“Entre 2020 y 2023 se apoyaron en promedio anual más del doble de proyectos que entre 2015 y 2019”

Susana Pecoy, directora nacional de Industrias

Durante esta gestión, el Ministerio de Industria (MIEM) tuvo como prioridades la promoción de la sostenibilidad industrial, la transición hacia tecnologías limpias y el impulso a sectores estratégicos como la biotecnología y las energías renovables, de acuerdo a la directora de Industrias, Susana Pecoy. Entrevistada por CRÓNICAS, resaltó las iniciativas del organismo para mejorar la competitividad, como la simplificación de trámites, incentivos fiscales y fondos especializados. También se refirió a la colaboración con la Cámara de Industrias para diseñar políticas alineadas con las necesidades del sector.

-¿Cuál considera que es la importancia de promover una industria más sostenible?

-Promover una industria más sostenible en Uruguay ha sido y debe seguir siendo una línea estratégica para nuestro Ministerio, no solo para internalizar el compromiso intergeneracional de aportar a garantizar un ambiente sano, sino también para fortalecer la economía y el desarrollo social del país.

Cada vez más países y bloques comerciales se alinean hacia regulaciones estrictas sobre las prácticas ambientales de sus proveedores, exigiendo estándares de sostenibilidad y responsabilidad ambiental. Para que los productos y servicios uruguayos puedan competir en mercados como el europeo o el norteamericano, la sostenibilidad se volverá un requisito esencial.

Implementar prácticas sostenibles, como el uso eficiente de energía y agua, no únicamente reduce el impacto ambiental, sino que también puede disminuir costos operativos para las industrias a largo plazo. La economía circular, por ejemplo, promueve la minimización y el aprovechamiento de residuos, lo cual reduce la necesidad de materias primas y minimiza los desechos. Estas prácticas pueden tener un efecto sobre el aumento de la competitividad y la resiliencia de la industria frente a futuras crisis de recursos o fluctuaciones en precios de determinados insumos.

-¿Cuáles son los mayores requerimientos de la transición hacia prácticas sostenibles en el sector?

-La transición hacia prácticas industriales sostenibles requiere nuevas habilidades, tecnologías y procesos, nuevos materiales y productos, lo cual genera oportunidades laborales en sectores emergentes, como las energías renovables, ecodiseño, reciclaje, biomateriales y la biotecnología. Además, fomenta la innovación, ya que las industrias buscan soluciones más limpias y eficientes, incentivando el desarrollo de talento local y fortaleciendo la oferta de conocimiento técnico y científico en el país. Pero es necesario seguir trabajando en fórmulas para que esto pueda ser económicamente factible y sostenible.

-¿Qué relación tiene esta transición con los criterios de sostenibilidad que utilizan los organismos multilaterales para otorgar créditos?

-El acceso a financiamiento de organismos internacionales y fondos de inversión está cada vez más vinculado a criterios de sostenibilidad. Uruguay puede beneficiarse de estos fondos para el desarrollo de proyectos sostenibles, ya que muchas instituciones financieras están priorizando inversiones verdes. Esto puede ser un impulso económico importante para sectores como la infraestructura, la energía renovable y la innovación sostenible.

Desde el MIEM y otros ministerios estamos trabajando de forma de visibilizar y promover avances e incorporación de modelos de economía circular, bioeconomía y sostenibilidad en las herramientas de apoyo a las inversiones, como los fondos de la Dirección Nacional de Industrias (DNI), pero también en el proceso de promoción de inversiones, estrategias y líneas de trabajo en economía circular y bioeconomía, así como estímulo a industrias de vanguardia como el hidrógeno verde y sus derivados.

-Por otro lado, un reclamo recurrente del sector es la falta de competitividad. ¿En qué iniciativas ha trabajado el MIEM para enfrentar ese problema?

-Es verdad que Uruguay no es un país particularmente barato para producir y que nuestros industriales día a día enfrentan distintos desafíos para poder ser competitivos, para incrementar el valor añadido a sus productos, para innovar y para aumentar la productividad.

Es por ello que en el MIEM hemos trabajado desde el comienzo del mandato en distintos instrumentos o acciones para favorecer la producción.

En primer lugar, hemos simplificado y potenciado algunos instrumentos de promoción industrial como es el régimen de Parques Industriales y Científico-Tecnológicos, que contaba con una reglamentación que generaba lentitudes en los procedimientos de habilitación que no acompasan los tiempos del sector privado, pero, sobre todo, incrementamos el atractivo para que las industrias puedan instalarse en parques habilitados. Estos instrumentos procuran generar desarrollo y descentralización productiva y de capacidades, optimización en la ubicación territorial y servicios, generación de sinergias y economías de escala. En este marco, hemos enviado un proyecto de ley ya aprobado para el comienzo de actividades del Parque Tecnológico Regional Norte y estamos participando actualmente en su Junta Directiva, que esperamos que sea un nodo de desarrollo e innovación para esa región del país.

También hemos exonerado de IRAE a las actividades de valorización de piedras semipreciosas, de forma de aportar a viabilizar un producto con alta demanda internacional, y en una zona del país que necesita ser apuntalada en sus oportunidades de desarrollo. En esta línea, hemos extendido la exoneración a las actividades biotecnológicas y de maquinaria agrícola.

A la vez, es importante nombrar la aprobación de los subprogramas de compras públicas para el sector de calzado y textil/vestimenta, que permiten acceder en mejores condiciones a ser proveedores del Estado en sectores muy condicionados por demanda externa con condiciones desiguales para competir y, finalmente, el acceso del papel tissue en el marco del régimen de convenio marco.

-Entre otras líneas de trabajo, el MIEM ha buscado soluciones para la industria de alimentos. ¿Qué puntos puede destacar al respecto?

-Hemos atendido un reclamo histórico de la industria de alimentos y hemos generado el mecanismo para el control y sanción ante incumplimientos u omisiones vinculadas a la conformidad de alimentos y bebidas importados para comercialización en el mercado interno, de forma de aportar a la igualdad de condiciones en el país con nuestra industria alimenticia.

Además, la simplificación de procedimientos para quienes quieren producir en nuestro país, como es el caso del Runaev (Registro Único Nacional de Alimentos, Empresas y Vehículos), permite agilizar y reducir costos a la industria alimenticia.

-En esta línea, ¿cuáles han sido los instrumentos de apoyo destinados a las empresas del rubro industrial?

-Desde el año 2020, la DNI ha aumentado la oferta de instrumentos de apoyo directo a las empresas industriales, donde es necesario atender particularidades inherentes a la heterogeneidad existente al interior de la industria. Además, existen sectores que se consideran estratégicos no solo por la dinámica potencial de los mismos, su generación de valor, el empleo de calidad que pueden demandar y su carácter innovador, sino también por la oportunidad que implica que sus avances puedan ser aplicados para mejorar y dar saltos de productividad o calidad en la forma de producir de la industria más tradicional. Por ello, en 2020, al Fondo Industrial se sumó el Fondo Biotecnológico y, a partir de 2021, el Fondo de Electrónica y Robótica, el Fondo de Economía Naranja y el Fondo de Vinculación Tecnológica, los cuales fueron mantenidos por todo el período presupuestal. Y los potenciamos. Tal es así que, entre 2020 y 2023, se apoyaron en promedio anual más del doble de proyectos que entre 2015 y 2019, y un 70% más en dólares, totalizando en los períodos mencionados 205 proyectos y casi US$ 5,1 millones. Y esto sin incluir 2024, donde aún continuamos en procesos de asignación con una alta demanda que alcanza casi 80 proyectos.


Un trabajo de cercanía con la industria

-¿Cómo ha sido el vínculo con la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU) y las gremiales industriales?

-Desde el inicio de este período hemos apostado por un trabajo cerca de la industria, y por ello hemos trabajado con la CIU y sus gremiales en estos años, a todos los niveles. Esto nos ha permitido tangibilizar los problemas reales de la industria a la hora de diseñar instrumentos de política, adaptar y aplicar instrumentos de estímulo teniendo en cuenta la óptica de lo que precisa el sector privado. Esto se ha enriquecido, justamente, del enfoque técnico de los equipos de ambas partes, que permite profesionalizar los resultados.

Estamos muy orgullosos de lo recorrido y, en este sentido, nos ha permitido generar una base para aumentar la apuesta. En el final del período seguimos con el mismo entusiasmo y estamos sentando bases a través de un proyecto conjunto desde nuestra dirección y la CIU con financiamiento BID, para poder empezar a diagramar una forma de articulación público-privada para una industria más competitiva desde la sostenibilidad y la innovación.

Hemos tenido que adaptarnos a una pandemia recién comenzado el gobierno, debiendo retrasar y encarar un nuevo escenario, por lo cual nuestras acciones de política tuvieron que modificarse. Pero hemos trabajado activamente escuchando y acercándonos a la industria en todo el territorio, y hacia el final del mandato seguimos sentando bases para continuar profundizando líneas de trabajo para el desarrollo industrial que verán los frutos en los siguientes períodos.