Ayer jueves el Banco Central Europeo (BCE) cumplió con las expectativas bajando la tasa de interés de referencia en un cuarto de punto porcentual (0,25%), situándola en el 3,5%. Esto representa el segundo recorte del año y tiene su sustento en el descenso registrado por la inflación y la necesidad de mantener el dinamismo de la actividad económica. No obstante, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, advirtió que la inflación podría ser más alta de lo previsto si los salarios o los beneficios aumentan más de lo esperado.
El BCE decidió realizar un nuevo recorte en sus tres tasas de interés. La tasa de referencia, la de facilidad de depósito (usada por los bancos para depósitos a un día en el eurosistema) se recortó en un cuarto de punto porcentual a 3,5%, mientras que la tasa para las operaciones principales de financiación (lo que pagan los bancos cuando toman prestado del BCE durante una semana) tuvo un ajuste de 60 puntos básicos, fijándose en 3,65%, y la facilidad marginal de crédito (que ofrece crédito a un día) también se ajustó a la baja en 60 puntos básicos, situándose en 3,9%. Lo anterior tendrá efecto a partir del 18 de setiembre de 2024.
Esta decisión se produce en un contexto de moderación de la inflación y ralentización de la actividad económica. “Sobre la base de la evaluación actualizada del Consejo de Gobierno de las perspectivas de inflación, la dinámica de la inflación subyacente y la intensidad de la transmisión de la política monetaria, resulta apropiado ahora dar un paso más en la moderación del grado de restricción de la política monetaria”, explicó el BCE en su comunicado.
El BCE busca estabilizar los precios en la eurozona, apoyar el crecimiento económico y asegurar una mejor transmisión de su política monetaria. La evolución de las políticas seguirá siendo observada de cerca por los mercados, especialmente en un contexto global donde otros bancos centrales, como la Reserva Federal de EEUU, también están ajustando sus políticas monetarias hacia una postura menos restrictiva.
Evolución de la inflación y el crecimiento
Christine Lagarde, presidenta del BCE, reiteró en la conferencia de prensa posterior a la reunión que las decisiones futuras sobre las tasas de interés estarán guiadas por los datos económicos disponibles en cada momento. “Tenemos la determinación de asegurar que la inflación vuelva a situarse pronto en nuestro objetivo del 2% a medio plazo. Mantendremos las tasas de interés oficiales en niveles suficientemente restrictivos durante el tiempo que sea necesario para lograr este objetivo”, manifestó. Por lo tanto, se seguirá evaluando la evolución de la inflación, la inflación subyacente y la efectividad de la política monetaria en la eurozona antes de tomar nuevas medidas.
“La inflación interna sigue siendo alta, ya que los salarios continúan subiendo a un ritmo elevado. Sin embargo, las presiones sobre los costos laborales se están moderando, y los beneficios están amortiguando parcialmente el impacto de las subidas salariales sobre la inflación”, explicó Lagarde.
Por el momento, la inflación está evolucionando conforme a las previsiones, con un aumento esperado hacia el final de este año debido al efecto base del descenso significativo de los precios de la energía registrado un año antes. Según las primeras estimaciones de Eurostat, la inflación en la eurozona estuvo en 2,2% en agosto, por debajo del 2,6 % registrado en julio y marcando el menor aumento de precios desde julio de 2021. Las previsiones de la inflación en años próximos se mantienen sin cambios respecto a las cifras de junio, con estimaciones del 2,5% para 2024, 2,2 % para 2025 y 1,9% para 2026. De esta forma, no se alcanzará el objetivo de estabilidad de precios del 2% hasta 2026.
La inflación subyacente (excluyendo energía y alimentos frescos) se mantiene alta, en el 2,8%. Esto se explica por la persistencia de la inflación en los servicios, aunque los expertos del BCE confían en un rápido descenso de la inflación subyacente en los próximos años. La expectativa es que esta se situará en el 2,9% en 2024 y en el 2,3% en 2025, mientras que se mantiene sin cambios en el 2% para 2026.
En términos de crecimiento económico, la eurozona tuvo un aumento del PIB del 0,2% en el segundo trimestre de 2024, por debajo de la previsión del 0,3%. Entre los países del bloque, Alemania, la mayor economía de la región, experimentó una contracción del 0,1% en el mismo periodo. Para 2024, se espera un crecimiento del 0,8%. Para 2025, un crecimiento del 1,3%, y del 1,5% para 2026.
Riesgos
“Esperamos que la recuperación se acelere con el tiempo, dado que la mejora de las rentas reales permitirá a los hogares consumir más. La desaparición gradual de los efectos de la política monetaria restrictiva debería respaldar el consumo y la inversión. Las exportaciones también deberían seguir contribuyendo a la recuperación a medida que mejora la demanda mundial” razonó Lagarde.
No obstante, la presidenta del BCE señaló que los riesgos para el crecimiento económico siguen inclinándose a la baja. Explicó que la disminución de la demanda de exportaciones de la zona del euro, por el debilitamiento de la economía mundial o por un aumento de las tensiones comerciales entre las principales economías, podría afectar negativamente al crecimiento. Añadió, además, que el crecimiento podría ser menor si los efectos demorados del endurecimiento de la política monetaria resultan ser más intensos de lo esperado.
En cuanto a la inflación, advirtió que podría ser más alta de lo previsto si los salarios o los beneficios aumentan más de lo esperado. Señaló que los riesgos al alza para la inflación también provienen de la escalada de las tensiones geopolíticas, que podrían llevar a un incremento en los precios de la energía y de los costes de los fletes a corto plazo. Asimismo, mencionó que una mayor propagación de la crisis climática podría causar un aumento en los precios de los alimentos.