Indicadores de alta frecuencia y proyecciones de corto plazo de los servicios, apuntan a una expansión de la actividad en los próximos dos trimestres, con un crecimiento moderado del consumo privado y la recomposición de la demanda externa neta, según detalla el Informe de Política Monetaria del BCU. Sin embargo, en términos interanuales la proyección del PIB para la segunda mitad del año “refleja una senda inferior a la del informe anterior, lo que persistiría hasta mediados de 2025”.
El Banco Central (BCU) publicó su Informe de Política Monetaria correspondiente al segundo trimestre del año, un documento donde se analizan distintas variables que competen a la economía internacional y local, y que dan el marco a las decisiones que toman las autoridades de la entidad.
Al analizar el contexto internacional, se señala un escenario relativamente estable, con las proyecciones de crecimiento inalteradas tanto para el año en curso como para 2025. Asimismo, luego de un largo período en el que la inflación mundial se mostró rígida a la baja, los últimos datos dan cuenta de “cierto descenso”. Sin embargo, se advierte que los precios de los servicios continúan aumentando por encima del nivel general de precios de la economía, lo que marca que “las presiones en el núcleo más duro de la inflación no se han terminado de abatir”.
En cuanto a la región, en Argentina se siguen observando “evoluciones divergentes entre el contexto monetario-financiero y las variables del sector real”. Recientemente se observó una ampliación de la brecha cambiaria, al tiempo que se registran “sensibles caídas del nivel de actividad y del consumo”. Por su parte, en Brasil se destaca un dinamismo mayor al previsto, a pesar del shock negativo que implicaron las inundaciones en el sur del país. “Asimismo, los desafíos en el frente fiscal, el volátil contexto externo y la robustez del mercado laboral, llevaron a que el Banco Central de Brasil (BCB) interrumpiera su ciclo de recortes en su tasa de política (Selic), ante el progresivo desalineamiento de las expectativas de inflación para los próximos períodos”, señala el informe.
Contexto interno
En cuanto a la actividad económica de Uruguay, en el primer trimestre del año registró un crecimiento de 0,9% medida en términos desestacionalizados respecto al trimestre anterior, y de 0,6% en términos interanuales. A nivel de sectores, esa expansión interanual estuvo impulsada por la generación de energía hidráulica, acompañada por algunos sectores de servicios, lo que fue parcialmente compensado por la caída de la industria y la construcción. Desde la perspectiva del gasto, se registró una contracción de la demanda interna y un crecimiento de la demanda externa.
Mirando a futuro, el informe del BCU señala que los indicadores de alta frecuencia y proyecciones de corto plazo de los servicios, apuntan a una expansión de la actividad en los próximos dos trimestres, con un crecimiento moderado del consumo privado y la recomposición de la demanda externa neta. Sin embargo, en términos interanuales la proyección del PIB para la segunda mitad del año “refleja una senda inferior a la del informe anterior, lo que persistiría hasta mediados de 2025”.
Respecto a la evolución del Tipo de Cambio Real (TCR), se señala que el TCR Efectivo global se depreció 1,6% en el trimestre móvil cerrado a junio respecto al anterior, al impulso de la relación con Argentina. Por su parte, el TCR Efectivo bilateral respecto a países competidores de nuestros productos registró una leve apreciación.
Por su parte, el TCR de Fundamentos estimado por el BCU en base a un promedio de tres metodologías, se apreció levemente (0,3%) respecto al primer trimestre del año. El aumento de la productividad relativa impulsa la apreciación del TCR de Fundamentos, mientras que el descenso del gasto privado/PIB, la baja de los términos de intercambio y la menor relación del Gasto Público/PIB impactan en sentido contrario.
Por último, se menciona que el resultado del Sector Público Global mostró un déficit de 4,4% del PIB, y la deuda neta aumentó a 41,7% del PIB. “En términos más generales se mantienen las fortalezas financieras como la mayor participación de la moneda nacional en la deuda soberana, un perfil de vencimientos que no muestra presiones puntuales en los próximos años, el acceso a líneas de crédito contingentes con organismos internacionales y el nivel de los activos de reserva”, señala el informe. Esta solidez, agrega el documento, se refleja en la percepción de los mercados, donde el riesgo país y la deuda soberana recibieron mejoras en su calificación crediticia.
Riesgos en el horizonte
El Informe de Política Monetaria realiza sus estimaciones en un contexto de riesgos, por lo cual están sujetas a “un nivel de incertidumbre elevado”. En este documento en particular se advierte por la situación macrofinanciera de la región, el ritmo de salida de fase contractiva de la política monetaria en los países desarrollados, las dificultades para sostener el dinamismo de la economía china y el incremento de los conflictos geopolíticos a escala global.
Por su parte, a nivel doméstico se menciona el potencial desalineamiento de las expectativas de inflación respecto al rango meta y el ciclo político electoral que incluye la iniciativa de reforma constitucional que se someterá a consulta popular conjuntamente con las elecciones nacionales.
Entre los riesgos externos, el que tiene mayor posibilidad de materialización y de impacto sobre el nivel de actividad y sobre la inflación, son los crecientes desequilibrios macrofiscales en la región. Por su parte, los que mostraron un aumento en su posibilidad de materialización fueron la posibilidad de un escenario de estanflación (estancamiento con inflación) en Europa, aunque su impacto sería bajo, y los riesgos geopolíticos y cómo afectan los commodities, que tendrían un impacto medio, medio-alto sobre la economía local y sobre la inflación.
En cuanto a los riesgos domésticos, el informe del BCU señala que solo hay dos riesgos que podrían incidir sobre el nivel de actividad, aunque en ambos casos con baja posibilidad de materialización y de impacto, que son el desalineamiento de las expectativas de inflación respecto al rango meta, y el ciclo político electoral. Sin embargo, en relación a su impacto sobre la inflación, el informe del BCU menciona que el desalineamiento de las expectativas tendría un impacto medio-alto. En cuanto al ciclo político, se mantiene una baja expectativa de materialización y un bajo impacto en caso de materializarse.