El IVA personalizado en Uruguay: ¿Hacia una mayor equidad fiscal?

Galante & Martins

El Impuesto al Valor Agregado (IVA) es el tributo con mayor impacto en la recaudación de Uruguay, pero su diseño actual lo convierte en uno de los impuestos más regresivos. En este artículo, exploramos el funcionamiento del IVA tradicional, los conceptos detrás del IVA personalizado, los desafíos que enfrenta su implementación, y proponemos una visión más equitativa para el diseño de los impuestos al consumo en el país.

Por Cra. Cecilia Santucho Duarte (*)

¿Qué es el IVA?

El IVA es un tributo indirecto que grava el consumo de bienes y servicios. Se aplica en cada etapa del proceso de producción y distribución. Es un impuesto ampliamente utilizado porque asegura una recaudación constante para financiar servicios públicos, aunque suele ser criticado por su carácter regresivo, ya que afecta proporcionalmente más a los consumidores de menores ingresos.

El IVA de consumo final es aquel que recae directamente sobre el consumidor al adquirir bienes o servicios. En este caso, el consumidor final no tiene posibilidad de deducir o recuperar el impuesto, ya que no lo utiliza en una cadena productiva, sino para su consumo personal. En contraste, las empresas que forman parte de la cadena de producción o distribución tienen derecho a deducir el IVA que pagaron en sus insumos, lo que se conoce como “crédito fiscal”. Esto significa que, en última instancia, todo el peso del IVA recae sobre el consumidor final, consolidando su rol como un impuesto indirecto al consumo.

Este diseño es uno de los puntos que refuerza el carácter regresivo del IVA, ya que los hogares de menores ingresos suelen destinar una mayor proporción de su presupuesto al consumo y, por ende, pagan proporcionalmente más IVA que los de ingresos altos.

Tasas de IVA en Uruguay

En Uruguay, el IVA tiene diferentes tasas que se aplican según el tipo de bien o servicio consumido. Estas tasas buscan equilibrar la carga impositiva entre bienes esenciales y no esenciales, aunque su diseño ha sido objeto de críticas por su impacto regresivo.

Tasas de IVA en Uruguay:

  • Tasa básica: 22%. Se aplica a la mayoría de los bienes y servicios, como ropa, electrodomésticos, muebles y combustibles.
  • Tasa mínima: 10%. Se aplica a bienes de primera necesidad para hacerlos más accesibles, como alimentos no procesados (frutas, verduras, pan fresco), medicamentos y servicios de salud privados.
  • Tasa 0% (exonerados): algunos bienes y servicios están exentos de IVA, lo que significa que no se paga este impuesto al adquirirlos. Esto busca fomentar el acceso a ciertos bienes esenciales o incentivar sectores estratégicos.

Comparación del IVA en Uruguay con tasas regionales y globales

El IVA en Uruguay se sitúa con una tasa base del 22%, lo que lo coloca entre las más altas de América Latina y del mundo. Este nivel de imposición ha generado debates sobre su impacto tanto en el consumo como en la recaudación fiscal.

En América Latina, el panorama del IVA es variado. El promedio regional se encuentra entre el 16% y el 18%, con algunos países teniendo tasas que superan el 20%.

En Europa, las tasas de IVA son altas, con un promedio que oscila entre el 20% y el 21%. Sin embargo, las estructuras europeas ofrecen una mayor variedad en las tasas, con reducciones y exenciones que buscan aliviar los costos de productos esenciales. Uruguay, al tener una tasa general del 22%, se asemeja más a los países europeos que a los latinoamericanos. Sin embargo, su estructura de gasto social no es tan amplia como en Europa, lo que hace que el impacto del IVA se perciba de manera más regresiva en términos de equidad fiscal.

En Asia y África, las tasas son significativamente más bajas, oscilan en el entorno del 10% y el 15%. En estos casos, las tasas más bajas buscan favorecer un crecimiento económico y una mayor accesibilidad al consumo.

¿Qué es el IVA personalizado?

El IVA personalizado es una propuesta o modelo de aplicación del IVA que busca adaptarse a las características particulares de los contribuyentes o a las distintas capacidades económicas de los consumidores. Su objetivo principal es lograr una mayor equidad fiscal al gravar de manera diferenciada ciertos bienes y servicios según el perfil del comprador o la naturaleza del consumo.

Principios del IVA personalizado:

  • Tasas diferenciadas según la capacidad de pago: en lugar de una tasa única, se aplican diferentes tasas de IVA basadas en el nivel de ingresos o en el tipo de bien o servicio adquirido.
  • Tasa reducida para bienes esenciales: las necesidades básicas como alimentos, medicamentos, servicios de salud o transporte público tendrían una carga impositiva menor o estarían exentas. Esto busca garantizar el acceso equitativo a productos esenciales y aliviar la carga fiscal sobre los sectores más vulnerables.
  • Gravamen mayor para productos de lujo o no esenciales: los bienes de lujo, como automóviles de alta gama, productos electrónicos avanzados, o servicios no esenciales, estarían gravados a tasas más altas para aumentar la recaudación sin afectar tanto a los sectores más bajos. Esto también podría ayudar a disminuir el consumo de bienes de lujo en exceso, fomentando un patrón de consumo más sostenible.
  • Incentivo a la inversión y consumo inteligente: el IVA personalizado busca desincentivar el consumo desproporcionado de bienes y servicios que contribuyen a la desigualdad fiscal, al tiempo que fomenta el consumo de bienes necesarios.

Beneficios y retos del IVA personalizado

En este tipo de modificaciones existen diferentes ópticas donde podemos divisar ventajas y desventajas. Dentro de las primeras, podemos establecer la mayor equidad fiscal, al aliviar el peso del IVA en las clases más bajas, y la posibilidad de una recaudación más justa, que no perjudique a los sectores más vulnerables. En cuanto a las desventajas, puede complejizar el sistema fiscal, dificultando la aplicación y fiscalización de las tasas diferenciadas y además exige un monitoreo más exhaustivo para evitar evasión o el uso indebido de tasas reducidas.

El IVA personalizado podría ser una herramienta clave para hacer más progresiva la carga tributaria en países como Uruguay, donde las tasas son consideradas altas y su impacto regresivo genera debates en torno a la equidad fiscal.

Implementar un IVA personalizado requiere una serie de estructuras y reformas que permitan aplicar tasas diferenciadas de acuerdo con las características del consumo y la capacidad económica de los contribuyentes. Entre ellas, destacan la definición y clasificación de los bienes y servicios, establecer la tasa diferenciada, generar métodos de regulación y monitoreo, implementar un sistema de exoneraciones y reducciones. Es importante modificar y crear una reforma tributaria que establezca normas y regulaciones, lo que implica instancias de capacitación y concientización. De más está decir que son sumamente necesarias plataformas tecnológicas que faciliten el cálculo automático del mismo.

Si bien puede ser un cambio trascendental a nivel impositivo, creo que, al día de la fecha, aún no estamos en condiciones de poder generar el cambio, al menos en el 2025.

(*) Integrante del Equipo de Galante & Martins