preservarlos de estas cosas, y los padres a veces no tienen mucha idea de esto. También sucede que hay familias donde se juega, o sea, hay historias familiares de juego.
-¿Cuál debería ser el rol del Estado?
-El rol del Estado es cuidar a los ciudadanos. El mercado está hecho para ganar dinero y está muy bien, pero el Estado está para regular, para controlar, para decidir que sí y que no, de qué manera. El rol del Estado es fundamental en todo lo que nos pasa en la vida democrática. No podemos quedar a merced de ser libres de elegir. Hay una sobrevaloración de la palabra libertad, un vaciamiento del sentido de la palabra libertad. Son tiempos muy convulsionados.
A su vez, con las marcas que dejó la pandemia, por lo menos en los chicos, lo virtual, las pantallas, también entró el tema de las apuestas online como un nuevo modo de apostar y particularmente las apuestas deportivas, que me hacen mucho ruido, más aún cuando es algo completamente descontrolado. Lo que está pasando es que se apuesta cualquier cosa, ya no solo si gana tal equipo, se puede apostar todo. Y las personas le están perdiendo el gusto al deporte, ya no miran un partido entregados al gusto del deporte como antes, está el partido en la tele y cada uno con su celular. El otro día alguien me decía que se había festejado más una tarjeta amarilla que un gol. Empiezan a pasar cosas irrisorias. Ahora, los pibes empiezan a pedir préstamos, empieza a haber conflictos entre ellos, no duermen porque están preocupados por recuperar la plata que están perdiendo, que sacaron de la casa, que les sacaron a los padres. Se empieza a generar un vínculo adictivo con las apuestas.
-Nombraba la pandemia. ¿Generó un antes y un después en la evolución de lo que ha sido la ludopatía en los chicos?
-En la Argentina estuvimos encerrados muchos meses y fue difícil. Implicó para muchas personas repensarse, encontrándose dentro de casa y viendo qué es la vida, para qué sirve el tiempo. Cambiaron un montón de paradigmas, cambiaron las formas de trabajar. Pero los chicos particularmente sufrieron mucho el encierro. Y muchos quedaron encerrados en lo virtual. Otros se escapaban de la cuarentena para encontrarse con amigos. Se dieron un montón de situaciones. Fue un momento muy difícil, más la incertidumbre respecto a lo que estaba pasando, la gente se estaba muriendo, no había vacunas. Todavía hay secuelas de la pandemia.
-¿Cuáles son las mejores formas de controlar este aumento de la ludopatía en los adolescentes?
-Las tecnologías nos trajeron un montón de beneficios, pero también pueden ser armas. Un celular dado antes de tiempo a un chico es un arma. Las redes sociales antes de tiempo pueden ser un arma, generar traumas, porque hay un exceso de información. Está aumentando el consumo de pornografía en los chicos y el consumo de ciertos videos e informaciones que no son para chicos. Es necesario que los padres ejerzan el control parental, que cuiden a qué sitios entran, cuánto tiempo están con los dispositivos, a qué edad se le da una pantalla a un niño. Es un momento en el que hay que repensar algunas de estas cuestiones. Los chicos están muy solos en cuanto a lo que representa el lugar de la autoridad.
-¿En Argentina se está pensando en llevar esto al plano legislativo?
-Se están empezando a armar proyectos de ley en cada provincia. La presión de los medios tuvo mucho que ver para que la clase política se despertara y empezara a legislar. Venían bastante dormiditos, o sea, se legalizó el juego online y se empezó a hablar mucho de esto y se empezó a decir: ¿Dónde está el Estado? ¿Dónde están las legislaciones? ¿Qué se hace con esto? Y entonces se empezaron a generar proyectos, talleres en las escuelas para los chicos, charlas para los padres. Hay que trabajar un montón.