José Carlos Mahía, senador del Frente Amplio
Al respecto del acuerdo de Seregnistas con el MPP para ir bajo un mismo sublema al Senado, Mahía resaltó en entrevista con CRÓNICAS que hoy el FA tiene menos disensos que antes y, además, resaltó que Orsi es “un pragmático y no un radical”, y que el radicalismo en el FA “es un cliché”. Sobre lo que va a hacer el FA con la educación si gobierna el próximo período, dijo que no se imagina una administración “refundacional”, destacó que los resultados educativos de esta administración “no son buenos” y que el 97% de las ATD de secundaria se manifestaron en contra de la propuesta de la transformación educativa.
Menú: El senador eligió de la carta pollo relleno de jamón, queso y morrón con crema champi, acompañado de papas rústicas, y para beber escogió agua sin gas. De postre, optó por tiramisú y pidió un café expreso para extender la sobremesa.
-Luego de las internas, Seregnistas acordó con la 609 para ir a las elecciones de octubre bajo un mismo sublema, que buscará, en gran medida, tener una bancada “orsista”. ¿Qué significa eso?
-Se trata de un acuerdo técnico desde el punto de vista electoral. Involucra siete departamentos, donde intercambiamos senadores con diputados y vamos a ir en presentaciones únicas. Hemos tenido coincidencias con la bancada de la 609 o con el Movimiento de Participación Popular (MPP) en una serie de temas previos incluso a este gobierno, pero de este gobierno las coincidencias fueron el posicionamiento ante la Ley de Urgente Consideración (LUC). En el Frente Amplio (FA) había un debate sobre si estar en contra de toda la ley o de algunos artículos y con el MPP acordamos un punto de vista que luego fue acompañado por toda la bancada, que fue ir con la postura de votar unos artículos y otros no. El segundo, fue con la decisión de candidatear a Fernando Pereira a la interna del FA y el tercero fue el acuerdo programático del Congreso, sobre el tipo de programa de gobierno del partido, que engloba los puntos de vista de todos los sectores.
-Habló de las coincidencias entre ambos sectores, pero, ¿cuáles son los puntos donde existen diferencias?
-Ahora hay menos. Hoy el FA tiene menos disensos, pero en algunos énfasis de política internacional no hemos tenido todos los acuerdos y después habrá que ver hacia adelante, pero en política económica hubo una fuerte reivindicación de Astori y del astorismo, y en realidad, no es que nosotros nos hayamos movido mucho, es que el eje de los acuerdos es más pragmático y tiende a mirar con esta visión.
-¿Astori hubiera apoyado a Orsi?
-Sí.
-¿Por qué?
-Por el escenario polarizado que presentaba la interna frenteamplista en el momento que nosotros tomamos la decisión, y creo que esa decisión ayudó a consolidar una corriente a favor de Yamandú. Desde el punto de vista de la construcción de acuerdos a lo largo de los últimos años, Astori hubiese acompañado esa decisión. Orsi es un pragmático y no es un radical, el radicalismo en el FA es un cliché. Hubo un camino de construcción previa para apoyar a Orsi. Obviamente nosotros tuvimos nuestras distancias con el MPP y somos organizaciones distintas. No quita que en el pasado hayamos tenido diferencias importantes, sobre todo durante el gobierno de Mujica, principalmente en los temas económicos. Pero a la larga, ambos espacios fueron garantía de gobernabilidad para la izquierda y el Uruguay. Y en eso Astori, que era muy institucionalista, jugó un rol muy importante.
-¿Cómo evalúa una designación de Gabriel Oddone a un hipotético Ministerio de Economía del FA?
-No lo hemos analizado porque no hay designación, pero es un hombre con mucha formación que ha tenido una visión similar a la que expresamos y él mismo se ha identificado con el astorismo. Por lo tanto, es un muy buen nombre para un Ministerio de Economía.
-Fernando Pereira, luego de que Oddone defendiera la existencia de la negociación colectiva y la desindexación, entre otras cosas, dijo que no era lo que defendía el FA. ¿Qué defiende el partido?
-Su programa. Después habrá que tomar desafíos en función de la realidad política con la que asuma el gobierno. Seguramente, el próximo gobierno tendrá una situación fiscal muy delicada que comparativamente es peor que la que heredó el actual en 2020. Tendrá un mayor endeudamiento externo, una cantidad de empleos de peor calidad que la que existía y una situación social muy compleja por el aumento de la pobreza infantil y general, además de atender otros compromisos.
-Uno de esos compromisos será la educación. ¿Qué enfoque le va a dar el FA si gobierna el próximo período?
-No hay que llegar con la actitud de pensar que inventamos la rueda. No me imagino una administración del FA en términos refundacionales en la educación. El programa del partido define con claridad qué líneas vamos a seguir, pero más allá de ello, diría que hay tres énfasis importantes. El primero es fortalecer la cobertura en educación inicial y primaria, dado que quedamos muy cerca de la universalización del nivel de tres años y se descontinuó. El segundo aspecto para señalar es que la educación media tiene un avance desde el punto de vista de la cobertura en las últimas décadas, pero ha fallado en la calidad educativa, en términos de retención de los estudiantes y que estos terminen en el tiempo que deberían terminar el ciclo educativo medio. Ahí hay que analizar las propuestas que hubo en materia de transformación educativa. La beca, como alternativa a esa propuesta economicista que hizo Álvaro Delgado y el apoyo de psicólogos y asistentes sociales son factores importantes, porque hoy llegamos con estudiantes y docentes con situaciones delicadas. Vos no podés enseñar solo tu materia si tenés situaciones delicadas no resueltas y que afectan el funcionamiento y aprendizaje de las personas. Por último, yo creo que la Universidad de la Educación debe ser una meta, con la disposición de conversar sobre la gobernanza. El error de este gobierno fue renunciar de pique a esta posibilidad y optar por un camino administrativo que después ni siquiera lo aceptó la propia Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) como un camino válido.
-¿Qué haría el FA con la reforma educativa?
-Es una reforma que empezaron muy tarde y los resultados educativos de esta administración, determinados por los propios indicadores, no son buenos. No es una cuestión política partidaria o sindical. Entonces, ya está medio saturado eso de echarle la culpa al FA de todo lo que no les sale bien. Nuestro énfasis estará puesto en la educación inicial, en la educación media y en el nivel terciario, en llegar a la Universidad de la Educación. Después viene potenciar los centros de tiempo completo y los liceos de tiempo extendido que empezaron con el FA y continuaron ahora, como también lo hizo el Plan Ceibal, que trascendió de una administración a otra. Cuando asuma el próximo gobierno ya habrán empezado las clases y ya estará todo en marcha, por lo tanto, hay un tiempo de analizar y tratar de hacer una gestión que no tenga en contra al conjunto de los docentes como pasa hoy.
¿Este gobierno los dejó de lado?
-El 97% de las Asambleas Técnico Docentes (ATD) de secundaria se manifestaron en contra de la propuesta de la transformación educativa. No hay un dato más objetivo que ese. Y eso que el programa de gobierno de la coalición que triunfó decía, en uno de sus puntos, que iba a tener en cuenta la opinión de las ATD, que están por ley. El desafío es tener a los docentes involucrados en los cambios educativos a realizar en la gestión, en cuanto al aula y los centros de estudio. El problema es que no podés estar en que la opinión del cuerpo docente sea excesivamente influyente ni prescindente, como ha sido en esta administración. Hay que tener un justo equilibrio.
-¿El enfoque por competencias es el adecuado?
-No me niego a tener eso como una posibilidad más, pero me parece que no se puede caer en dogmatismos. Esto se empezó a hacer con el FA en algunas áreas. Plantear esto como una bandera casi partidaria, cuando es una herramienta técnica como otras, me parece un error. Hay que mirar esto desde el punto de vista técnico y no como algo político partidario.
-El programa del FA busca reinstalar como obligatorio el Congreso Nacional de Educación, algo que este gobierno dejó como optativo. A su vez, se señala que el congreso deberá ser “políticamente vinculante”. ¿Qué significa eso?
-Que fija ideas y propuestas, pero quien decide, a nivel de la Constitución, es la ANEP, que tendrá sus potestades constitucionales. El Congreso Nacional de Educación es un gran cuco que sacude el oficialismo, que nunca generó inconvenientes en la gestión en gobiernos del FA.
-El “políticamente vinculante” da pie a pensar que ese mismo congreso puede influir en decisiones parlamentarias, por ejemplo.
-No, yo creo que hará propuestas para que la conducción de la educación tenga en cuenta, y ese va a ser su rol.
“Hay que plantearse una serie de cambios más allá de una administración”
-Hay un dato del Ineed que muestra que en 2023 solo el 51,6% terminó la educación obligatoria, un porcentaje que varía levemente si se lo compara con años anteriores, donde gobernaba el FA, lo que indica que, gobierne quien gobierne, es un problema sostenido. ¿Qué hace falta para generar un acuerdo a largo plazo como el que planteaba EDUY21?
-Es un problema estructural. Hay que plantearse una serie de cambios más allá de una administración. Algunas ideas que fueron exitosas en las distintas administraciones siguieron de largo… las escuelas de tiempo completo y los CERP, que se crearon bajo la administración de Rama, el FA profundizó en esas propuestas y utilizó esa base. Los liceos de tiempo extendido empezaron con el FA y siguieron ahora, el Plan Ceibal lo mismo. Hay continuidades de las que no hay que olvidarse y también es muy notorio que el encare debe ser mirar hacia adelante, pensando más allá de una administración.
Bono de US$ 6.000 de Delgado es “una propuesta de campaña como los 136 liceos de Talvi”
-¿Qué opina sobre la propuesta de Álvaro Delgado de otorgar un bono de US$ 6.000 a egresados de bachillerato provenientes de los quintiles 1 y 2?
-Es una propuesta de campaña como pudo haber sido la de los 136 liceos de Talvi en su momento. Creo que hay otras herramientas como las becas, que se redujeron en este gobierno, que tienen mayor profundidad e impacto, porque implican un seguimiento y no un estímulo al final. Además, creo que hay que trabajar en la línea de los apoyos educativos, como existieron maestros comunitarios y otras figuras.
-En el programa del FA están previstas las transferencias para incentivar mejoras educativas en los sectores más vulnerables. ¿En qué se diferencia esto con el bono de Delgado?
-El tema es el mecanismo, que es clave. Una cosa es hacerlo a través del sistema de becas y otra cosa es darles la plata al final. El programa “Yo Estudio y Trabajo” es una transferencia, en parte. Hay muchas herramientas, pero lo que no me gusta es que se haga una propuesta así.