* Darío Andrioli y Natalia Silva
La actividad del agro está caracterizada por los riesgos del clima y de los mercados, que determina una gran variabilidad en sus resultados económicos. Las últimas dos campañas estuvieron impactadas respectivamente por sequía y excesos de lluvias, a lo que se agregó la caída de los principales precios agropecuarios.
Estos factores generaron cambios de expectativas en varios subsectores del agro y la revisión de las decisiones de los productores agropecuarios, adaptándose a un nuevo marco menos favorable.
Clima y producción
En los cultivos de verano de 2023 la soja y el maíz presentaron caídas extraordinarias de productividad por el déficit hídrico, cuyos efectos aún inciden en varios productores. En particular, los rendimientos de soja cayeron 70% respecto de una campaña media, lo que determinó un descenso de 30% de las toneladas totales producidas por la agricultura y un impacto negativo en las finanzas de los productores.
Por su parte, en la zafra finalizada en junio de 2024 se recuperó el volumen de producción agrícola, respecto a la campaña anterior impactada por factores climáticos, aunque no logró superar los niveles de la zafra 2021-22.
Se destacaron en la última zafra los rendimientos máximos de trigo y cebada, mientras que por las lluvias la producción de soja no fue alta, presentó problemas de humedad y no posibilitó la esperada revancha. Por su parte el arroz, si bien el rendimiento dadas las circunstancias fue bueno, descendió respecto de ciclos anteriores.
Rendimientos de las tres últimas zafras agrícolas
Kg por ha 2021-22 | Kg por ha 2022-23 | Kg por ha 2023-24 | |
Trigo | 3.905 | 4.251 | 5.037 |
Cebada | 4.102 | 4.252 | 4.789 |
Colza | 1.813 | 1..687 | 1.596 |
Arroz | 9.300 | 9.647 | 8.800 |
Soja | 2.799 | 641 | 2.300 * |
Elaboración propia con base en datos Opypa, MGAP e INIA * Estimación
La producción lechera, que había crecido hasta febrero, afectada por el exceso de precipitaciones del otoño, cayó 10% en el trimestre abril/junio de 2024 y no pudo consolidar su recuperación post sequía.
Por su parte la faena vacuna en la zafra 2023-24 aumentó 5% en relación a la campaña anterior, mientras que la ganancia de kilogramos del stock ganadero disminuyó por menor nacimiento de terneros por el factor clima.
Menores precios con costos altos
Debido a la guerra en Ucrania, los precios internacionales de los productos agrícolas en la campaña 2021/22 tuvieron un significativo incremento, con valores máximos en junio 2022 que permitieron altos márgenes de rentabilidad. Pero en las dos zafras siguientes los precios de los cereales cayeron más de 30%, según el índice de precios de los cereales de FAO.
En particular, en la última zafra fue importante la caída de 20% de los precios internacionales de soja y trigo. La excepción fue el precio del arroz, que aumentó más de 20% y permitió a los productores locales obtener un mayor valor por bolsa producida.
Evolución de precios promedio de productos agrícolas
Elaboración: Carle & Andrioli con base en datos del Banco Mundial. Promedios ponderados
En relación a los precios del novillo gordo, en la última campaña se situaron por debajo de la anterior y recién a partir de julio de 2024 comenzaron a ubicarse levemente por encima. Por su parte, descendieron 12% los precios recibidos por los productores lecheros y en la zafra bajó 8% su poder de compra, según el índice elaborado por Inale.
Respecto a los costos de producción agrícola, en las campañas anteriores habían acumulado un incremento de 30%. En particular en la zafra 2022-23 aumentaron los costos de fertilizantes y combustibles por el conflicto bélico en Ucrania antes mencionado.
En el ciclo finalizado en junio de 2024 se adecuaron los costos de insumos y gasoil, pero los componentes de costos en pesos se incrementaron por la incidencia del descenso de la cotización del dólar, con una baja promedio de 3% en la zafra.
Si bien en el cierre de junio el dólar se ubicó en torno a $ 40, los costos de producción presentan desafíos para la rentabilidad del agro de la zafra que comienza. Los altos costos de producción se hacen más visibles en un marco de menores precios internacionales, y la rentabilidad afectada determina la revisión de las decisiones productivas de inversión y financiamiento.
Recalculando área e inversión
En ese marco de menor poder de compra, en la última zafra agrícola se ajustó a la baja la superficie sembrada. En la campaña 2023-24 el área cultivada fue de dos millones de hectáreas, 10% inferior a la anterior.
Se interrumpió la trayectoria de expansión de las tres zafras anteriores. La baja de área de la zafra fue por los cultivos de invierno, con descenso del orden de 10% para cebada y trigo y de 60% para la colza por razones de precio y rotaciones productivas.
Evolución de área sembrada por zafra (en miles de hectáreas)
Elaboración: Carle & Andrioli con base en datos de Estadísticas Agropecuarias del MGAP
Por su parte, en la última zafra desmejoraron las expectativas de los productores agrícolas y la incorporación de máquinas y equipos también descendió.
La inversión en máquinas agrícolas bajó 35% respecto a la campaña anterior, de acuerdo al Índice de Inversión en Maquinaria Agrícola que elabora nuestro Estudio con base de los valores importados de equipos agrícolas de la Dirección de Aduanas. Por lo tanto, cambia la tendencia de aumento de la inversión agrícola observada en las últimas cuatro campañas agrícolas, donde había crecido a tasas importantes.
Elaboración: Carle & Andrioli con base en datos de la Dirección de Aduanas
El mayor descenso de inversión fue en el primer semestre de la zafra, con caída interanual de 50%, mientras que en la segunda parte la baja fue menor. En la zafra bajó el área sembrada y la inversión agrícola, aunque como esta última lo hizo a mayor ritmo, también descendió el indicador de dólares invertidos por hectárea cultivada.
Mayor endeudamiento
En la zafra precedente el factor sequía afectó la producción y la liquidez de los productores, mientras que en la campaña recién finalizada las precipitaciones no permitieron recuperar las disponibilidades.
En consecuencia, el agro requirió financiamiento de proveedores y bancos, y las instituciones bancarias en su mayoría adecuaron los calendarios de pago de los productores afectados y mantuvieron la oferta de financiamiento, principalmente con destino a capital de trabajo.
Según información del Banco Central, los préstamos bancarios al agro a junio 2024 se ubicaron en U$S 3.640 millones, por lo que la campaña finalizó con deudas en valores máximos en dólares corrientes.
Por lo tanto, en la zafra se registró un incremento del crédito bancario al agro de 14% y en particular de oleaginosos 23%. Analizando con mayor perspectiva, en el último quinquenio los préstamos al agro han aumentado más de 50%.
Elaboración: Carle & Andrioli con base en datos del Banco Central del Uruguay
La campaña finalizó con una relación de deuda bancaria/producto agropecuario de 80%, superior a campañas anteriores. No obstante, no ha aumentado la morosidad ya que la tasa del sector es de 1.2%, en niveles similares a las dos zafras anteriores.
Desafíos y oportunidades en el nuevo escenario
Algunos subsectores del agro, impulsados por el desempeño del ciclo anterior, tienen la posibilidad de mantener su dinamismo. Para la zafra 2024-25 se prevé una expansión del área de trigo y cebada, y también del arroz, que por factor precio, incrementaría su superficie 15% según estimaciones de la Asociación de Cultivadores de Arroz.
Otros rubros como la pecuaria y la soja presentan desafíos en el nuevo ciclo. La soja, con niveles de precio varios escalones por debajo de años anteriores, abordará la nueva campaña con un escenario desafiante para su rentabilidad que determinará revisión del área a sembrar.
Por el lado del dólar, las expectativas de mercado relevadas por el Banco Central no prevén incrementos significativos de su cotización que contribuya a bajar los costos. Para la nueva zafra, la mediana proyectada de incremento del tipo de cambio es de 4%, mientras para el IPC es de 5.7%.
Con este contexto económico específico del agro menos favorable se requiere obtener mayores productividades para sostener la ecuación financiera. En este sentido, la tecnología e innovación aplicada puede brindar la oportunidad de mejora de costos e incremento de los rendimientos productivos.
Por su parte, para la cobertura de riesgos climáticos los seguros pueden ser instrumentos de utilidad, en la medida que sus costos de contratación sean adecuados para los productores. Además, para mitigar las sequías es clave incrementar la inversión en equipos de riego, disponiendo de beneficios tributarios por proyectos Comap pero que requieren financiamiento a largo plazo y condiciones para el repago de la inversión.
Actualmente la actividad del agro presenta retos por el cambio climático y la sostenibilidad relacionada al cuidado del ambiente, del suelo y del agua, entre otros. En la medida que el sector considere estos factores podrá atender mejor a las nuevas demandas y tendencias de los mercados y de los consumidores.
*Darío Andrioli: Contador Público. Diploma Program Management Development, Esade Barcelona. Socio Director de Carle & Andrioli, firma miembro de Geneva Group International Global Alliance. Mentor de Endeavor y Profesor de Universidad ORT.
*Natalia Silva: Contador Público. Certificado de especialización AMP Advanced Management Program de Esade Business School Barcelona. Socio- Gerente de Consultoría de Carle & Andrioli, firma miembro de Geneva Group International Global Alliance. Mentor de Endeavor y Profesor de Universidad ORT.