LEONARDO GARCÍA, PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE INDUSTRIAS DEL URUGUAY
El balance del presidente de la Cámara de Industria del Uruguay (CIU) sobre el 2024 es bueno, pese a que el desempeño haya sido “muy similar” al del 2023. Consciente de la importancia que tiene la competitividad, Leonardo García cree que uno de los factores más determinantes en este apartado es la energía y los costos que implican para el industrial. Considera que ese es un punto que se debe revisar, porque la transformación de la matriz energética “no repercute” en una mejora de la competitividad de la industria nacional.
¿Qué balance hace del desempeño del sector industrial en el 2024?
Los últimos datos que tenemos muestran que hubo un leve crecimiento de la actividad industrial, que cuando cerremos diciembre mostrará un crecimiento del 3%. Cuando se empiezan a depurar esos datos y se separa lo que es zona franca y lo que implicó la puesta en marcha de UPM 2, se ve que la situación no fue tan así, sino que el sector industrial se mantuvo muy parecido al desempeño de 2023.
¿Cuáles son los temas que más preocupan a la economía del sector?
Lo que más preocupa es el histórico tema de la competitividad. Hay muchos temas que hacen a la competitividad, como por ejemplo el tema de la energía. Uruguay, en los últimos 10 años, hizo una gran transformación en su matriz energética; pasamos de ser un país que dependía de la importación de la energía a ser uno que exporta, y que muchos de los meses el 100% de la energía que se usó fue de bases renovables. Pero eso nunca se trasladó a precios. El industrial y el ciudadano siguen pagando la energía más cara de la región, que es algo que se debe revisar, para que esa transformación de la matriz repercuta en una mejora de la competitividad de la industria nacional.
Está hablando de los costos.
Sí, porque la industria depende de la energía y es gran parte de sus costos. Entonces, este es un tema importante para analizar. Hay que promover que el sector privado pueda autogenerar su energía, que haya incentivos para ello y que se declaren peajes para que se le pueda comprar energía a privados. Creo que ayudaría mucho al sector industrial. Por otro lado, para ser genérico, debemos hablar de la capacitación y pensar en cómo preparar al personal, que cada vez es más permanente y debemos trabajar mucho en ello, que es algo que también va a impactar en la competitividad. Además, en algún momento deberemos hablar de las regulaciones del Estado y las sobrerregulaciones que hay, con los costos que eso implica para el sector privado y para producir. Hay trámites en el Estado que demoran mucho tiempo y que generan costos, como todos aquellos que hacen los alimentos o productos de cosmética, que tienen que pasar por el Ministerio de Salud Pública (MSP), con costos muy elevados y con mucha demora; donde las mipymes tienen el mismo costo que una empresa grande o una multinacional. Allí debe existir una diferenciación y bajar esos números. Un trámite en el MSP, por producto, cuesta US$ 1.300 y dura tres años, mientras que en otros lados dura 10. Imagine una microempresa que quiere lanzar cuatro o cinco productos, ¿cómo hace?
También podemos hablar del contrabando, que cuando la brecha cambiaria con Argentina estaba en su máximo, afectó mucho a la industria. Tenemos empresas que nos comentaban que sus ventas en el litoral habían caído entre un 30% y un 40%. El problema en Argentina se está regulando, pero ahora el inconveniente lo vamos a tener en Brasil. Tiene que haber controles y otros tipos de inspecciones, investigando lo que se está vendiendo en lugares informales. Hemos tenido socios de la Cámara que han manifestado que su competencia era su propia marca, pero del lado brasilero. Este es un tema muy importante a trabajar. Por último, hay que empezar a seguir las ventas online, donde hay evasión fiscal. Cualquiera puede traer productos del exterior y venderlos en línea sin pagar ningún tipo de impuestos, lo que genera un gran foco de evasión que afecta a la competitividad.
¿Cuáles son los grandes desafíos que tiene la industria en el corto y mediano plazo?
Tenemos que estar cada vez más pendientes de lo que pasa en la región y en el mundo. El gran desafío es ese, tratar de no perder pisada, que es lo que cuesta en Uruguay por una cuestión de tamaño. Además, debemos continuar trabajando cada vez más en los temas ambientales, en la economía circular y en el reciclaje, que hoy son puntos muy importantes.
En contrapartida, ¿cuáles son las fortalezas que tiene el sector, de cara a un futuro que muestra cierta incertidumbre a nivel global?
Cuando uno analiza qué exporta el país y qué produce, se da cuenta que somos muy buenos procesando las materias primas que producimos. Tenemos una capacidad instalada, que está por encima de lo que estamos produciendo. Ante una eventual demanda, ya sea externa o interna, estamos preparados para atenderla y el mejor ejemplo fue la pandemia, cuando se cerró todo y no hubo desabastecimientos. Tenemos la capacidad de reaccionar rápido y de ampliar lo que se está produciendo, porque hay capacidad instalada que no se está utilizando. Por otro lado, la estabilidad a nivel país es muy importante. Uruguay tiene una buena imagen, es un país estable tanto en su política económica como a nivel político, mostró confianza en los mercados y ese capital es algo que podemos aprovechar, que marca una fortaleza a nivel país y que se traslada a cada uno de los actores que están acá.
¿Cómo ve el acuerdo entre Mercosur y la Unión Europea? ¿Ve posibles escollos o cree que tendrá un buen final para ambas partes?
Hace 25 años que la CIU viene trabajando y colaborando en este acuerdo. Lo que se firmó es algo muy positivo, porque es un avance. Ahora, hay que seguir de cerca las negociaciones, para que se ratifique en los lugares que se tiene que ratificar. Siempre aparecen los miedos cuando va a haber una ampliación de mercado, de un lado y del otro, que es algo normal. Pienso que va a llegar a buen puerto y si somos inteligentes y seguimos apoyando las negociaciones muy de cerca, creo que el contexto del Mercosur y a nivel europeo está todo dado para que esto avance. Desde nuestro lugar, debemos seguir trabajando con los gobiernos para colaborar en todos los aspectos para que esto salga adelante.
¿Qué visión tiene de los otros acuerdos que se manejan?
Debemos estar muy atentos a qué hace Argentina con Estados Unidos; hay que estar muy cerca y monitorear cómo fluye esa relación entre Milei y Trump.
¿Por el futuro del Mercosur?
No, para estar cerca y prendernos. Yo no le tengo miedo a que distorsione o rompa con el Mercosur, porque eso no le va a servir a Argentina. Pero si irá firmemente hacia la posibilidad de avanzar en un tratado con Estados Unidos, como también lo quisimos hacer nosotros en su momento. En definitiva, hay que estar muy atentos, mirando cómo evoluciona y tratar de colarnos en ese acuerdo. Y eso va a ser rápido. A diferencia de otras ocasiones y a lo que estamos acostumbrados, creo que nos encontramos con dos presidentes que ejecutan muy rápido, provenientes de un ámbito no tradicional y no político, con otra manera de mirar y hacer las cosas. Creo que el presidente electo tiene una visión muy clara sobre que Uruguay debe hacer la mayor cantidad de tratados posibles, porque eso beneficia a la economía del país.
¿Cuáles son los temas que le plantearán al gobierno cuando asuma?
Nosotros vamos a seguir con el documento que presentó Fernando Pache en el Día de la Industria, que tiene seis vectores distintos y que Yamandú Orsi y su equipo ya conocen. En breve nos reuniremos nuevamente con su equipo y asesores, para seguir trabajando en ese documento y ver en qué coincidimos y en qué podemos avanzar. En su momento, a Orsi le impresionó de buena manera ese documento.
¿Cómo vislumbra el 2025 para la industria?
Este año empezó un poco complicado, con una caída muy fuerte al principio y después empezó a levantar. El 2025 no va a ser muy diferente al 2024, pero hay que seguir muy de cerca qué pasa con Argentina y cuál es su evolución, porque Argentina nos tracciona y se le va bien, nos va ayudar, y también hay que seguir de cerca a Brasil. A la inversa de lo que venía sucediendo, hay que monitorear lo que ocurre con Brasil, porque una parte significativa de nuestra industria depende del mercado brasilero. Veo una industria estable, sin altas tasas de crecimiento y si crece por fuera de los números actuales va a ser por la segunda planta de UPM. Hay que seguir fomentando las inversiones, ser flexibles con la ley de Inversiones y ser más ágiles con la Comap, además de dar seguridad. Si damos seguridad jurídica y apoyamos las inversiones del sector privado, vamos a poder crecer más.