El debate sobre el IVA personalizado entre equidad y riesgos

El doctor Fernando Belhot es especialista en Fiscalidad Internacional y doctor en Derecho y Ciencias Sociales. En esta entrevista, analiza los desafíos y riesgos del IVA personalizado, una herramienta fiscal en debate, señalando sus posibles implicancias técnicas, administrativas y éticas.

Se está debatiendo la posibilidad de implementar un IVA personalizado. ¿En qué consiste esta herramienta fiscal?

El IVA personalizado es un mecanismo que busca ajustar el impuesto al valor agregado (IVA) en función de las características del consumidor, como sus ingresos o sus hábitos de compra. Se ha mencionado como parte de una posible reforma fiscal en la que estaría trabajando el nuevo gobierno.

Sus defensores argumentan que aumentaría la equidad fiscal. ¿Cree que este sistema podría contribuir a una mayor justicia tributaria?

Si bien el objetivo de mejorar la equidad fiscal es válido y merece ser discutido, no creo que el IVA personalizado sea la herramienta adecuada para alcanzarlo. La idea de que las personas con menores ingresos pagarían menos por los bienes de primera necesidad parte de la premisa de que actualmente soportan una carga fiscal desproporcionada en este ámbito, cuando en realidad la mayoría de esos bienes ya están exonerados o tributan a la tasa mínima.

Además, este tipo de sistema podría generar inequidades dentro de los mismos sectores de menores ingresos. La definición de que consumidores se benefician de tasas más bajas y en qué condiciones, podría ser arbitraria o susceptible a errores, generando situaciones en las que personas con niveles de ingresos similares reciban un tratamiento fiscal distinto.

Por otro lado, el IVA es un tributo de aplicación generalizada cuya simplicidad y neutralidad permiten su eficiente recaudación. Introducir un sistema personalizado lo haría más complejo y costoso de administrar, lo que podría terminar afectando negativamente la recaudación y, en última instancia, los recursos destinados a políticas sociales.

Por todo esto, no veo que el beneficio que se pretende alcanzar justifique los costos y dificultades que generaría este modelo de tributación.

¿Cuáles podrían ser los efectos negativos de su implementación?

En primer lugar, para que el IVA personalizado funcione, habría que gravar bienes que hoy están exentos y generalizar un IVA básico para el resto de los bienes, aunque fuera con una tasa menor. Esto podría generar efectos contraproducentes.

Además, se argumenta que podría usarse para desincentivar el consumo de bienes «nocivos», pero considero que esa no debería ser la función de un tributo neutro como el IVA. Ya existen impuestos específicos para productos como los cigarrillos o las bebidas alcohólicas.

Desde el punto de vista administrativo, ¿qué dificultades podría presentar?

Sería una herramienta compleja de implementar y aumentaría los costos de gestión. La administración tributaria debería recopilar y procesar una enorme cantidad de información para aplicar tasas diferenciadas a cada persona según sus características individuales. Es posible que los costos de administración superen los beneficios.

¿Existe también el riesgo de aumentar la evasión fiscal?

Sin dudas. Un IVA personalizado podría generar incentivos para la informalidad, ya que algunos contribuyentes podrían intentar manipular sus datos para obtener tasas más bajas. Al ser un sistema complejo, podría aumentar los riesgos de fraude y evasión fiscal.

Usted menciona que también existe un problema ético. ¿A qué se refiere?

El mayor problema es la intromisión en la privacidad de los ciudadanos. Para aplicar un IVA personalizado, la autoridad fiscal debería acceder a información detallada sobre los hábitos de consumo y la situación financiera de cada persona. Esto podría representar una violación de un derecho humano fundamental: el derecho a la privacidad, que está consagrado en la Constitución.

¿Existen precedentes en otros países de un sistema similar?

No tengo conocimiento de ningún país que haya implementado un IVA integralmente personalizado. Existen sistemas con tasas diferenciadas según el tipo de bien o servicio, pero no a nivel individual.

En conclusión, ¿cuál es su opinión sobre la propuesta del IVA personalizado?

Desde un punto de vista técnico, administrativo y ético, el IVA personalizado presenta una serie de desafíos que deben analizarse con detenimiento. Si bien su objetivo declarado es mejorar la equidad fiscal, su aplicación práctica plantea interrogantes sobre su eficacia, costos de administración y posibles impactos en la informalidad económica.

Un sistema tributario debe ser eficiente, claro y sostenible, y la introducción de un mecanismo tan complejo podría generar distorsiones no previstas. Además, la posibilidad de que este modelo afecte la privacidad de los ciudadanos y aumente los incentivos para la elusión y la evasión fiscal es un factor que no puede ser subestimado.

Por otro lado, el contexto internacional muestra que ningún país ha implementado un IVA personalizado de forma integral, lo que sugiere que los desafíos que plantea pueden superar sus beneficios esperados. Será interesante observar cómo el gobierno responde a estas interrogantes en caso de seguir adelante con la idea y cómo planea mitigar los posibles riesgos que conlleva.