El Fondo Monetario Internacional publicó, esta semana, el informe WEO en Washington donde estableció nuevos ajustes a las perspectivas de crecimiento mundial, al mismo tiempo que identificó algunos riesgos latentes para la estabilidad internacional. Según el economista jefe del FMI, Maurice Obstfeld, aún no se puede asegurar que se esté libre de peligros, aunque haya indicios de recuperación.
Las tormentas y el susto por algunos sucesos puntuales ocurridos durante 2016 parecen estar aplacándose, y el mundo va camino, por el momento, a acomodarse a la nueva realidad económica y política, para volver a cierta normalidad.
Según datos del Fondo Monetario Internacional, la economía mundial tuvo cierta aceleración en el último trimestre de 2016, “una tendencia que previsiblemente continuará”, estiman en su informe WEO. A propósito de esto, se proyecta que el crecimiento mundial aumente de un 3,1% estimado para 2016 a 3,5% en 2017 y 3,6% en 2018.
En las economías avanzadas, explica el informe, el repunte responderá, ante todo, al aumento proyectado del crecimiento de Estados Unidos, “cuya actividad se vio frenada en 2016 por el ajuste de las existencias y la debilidad de la inversión”, detalla.
Si bien las correcciones de los pronósticos de crecimiento mundial para 2017 y 2018 respecto de la edición de octubre de 2016 del informe WEO no son significativas, hubo cambios sensibles en los pronósticos individuales por grupos de países y de países tomados de manera aislada, explica el documento.
De hecho, se espera que el crecimiento dé un salto importante en el grupo de las economías de mercados emergentes y en desarrollo, al mismo tiempo que la actividad se debilitaría más de lo previsto en algunas economías grandes, lo cual reflejó pequeñas revisiones a la baja de las perspectivas de crecimiento del grupo en 2017.
Para el FMI, “en el ámbito nacional, las políticas deberían procurar apuntalar la demanda y sanear los balances en los casos en que sea necesario y factible hacerlo; impulsar la productividad, la oferta de mano de obra y la inversión a través de reformas estructurales y medidas fiscales que propicien la oferta; modernizar la infraestructura pública, y brindar respaldo a quienes se hayan visto desplazados por transformaciones estructurales tales como los cambios tecnológicos y la globalización”.
Las revisiones
Entre las economías más avanzadas, el FMI revisó al alza las proyecciones de crecimiento de Estados Unidos dado que se espera que se ponga en marcha una distensión de la política fiscal como consecuencia del ligero aumento de la confianza, que, de continuar, reforzará el empuje cíclico.
También los pronósticos de crecimiento para 2017 y 2018 fueron revisados al alza en los casos de China, gracias a políticas de respaldo más fuertes de lo previsto, y Rusia, cuya actividad parece haber tocado fondo y cuya recuperación se ha reforzado por efecto del alza de los precios del petróleo.
Al mismo tiempo, los riesgos continúan inclinándose a la baja y las políticas están rodeadas de gran incertidumbre. “El optimismo de los mercados encierra una posibilidad más concreta de mejoras a corto plazo; sin embargo, teniendo en cuenta las fuentes de incertidumbre, es posible que la aversión al riesgo aumente con fuerza”, declara el informe WEO, y presenta una serie de causas de incertidumbre que aquejan a la economía mundial.
Al FMI le preocupa que se genere un giro de las políticas que lleve a los países a replegarse en sí mismos y los dirija incluso hacia el proteccionismo que se vea reflejado en menos crecimiento mundial debido a la disminución del comercio internacional y de los flujos de inversión. A su vez, el informe menciona el alza de las tasas de interés estadounidenses que si fueran más rápidas de lo esperado podría acelerar la contracción de las condiciones financieras mundiales y provocar una fuerte apreciación del dólar, con repercusiones desfavorables para las economías vulnerables.
Además, establece como riesgo “el endurecimiento de las condiciones financieras de las economías de mercados emergentes, riesgo que se hace más probable si se tienen en cuenta las crecientes vulnerabilidades del sistema financiero chino, asociadas a la rápida expansión del crédito y la continua debilidad de los balances de otras economías de mercados emergentes”.
Otro riesgo latente es el de la formación de un círculo vicioso entre la debilidad de la demanda, el bajo nivel de inflación, la fragilidad de los balances y el escaso crecimiento de la productividad en algunas economías avanzadas, que operan con elevados niveles de sobrecapacidad.
Además, el FMI pone atención en actores no económicos como tensiones geopolíticas, enfrentamientos políticos internos, “riesgos generados por la mala gobernanza y la corrupción, fenómenos meteorológicos extremos, y terrorismo e inquietudes en torno a la seguridad”, sentencia el organismo.
“Muchos de los retos que enfrenta la economía mundial requieren medidas nacionales respaldadas por la cooperación multilateral. Algunos de los ámbitos críticos para la acción colectiva son el de preservar un sistema comercial abierto, salvaguardar la estabilidad financiera mundial, lograr sistemas tributarios equitativos, continuar brindando respaldo a los países de bajo ingreso en la consecución de sus objetivos de desarrollo, y facilitar la mitigación y adaptación al cambio climático”, concluye el FMI.
Lo dicen los que saben
Según publicó Maurice Obstfeld, economista jefe del FMI, aún persiste el interrogante de si podrá mantenerse el impulso actual. “Se presentan posibilidades claras de una evolución positiva. En las economías avanzadas, la confianza de los consumidores y las empresas podría seguir mejorando, aunque los indicadores de confianza ya muestran niveles relativamente elevados. Por el otro lado, la economía mundial aún enfrenta vientos en contra”, destaca el además académico de la Universidad de California.
“La economía mundial puede estar cobrando impulso, pero no podemos estar seguros de que haya pasado el peligro”, agrega al mismo tiempo que vuelve a resaltar la importancia del compromiso multilateral para respaldar el comercio, que debe hacerse con la conjugación de “iniciativas a escala nacional que ayuden a los trabajadores perjudicados por una serie de transformaciones económicas estructurales, incluidas las relaciones con el comercio”.
Perspectivas para Uruguay se corrigieron al alza
El informe WEO, también incluyó una actualización de las proyecciones del organismo para la actividad local, que incluyen una corrección al alza del crecimiento esperado. Después de un año lleno de fantasmas en torno a la economía local, finalmente el FMI mejoró la proyección de crecimiento de la economía uruguaya para este año de 1,4% a 1,6%. Se trata de un crecimiento estimado similar al de 2016 cuando el incremento de la actividad económica fue de 1,5%, y sube dos décimas de punto porcentual al 1,4% que el organismo había proyectado cuando una misión de técnicos visitó Uruguay en diciembre. De todas maneras, algunos analistas, al igual que el gobierno estiman que PIB crecerá más de lo estimado por el FMI, y lo hará entre un 2% y 3%.
En tanto, el organismo espera que la actividad local se acelere nuevamente en 2018, año para el que espera una expansión de 2,6%.
No obstante, el FMI sigue previendo que la inflación continuará por fuera del rango objetivo fijado por el equipo económico (de entre 3% y 7%), cerrando este año en un nivel de 8,4%. El 2018 se desaceleraría el ritmo de crecimiento del nivel de precios para cerrar en un 7,1%, dato que de todas formas, persiste por encima de la meta oficial.