Menos brecha, más futuro: el camino hacia la igualdad en Uruguay

Por Carmen Correa, CEO de Pro Mujer

Cada 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer nos invita a reflexionar sobre los avances logrados y los desafíos que aún persisten en la lucha por la igualdad de género. En Uruguay, si bien hemos conquistado derechos fundamentales, las brechas siguen siendo una realidad que limita el desarrollo de miles de mujeres.

Nuestro país ha alcanzado un alto nivel de desarrollo humano, pero cuando analizamos los datos con perspectiva de género, la desigualdad se hace evidente. El Índice de Desigualdad de Género (IDG 0.288) sigue siendo menor que el Índice de Desarrollo Humano (IDH 0.817), lo que refleja la falta de acceso equitativo a oportunidades. Estas brechas se ven en todos los ámbitos: en la representación política, en el mundo laboral y en la distribución de las tareas del hogar, de acuerdo con información de ONU Mujeres.

Hoy, Uruguay ocupa el puesto 96 a nivel mundial en participación de mujeres en el Parlamento, con sólo un 25,3% de representación, quedando atrás de países vecinos como México, Argentina, Chile y Costa Rica. En el sector empresarial, la desigualdad también es marcada: solo el 11% de las empresas en Uruguay tienen mujeres en puestos directivos. Y en los hogares, el 45,7% de las mujeres se dedica al cuidado de personas dependientes, frente al 32,4% de los hombres.

Frente a este escenario, debemos preguntarnos: ¿qué más podemos hacer para que la igualdad de oportunidades sea una realidad y no solo una aspiración?

Primero, es necesario entender que el mundo ha cambiado, y con él, también deben cambiar las herramientas para cerrar la brecha de género. Hace tres décadas, el acceso de las mujeres a la educación y al empleo formal era aún más limitado. Hoy, con la digitalización y los avances tecnológicos, tenemos una oportunidad única para impulsar su desarrollo. Pero el progreso no ocurre solo: necesita voluntad, compromiso y acciones concretas.

Desde Pro Mujer -empresa social que lidera el avance hacia la igualdad de género en América Latina-, entendemos que para transformar la realidad debemos evolucionar. Por eso, apostamos por la digitalización de nuestros servicios, el uso de tecnología para ampliar nuestro alcance y la creación de alianzas estratégicas que fortalezcan el acceso de las mujeres a capacitación, salud e inclusión financiera. Creemos en un modelo sostenible que fortalezca a las mujeres a lo largo de toda su vida, asegurándonos de que ninguna quede atrás.

El futuro de la equidad de género en Uruguay y en la región depende de todos: del compromiso del sector privado, de políticas públicas que promuevan un cambio real y de la determinación de la sociedad en su conjunto.  Este 8 de marzo, hagamos un llamado a la acción. Trabajemos por un país donde las mujeres no solo tengan un asiento en la mesa de decisiones, sino que sean protagonistas del cambio. Porque la equidad de género no es una tendencia, es una cuestión de justicia social.