Ante la propuesta por parte del PIT-CNT de reducir la jornada laboral a 40 horas semanales para todos los sectores de la economía, varios en el ámbito productivo cuestionaron la iniciativa. Gabriel Murara, vicepresidente de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU), explicó a CRÓNICAS las distintas maneras en que esta norma podría afectar negativamente a nivel de productividad, competitividad y rentabilidad. A su vez, definió los peligros que presenta una reducción transversal a todos los sectores, e identificó a aquellos que podrían verse especialmente perjudicados.
Durante el último mes, el PIT-CNT propuso una ley para reducir la jornada laboral a 40 horas semanales sin pérdida salarial. La intención de la central sindical es que el proyecto se discuta en el Parlamento, y apuntan a que se apruebe durante el próximo período legislativo. Además, se reunirán con todos los candidatos presidenciales para discutir el tema.
Desde la organización argumentaron que esta medida contribuiría a la salud de los trabajadores y ayudaría a reducir las brechas de género por el efecto que tendría sobre los cuidados y el trabajo no remunerado. Marcelo Abdala, presidente de la central, aseguró que hay estudios que han demostrado que la reducción de la jornada “no afecta negativamente al empleo” e incluso “puede ayudar a mejorar la productividad”. Una de estas bases en las que apoyó el argumento fue un informe realizado por el Instituto Cuesta Duarte, que concedió que “es esperable que un menor tiempo de trabajo remunerado esté acompañado por mejoras en la productividad” a lo que “disminuye la fatiga y el estrés laboral”.
Efecto en la competitividad, rentabilidad y productividad
Consultado por CRÓNICAS, el vicepresidente de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU), Gabriel Murara, expresó que “primero hay que mirar el entorno de lo que está pasando en general” para poder evaluar la situación, y estudiar la viabilidad de esta propuesta. El jerarca enlistó una serie de características del sector productivo uruguayo, como los altos costos de producción y servicios, y un Estado “que en varias cosas no es eficiente”, que complican a nivel de competitividad y rentabilidad. “Si encima le agregamos una reducción horaria a nivel de todos los sectores”, en “un país que no tiene buena productividad”, la situación se agravaría aún más, apuntó.
Además, opinó que la medida “no apunta hacia donde va el mundo con el que tenemos que competir”, el “mundo productivo”. Nombró a países como China, Vietnam o Taiwán, que no han ido por la vía de adoptar estas normativas.
El subsecretario de industria, Walter Verri, comentó en una rueda de prensa que si bien “hay que poner el proyecto sobre la mesa para discutirlo” desde ninguna de las partes existe una posición definida por el momento. Aun así, declaró que “no es posible hablar de la reducción de la jornada laboral si no atamos eso a otro tipo de medidas, como la productividad”. Por otro lado, el vicepresidente de Micro y Pequeñas Empresas de la CIU, Leonardo García, advirtió que reducir la jornada podría encarecer aún más al Uruguay.
El peligro de una medida transversal y experiencias anteriores
El vicepresidente de la CIU también fue crítico con la propuesta de universalizar la medida, es decir, que abarque a todos los sectores por igual. En ese sentido, recordó que la legislación laboral actual “ya nos permite” hacer estas reducciones de jornada, como ha sucedido en el caso de los trabajadores del plástico, la metalurgia, la construcción o la bebida. En cuanto a los resultados de estas modificaciones pasadas, Murara ponderó que “habría que evaluar” cómo afectó esto a la productividad, cosa que no es sencillo de medir, y es “un tema muy importante”.
Sectores que se verían más afectados
Adicionalmente, el ejecutivo de la CIU observó que la imposición tendría un impacto especialmente negativo en todos los sectores que “son transables”, es decir, aquellos que implican la importación o exportación de bienes. “No podés importar transporte, salud o servicios”, ponderó, “pero aquellos que se dedican al comercio internacional tienen que competir, ya sea con Brasil, Argentina, Asia, o quien sea”. Consideró que “estos sectores se verían muy complicados” de aprobarse la normativa.